06 Nov

La Revolución de 1868 y la Monarquía Democrática

La corona cayó empujada por los progresistas, quienes buscaron la alianza con los demócratas para ampliar su base social. El triunfo revolucionario conllevó la convocatoria de Cortes Constituyentes por sufragio universal, decisión que generó descontento entre los demócratas. Se formaron juntas que colaboraron en la redacción de programas democráticos. La resistencia del orden establecido fue liquidada, dando paso a juntas revolucionarias y un gobierno provisional. Las juntas proclamaron libertades de imprenta, reunión, asociación, enseñanza y cultos. Exigieron la abolición de ciertos derechos y la pena de muerte, defendiendo la soberanía nacional, el sufragio universal masculino, la descentralización y la autonomía municipal.

El 5 de octubre de 1868 se formó la Junta Superior Revolucionaria de Madrid, publicando una declaración de derechos. Serrano formó un gobierno provisional con el objetivo de convocar Cortes Constituyentes. La forma de gobierno se mantuvo monárquica. Se disolvieron las juntas, pero su programa fue adoptado, decretando libertades, supresión de monasterios y elecciones. El gobierno combinó innovación y tradición, introduciendo el sufragio universal y reafirmando la monarquía como símbolo de soberanía. Esta monarquía, nacida del pueblo, agudizó la discusión entre los demócratas: quienes apoyaban una monarquía democrática y quienes defendían la república. El republicanismo se extendió, ligado a la idea de un cambio social. La República Federal prometía libertad, autonomía, mejoras salariales y reparto de tierras.

El sufragio universal se implementó por primera vez, con Sagasta liderando un triunfo aplastante. La nueva Constitución de la Monarquía Española, promulgada el 6 de junio, establecía la soberanía nacional y la potestad legislativa exclusiva de las Cortes. Desarrollaba derechos individuales, reflejo del carácter social de la revolución. Se garantizaba la libertad de expresión, reunión, asociación y voto, junto con el mantenimiento del culto religioso. La división de poderes se consolidó. Prim buscó fortalecer la coalición monárquico-democrática, integrando a los demócratas y reduciendo la presencia unionista. La oposición, carlista y republicana, se preparaba para la lucha armada. La FREAIT (Federación Regional Española de la Asociación Internacional de Trabajadores) surgió con ideas anarquistas y colectivistas. Se implementaron leyes electorales, provinciales, municipales y judiciales, junto con un nuevo código penal. Se restauró la libertad de enseñanza, impulsando el positivismo, el evolucionismo y las ciencias naturales. La revolución buscó modernizar la administración, liberalizar la economía y democratizar la sociedad.

Amadeo de Saboya y la Crisis de la Monarquía

Amadeo de Saboya, liberal y católico, fue elegido rey. Sin embargo, la muerte de Prim y las divisiones políticas debilitaron el gobierno. Amadeo I fue boicoteado por la nobleza y se enfrentó a crecientes oposiciones: carlistas, republicanos, movimiento obrero, insurrectos cubanos. La crisis de gobierno se agravó por la fragmentación de la coalición gobernante. Sagasta y los constitucionales se acercaron a los unionistas, mientras que Ruiz Zorrilla y los radicales se aproximaron a los republicanos. Amadeo I abdicó en 1873, dando paso a la proclamación de la República.

La Primera República Federal

Las Cortes se constituyeron en Asamblea Nacional y proclamaron la República. Se formó un gobierno de transición presidido por Figueras, con la presencia de Pi i Margall, Salmerón y Castelar. Los republicanos ganaron terreno frente a los radicales. La sublevación carlista se extendió y la situación en Cuba se descontroló. Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes para dotar de legitimidad a la República. Los republicanos triunfaron y, con Pi i Margall en la presidencia, se buscó establecer una constitución federal. La propuesta incluía libertad de cultos, separación Iglesia-Estado y una nueva división territorial. Sin embargo, el proyecto no se aprobó debido a la sublevación cantonal. La República, presidida por Salmerón y luego por Castelar, tuvo que sofocar la rebelión. La guerra carlista se reactivó, extendiendo su dominio por el norte. La República no controlaba la situación en Cuba. Castelar intentó imponer el orden, pero fue derrocado por un golpe militar liderado por Pavía en 1874. La República Federal terminó, dando paso a un gobierno provisional presidido por Serrano.

El Retorno de los Borbones

Serrano intentó establecer una república de orden, pero la conspiración alfonsina ganó fuerza. La alta sociedad, junto con militares, políticos y empresarios, apoyaba la restauración borbónica. Cánovas preparaba el regreso de Alfonso XII, hijo de Isabel II. El Manifiesto de Sandhurst prometía respeto al régimen constitucional. El general Martínez Campos se pronunció en Sagunto en 1874, proclamando a Alfonso XII rey de España, dando inicio a la Restauración Borbónica.

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