04 Oct
El Sistema Urbano Español
Definición y Evolución
La definición de ciudad incluye criterios cuantitativos y cualitativos (usos del suelo, características morfológicas, sociológicas, etc.). Antiguamente, la diferencia entre poblamiento rural y urbano era clara: el rural se dedicaba a actividades agrarias, mientras que el urbano se caracterizaba por la construcción en altura y se centraba en actividades secundarias y terciarias. Actualmente, esta distinción es más difusa.
Factores Histórico-Económicos
Industrialización de los años sesenta: La expansión urbana de las ciudades de la franja cantábrica y mediterránea, junto con Madrid y su periferia, originó el «triángulo del desarrollo del nordeste» (Madrid, Barcelona y Bilbao).
Crisis industrial de los 70 y terciarización: El eje mediterráneo, el foco madrileño y el del valle del Ebro recibieron un nuevo impulso. El desarrollo del turismo consolidó áreas mediterráneas como la costa levantina, la Costa del Sol, las Baleares y Canarias (Marbella, Torremolinos, Benidorm).
Mejora de las infraestructuras de transporte: Este factor ha sido clave en la evolución del sistema urbano.
Factores Histórico-Políticos
Políticas de localización industrial: En los años sesenta, el Estado incentivó la difusión espacial de la industria con los «Polos de Desarrollo».
Medidas administrativas: La organización provincial (1833) y el Estado de las Autonomías fortalecieron las relaciones urbanas, con metrópolis regionales como Barcelona, Valencia, Zaragoza, Sevilla y Valladolid.
Incorporación a la Unión Europea: España se ha visto sujeta a ajustes derivados de la competencia dentro del espacio europeo.
Estructura del Sistema Urbano
El sistema urbano español se compone de ciudades, caracterizadas por su tamaño demográfico y localización espacial, que establecen la jerarquía urbana. Esta jerarquía presenta regularidades, salvo el salto entre la segunda y tercera ciudad. Existe un marcado contraste entre centro y periferia, con grandes ciudades dispuestas de forma semianular en la periferia, alrededor de un espacio interior menos urbanizado. Las grandes metrópolis se concentran en el Nordeste (Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia) y Zaragoza.
Las ciudades desempeñan diversas funciones: comerciales, administrativas (Mérida), culturales (Salamanca), sanitarias, religiosas (Santiago de Compostela), turísticas (Benidorm), industriales (País Vasco, Cataluña, Asturias), etc. Actúan como lugares centrales, abasteciendo bienes y servicios a un área de influencia. Un sistema equilibrado se aproximaría al modelo de Christaller, aunque es difícil que se cumpla en la realidad.
Jerarquía Urbana
- Metrópolis nacionales: Madrid y Barcelona (más de 3 millones de habitantes).
- Metrópolis regionales: Valencia, Bilbao, Sevilla, Málaga y Zaragoza (más de 500.000 habitantes).
- Metrópolis subregionales: Oviedo, Murcia, Alicante, La Coruña, Valladolid (250.000-500.000 habitantes).
- Ciudades medias: Capitales de provincia no incluidas en los apartados anteriores (50.000-250.000 habitantes).
- Ciudades pequeñas o villas: Menos de 50.000 habitantes.
El sistema urbano español es bicéfalo (Madrid y Barcelona). Los flujos entre ciudades son más intensos en el cuadrante nordeste. Se organiza en subsistemas regionales: catalán, valenciano-levantino y andaluz. Los dos primeros, liderados por Barcelona y Valencia, se han beneficiado del desarrollo industrial y turístico. El andaluz se organiza en torno a dos ejes: litoral (Almería-Huelva) e interior. Otros subsistemas son: periferia septentrional y Valle del Ebro (consolidados y excéntricos), gallego, asturiano-leonés, vasco-periferia, aragonés, interior (menos articulados), vallisoletano (baja densidad), madrileño (organizado en torno a Madrid), e insulares (canario y balear, con difícil comunicación con la península).
Integración Europea
La integración en Europa implica la internalización de la economía. Las «eurociudades» (más de 200.000 habitantes) presentan una escasa integración debido a las insuficiencias en infraestructuras de transporte y telecomunicaciones. La posición excéntrica de España respecto a la «banana azul» (Londres-Milán) se compensa con el desarrollo del arco mediterráneo, impulsado por el turismo. La zona meridional («los sures») presenta un menor desarrollo industrial.
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