20 Jun
El Sexenio Democrático o Revolucionario (1868-1874)
1. Introducción
El Sexenio Democrático o Revolucionario, periodo crucial en la historia de España, abarca desde el triunfo de la Revolución de septiembre de 1868 hasta el pronunciamiento de diciembre de 1874, que marcó el inicio de la Restauración borbónica. Este periodo se caracterizó por la profunda crisis del régimen de Isabel II, que culminó en 1866 en medio de una grave crisis económica y política, generando un profundo descontento social que allanó el camino para la Revolución de 1868.
Crisis Económica
La crisis económica, de gran intensidad, se manifestó en tres aspectos principales:
- Crisis financiera: Provocada por la quiebra de compañías ferroviarias.
- Crisis agraria: Una serie de sequías provocó el aumento del precio del pan y una grave crisis en el sector.
- Desempleo: Se produjo un aumento alarmante del paro.
Crisis Política
El régimen isabelino, ya de por sí impopular, se volvió aún más reaccionario bajo el control de un grupo de moderados conocidos como»la camarill». Estos, acusados de corrupción e ineficacia, gozaban del favoritismo de la reina, lo que agravó la crisis. La falta de respuesta del gobierno ante los problemas del país provocó diversos levantamientos violentos, como el de los Sargentos en el Cuartel de San Gil en junio de 1866, sofocado con dureza por O’Donnell. Esta demostración de fuerza le costó el puesto a O’Donnell, siendo reemplazado por Narváez y posteriormente por González Bravo, quien instauró una dictadura civil gobernando por decretos, con las Cortes cerradas y sin oposición parlamentaria.
El Pacto de Ostende y la antesala de la Revolución
Las fuerzas políticas excluidas del poder, progresistas y demócratas, optaron por la conspiración. A ellos se unió la Unión Liberal, liderada por el general Serrano tras la muerte de O’Donnell, indignados por el desprecio de Isabel II hacia este. En agosto de 1866, progresistas, liderados por Prim, y demócratas firmaron el Pacto de Ostende, un acuerdo para derrocar a la reina e instaurar un nuevo sistema político. Al año siguiente se sumó la Unión Liberal, preparando el levantamiento que tendría lugar en 1868. La Revolución de 1868, conocida como»La Glorios», abriría un nuevo periodo en el que afloraron diversas ideologías que se habían gestado durante el final del reinado de Isabel II, al margen del liberalismo oficial: federalismo, republicanismo, democracia popular, etc. Los revolucionarios experimentarían con estos modelos, dando lugar a una rápida sucesión de cambios políticos: una revolución, un destronamiento, un régimen provisional, una regencia, una monarquía democrática, una abdicación, una república federal, una república unitaria, un golpe de Estado, otro régimen provisional, una nueva regencia y, finalmente, la restauración de la monarquía que inicialmente había sido derrocada. Todo esto en un periodo de apenas seis años. Cada modelo fracasaría, ya que cada grupo ideológico buscaba detentar el poder en solitario, enfrentándose a los demás. Diversos problemas, como la crisis económica, la guerra carlista, la guerra cantonalista, la guerra de Cuba, el radicalismo político y el aumento de la conflictividad social, acabarían con el experimento democrático del Sexenio, imponiendo el regreso de la monarquía borbónica.
2. La Revolución de 1868 «La Glorios»)
El 17 de septiembre de 1868, la revolución se inició con la sublevación del almirante Topete en la Bahía de Cádiz, con el apoyo de los generales Prim (progresista) y Serrano (Unión Liberal). Un manifiesto, con el lema»Viva España con honr» al que el pueblo añadió»abajo los borbone», recogía las razones del levantamiento. Al levantamiento militar le siguió el apoyo popular, extendiéndose la revolución por todo el país con levantamientos y la formación de juntas revolucionarias locales. Días después, Serrano vencía al ejército gubernamental en Alcolea (Córdoba) e Isabel II, que se encontraba en San Sebastián, huía a Francia. La Junta Revolucionaria asumió el poder hasta que, en octubre, se formó un Gobierno Provisional.
3. El Gobierno Provisional (1868-1871)
Tras la formación del Gobierno Provisional, presidido por el general Serrano y con cinco ministros progresistas, incluyendo a Prim, se procedió al desarme de los revolucionarios «Voluntarios de la Pa») y se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal directo masculino (mayores de 25 años). Las Cortes se constituyeron el 11 de febrero de 1869, con una amplia mayoría para las fuerzas del Gobierno: progresistas (Prim y Olózaga), unionistas (Serrano) y demócratas (Ruiz Zorrilla, Sagasta y Castellar), frente a republicanos y carlistas, que quedaron marginados. Esta mayoría parlamentaria elaboró la Constitución de 1869, que configuró a España como una monarquía parlamentaria.
La Constitución de 1869
La Constitución de 1869 recogía los principios básicos del liberalismo democrático:
- Soberanía Nacional: Residiendo en las Cortes y traduciéndose en el ejercicio del sufragio universal. Las Cortes se organizaron de forma bicameral (Senado y Congreso).
- Derechos individuales: Se establecía una declaración exhaustiva de derechos individuales, considerados absolutos e inalienables.
- Descentralización administrativa y judicial.
- División de poderes: El rey ostentaba el poder ejecutivo, pero lo ejercía a través de sus ministros, responsables ante las Cortes. El rey se limitaba a sancionar y promulgar las leyes. El poder legislativo residía en las Cortes y el judicial en los jueces.
- Libertad de cultos: Esta medida condujo a la secularización de la sociedad con leyes posteriores como la del matrimonio civil.
Tras la aprobación de la Constitución, se estableció la Regencia, a cargo de Serrano, con Prim, el hombre fuerte del momento, como jefe de Gobierno. Mientras tanto, se buscaba un nuevo rey para España. Prim asumió esta misión, que culminó con la aceptación de Amadeo de Saboya, hijo de Víctor Manuel II de Italia. Aprobado por las Cortes en noviembre de 1870, Amadeo llegó a España días después del asesinato de Prim en un atentado en Madrid.
4. El Reinado de Amadeo I (1871-1873)
Amadeo de Saboya llegó a Madrid en enero de 1871 decidido a cumplir con su papel de rey constitucional. Sin embargo, las fuerzas políticas del régimen, divididas tras la muerte de Prim, no lograron asegurar la estabilidad política. Se sucedieron rápidamente gobiernos de diferentes tendencias: constitucionales (Sagasta), radicales (Ruiz Zorrilla) y unionistas (Serrano). A esta debilidad interna se sumaban graves problemas:
- Oposición de republicanos y alfonsinos.
- Guerra Carlista (1872): Iniciada bajo el pretendiente Carlos VII.
- Insurrección cubana (iniciada en 1868).
- Impopularidad del rey: Amadeo I era visto como un extranjero, menospreciado por la aristocracia, el ejército y la Iglesia, que lo consideraba un monarca sacrílego por la actuación de su padre en la unificación italiana y la anexión de los Estados Pontificios.
Ante esta situación, el general Serrano, jefe del gobierno, solicitó al rey la supresión de las garantías constitucionales, a lo que Amadeo I se negó. Finalmente, ante la falta de apoyos y consciente de su fracaso, Amadeo I abdicó el 10 de febrero de 1873. El Congreso y el Senado, reunidos en Asamblea Nacional, proclamaron la Primera República.
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