23 Dic
El siglo XVIII: Los Primeros Borbones
1. El cambio dinástico y la Guerra de Sucesión
El último rey de la casa de Austria, Carlos II, murió sin descendencia. Los candidatos más destacados a sucederle eran Felipe de Anjou y el archiduque Carlos de Habsburgo. Carlos II, en su testamento, designó como sucesor al candidato francés, que fue proclamado rey con el título de Felipe V. Todas las potencias europeas, salvo Austria, aceptaron el testamento. Sin embargo, Luis XIV realizó declaraciones poco prudentes, como mantener los derechos de Felipe al trono de Francia. Además, las tropas francesas se establecieron en los Países Bajos y se incrementó la presencia de comerciantes franceses en la América española.
En el interior de España, el problema sucesorio también dividió a los españoles. La Corona de Castilla apoyó a Felipe V, con la excepción de una parte de la aristocracia. La Corona de Aragón, con notables excepciones, apoyó al candidato austriaco. Este desembarcó en Barcelona, donde empezó a ejercer el poder como monarca. Llegó a entrar en Madrid, donde fue proclamado rey como Carlos III, pero fue mal recibido por el pueblo, por lo que abandonó la capital y se retiró a Valencia. Las victorias de las tropas franco-españolas en las batallas de Almansa, Brihuega y Villaviciosa les permitieron ocupar Aragón, Valencia y Cataluña.
En 1711, murió el emperador José I de Austria y el trono pasó al archiduque Carlos. Británicos y holandeses manifestaron su deseo de abandonar la guerra y reconocer a Felipe como rey de España. Se firmaron los tratados de Utrecht.
2. El sistema de Utrecht y el nuevo equilibrio europeo
El Tratado de Utrecht se firmó entre Francia, España y los estados contendientes. Las consecuencias fueron que Gran Bretaña recibió Gibraltar y Menorca, además de algunos privilegios comerciales en la América española. También recibió territorios en Norteamérica. Se estableció en Europa un sistema de equilibrios que impedía que ninguna potencia dominara el continente.
3. El nuevo modelo de Estado: La monarquía centralista
La llegada de los Borbones a España significó la implantación del absolutismo. La monarquía absoluta es un sistema de gobierno que evoluciona a partir de la monarquía autoritaria. Los Austrias comenzaron a incrementar el poder del rey en Castilla. Las Cortes empezaron a tener un poder muy limitado. En la Corona de Aragón, Navarra y los territorios vascongados se conservaron algunas instituciones y leyes tradicionales.
En la monarquía absoluta, el rey se identifica con el Estado y su poder es ilimitado. Los Borbones impusieron el absolutismo inspirándose en el modelo francés de Luis XIV, incrementaron el poder del rey y uniformizaron los distintos reinos peninsulares. Felipe V tomó una serie de medidas:
- Decretos de Nueva Planta: Unificó todo el territorio español, salvo los territorios vascos y Navarra. Utilizó el modelo político existente en Castilla. Acabó con las leyes y los fueros de los territorios de la Corona de Aragón. Abolió las Cortes de los distintos reinos, integrándolas en las Cortes de Castilla, que se reunían a petición del rey y para jurar fidelidad al heredero.
- Desapareció el Consejo de Aragón, y el Consejo de Castilla, máximo órgano de gobierno, se convirtió en el órgano esencial de gobierno para toda España.
- El poder del monarca, que intervenía en los asuntos de gobierno con ayuda de las Secretarías de Estado y Despacho. Destacan la Secretaría de Estado y Asuntos Extranjeros, encargada de la política internacional; la Secretaría de Justicia y Asuntos Eclesiásticos; la Secretaría de Guerra y Marina; y la Secretaría de Hacienda e Indias. Las Secretarías estaban dirigidas por los secretarios, ayudados por funcionarios. Los secretarios eran elegidos y destituidos por el rey.
- Se eliminaron los virreinatos para racionalizar y uniformar la administración. Se crearon las provincias, dirigidas por un Capitán General.
- Se crearon los intendentes, que se encargaban de dinamizar la economía, impulsar la agricultura y la ganadería.
- Se extendió a todo el territorio la institución de los corregidores para el control de los municipios.
- Se desarrolló la marina de guerra y el comercio con las Indias. Destaca la actuación de José Patiño.
4. La economía en el siglo XVIII: Una industria incipiente
Las bajas rentas y el considerable autoconsumo del campesinado dificultaban el desarrollo de la artesanía y el comercio, aunque se experimentó un cierto crecimiento. Los políticos ilustrados mostraron su desconfianza hacia las grandes concentraciones fabriles y se mostraron partidarios de las pequeñas industrias. También fueron partidarios del mantenimiento de los gremios, modernizándolos para adaptarlos a las nuevas necesidades.
Algunas industrias que tuvieron importancia fueron las ferrerías, las industrias textiles y las sederías. Los primeros Borbones impulsaron la creación de manufacturas reales, subvencionadas por el Estado, con el objetivo de dinamizar la industria española y limitar las importaciones de productos extranjeros. Ejemplos de estas manufacturas son la Real Fábrica de Tapices y Cristales de La Granja, la Real Fábrica de Tabaco en Sevilla y la de Porcelana en Madrid.
5. La economía en el siglo XVIII: El comercio
El mercantilismo era el sistema dominante, que consideraba esencial el incremento de las exportaciones y la reducción de las importaciones. Se crearon Juntas de Comercio y Consulados para agrupar a los comerciantes. El comercio con Europa fue muy floreciente. La Casa de Contratación pasó a estar en Cádiz. Se permitió el libre comercio con América, lo que amplió los flujos comerciales. Este mercado permitió la acumulación de capital en manos privadas y aportó recursos a la Hacienda pública.
El comercio interior tenía escasa importancia debido a las malas comunicaciones, los aranceles y el importante autoconsumo. Los ilustrados tomaron medidas para mejorar la situación: una ley establecía la libre circulación del grano. La red de transportes se encontraba en mal estado y los medios de transporte eran muy lentos, lo que encarecía y ralentizaba el transporte. Los gobernantes ilustrados eran conscientes de este problema e iniciaron un programa de obras públicas, mejorando y ensanchando la red de caminos. En la Meseta septentrional, el objetivo fundamental era la ruptura del aislamiento y la integración en el mercado nacional, haciendo posible la venta de cereales.
En cuanto a la tierra, se propuso que las tierras municipales se arrendaran a los vecinos más necesitados. Godoy llevó a cabo una tímida desamortización que afectó fundamentalmente a las tierras de los colegios mayores y los jesuitas.
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