03 Oct

El Sistema de la Restauración en España

Bipartidismo y Alternancia en el Poder

Cánovas del Castillo concibió un sistema bipartidista en el que dos partidos se turnasen en el gobierno sin tener que recurrir al apoyo del Ejército en forma de pronunciamiento o golpe de Estado, como había sucedido en tiempos de Isabel II. Los dos partidos dominantes, conocidos también como partidos dinásticos o partidos del turno, fueron:

  • Partido Liberal Conservador: Creado y liderado hasta su asesinato en 1897 por Cánovas del Castillo, sustituyó al antiguo Partido Moderado.
  • Partido Liberal Fusionista: Fundado en 1870 por Mateo Sagasta, tenía un programa más progresista que incluía ideales del Sexenio Democrático, pero adaptados a los límites del sistema diseñado por Cánovas.

En ambos casos no se trataba de partidos de masas con gran número de agrupaciones y afiliados. Se trataba de partidos de notables, de líderes políticos con sus respectivas clientelas, sus órganos de prensa y sus apoyos locales. La misión del líder era mantener unidas a las diferentes fracciones del partido.

Ambos partidos coincidían ideológicamente en la defensa de la monarquía, de la Constitución y de la propiedad privada, así como en la consolidación de un Estado unitario y centralista. Aunque algunas divergencias distanciaban sus posiciones, existía un acuerdo tácito de no promulgar nunca leyes que obligasen al otro partido a derogarlas cuando llegase al gobierno.

La Alternancia en el Poder

La alternancia regular en el poder entre los partidos del turno quedaba garantizada por una peculiar manera de formación del gobierno. Mientras que en los sistemas democráticos el partido que gana las elecciones forma el gobierno, la Restauración invertía el proceso. Cuando un gobierno experimentaba el desgaste de su gestión, o sencillamente cuando los líderes políticos consideraban necesario un relevo, se sugería al rey el nombramiento de un nuevo gobierno.

El nuevo jefe de gobierno era siempre el líder de la oposición y recibía, junto con su nombramiento, el decreto para la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones con el objetivo de conseguir el número de diputados suficiente para formar una mayoría parlamentaria que le permitiese gobernar.

El resultado de las elecciones era acordado de antemano por ambos partidos, por lo que la alternancia en el poder se lograba de una forma artificial y se producía de mutuo acuerdo entre sus jefes respectivos. Con ella se evitaba que uno de los partidos monopolizara el poder y que el otro partido tuviera la tentación de recurrir al ejército para obtener el poder mediante un pronunciamiento militar. Al mismo tiempo, se impedía que los partidos ajenos al régimen (republicanos y carlistas) pudieran hacerse con el poder.

El Sistema Electoral y el Caciquismo

El régimen de la Restauración se apoyaba en un sistema electoral caracterizado por el caciquismo, la corrupción electoral y la abstención generalizada, que facilitaba la manipulación de las elecciones en beneficio de los partidos del turno.

El caciquismo se fundamentaba en la influencia sobre la sociedad de determinadas personas que, valiéndose de su poder y autoridad, influían en el comportamiento de los electores. Tuvo su principal fortaleza en el mundo agrario, aunque también actuó en el ámbito urbano.

El proceso de preparación de las elecciones comenzaba en el encasillado. El Ministerio de la Gobernación rellenaba las casillas correspondientes a los distritos electorales con los nombres de los candidatos que el gobierno tenía previsto que resultaran elegidos. Posteriormente, el gobernador civil de cada provincia buscaba la cuerda con los caciques para conseguir ajustar los resultados electorales a las instrucciones recibidas del Ministerio de la Gobernación.

Para conseguir los resultados previstos en las elecciones se recurría sistemáticamente al fraude electoral, a un conjunto de trampas que alteraban los resultados electorales y que se conoce como pucherazo. Se manipulaban el censo y las actas electorales, se compraban votos, se incluían votos falsos en las urnas y se amenazaba al electorado con coacciones de todo tipo.

El Turno Pacífico y su Evolución

A lo largo del período que transcurría entre 1875 y 1898, el turno funcionó con regularidad. De todas las elecciones realizadas, seis fueron ganadas por los conservadores y cuatro por los liberales.

La primera etapa de gobierno conservador se extendió desde 1875 hasta 1881, cuando Sagasta formó un primer gobierno liberal que introdujo el sufragio universal masculino para los comicios municipales. El temor a una desestabilización del sistema político tras la muerte del rey Alfonso XII impulsó un acuerdo entre conservadores y liberales: el llamado Pacto del Pardo. Su finalidad era dar apoyo a la regencia de María Cristina de Habsburgo y garantizar la continuidad de la monarquía y la alternancia en el poder ante las fuertes presiones de carlistas y republicanos.

Una nueva etapa de gobierno liberal supuso un importante avance en el terreno de las libertades individuales. Se reguló y amplió la libertad de prensa, de expresión y de asociación. Una nueva Ley de Asociaciones permitió la entrada en el juego político a las fuerzas opositoras y una Ley del Jurado estableció la celebración de juicios por jurados. También se abolió la esclavitud, se redactó un nuevo Código Civil y se aprobó el sufragio universal masculino en las elecciones generales para varones mayores de 25 años.

En la última década del siglo se mantuvo el turno pacífico de partidos. Sin embargo, el personalismo deterioró a los partidos, que dependían excesivamente de la personalidad de sus líderes, provocando crisis internas y la descomposición progresiva del sistema.

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