25 Oct

Ortega y Gasset: La Perspectiva Subjetiva

La Percepción del Paisaje

Ortega y Gasset explora la subjetividad de la percepción humana al analizar cómo las personas interpretan un paisaje. Argumenta que la perspectiva y el contexto individual moldean la percepción, creando experiencias únicas incluso ante el mismo estímulo visual. De este modo, dos personas pueden observar el mismo paisaje, pero sus percepciones, aunque igualmente válidas, serán distintas. Esta idea resalta la influencia de la individualidad en la interpretación del mundo y subraya la relatividad de la percepción.

El autor enfatiza la validez de cada percepción individual, negando la existencia de una realidad objetiva universal. Cada persona construye su propia realidad subjetiva, basada en su contexto y perspectiva particular. Así, se afirma la pluralidad de realidades subjetivas, rechazando la noción de una realidad universalmente válida. Ortega y Gasset argumenta contra la idea de un paisaje «auténtico» universal, independiente de las percepciones individuales. Para él, la realidad es inherentemente subjetiva y contextual, lo que hace absurdo cualquier intento de definir una realidad única e independiente.

El Conocimiento y la Circunstancia

El concepto de «circunstancia» es fundamental en la filosofía de Ortega y Gasset. El ser humano, según Ortega, no posee una naturaleza fija, sino que está definido por su historia, un proceso marcado por la movilidad y el cambio. Por lo tanto, la razón pura es insuficiente para comprender al ser humano; se requiere una razón histórica que interprete la existencia humana en su totalidad. Esta razón histórica, sin embargo, está en constante revisión, ajustándose a través de la prueba y el error.

Para Ortega, el mundo no se limita a la naturaleza, sino que abarca todo lo vivido. Los seres humanos se encuentran en el mundo de forma concreta, inmersos en actividades con un propósito que representa tanto una posibilidad como un problema. La vida humana implica anticipación y proyecto, donde los individuos eligen entre diversas posibilidades, limitadas por la circunstancia. El ser humano debe asumir su circunstancia, reconociendo sus limitaciones y oportunidades. La vida humana es una dialéctica de ser y «de-ser», un proceso continuo de descubrimiento y desarrollo de nuevos horizontes que conduce a un proyecto inacabable.

Antropología: Crítica al Realismo e Idealismo

Ortega y Gasset critica el Realismo y el Idealismo, ofreciendo una perspectiva alternativa centrada en la relación dinámica entre el yo y el mundo. Reconoce la validez del Idealismo al afirmar que las cosas son percibidas desde la perspectiva del sujeto, pero critica su idea de un sujeto independiente de las cosas. Para Ortega, el yo y las cosas son inseparables, y la realidad reside en su interacción, a la que denomina «vida».

Rechaza la visión estática del Realismo sobre el ser humano, proponiendo una visión dinámica donde el ser humano está en constante cambio, definido por su historia y circunstancias. Propone una nueva concepción de la verdad, no como adecuación entre pensamiento y cosa, sino como desvelamiento de la realidad en su complejidad. Critica el racionalismo por reducir lo cualitativo a lo cuantitativo, proponiendo la «razón vital» que integra lo vital, cambiante, histórico y temporal. Frente al relativismo y escepticismo, postula un perspectivismo que reconoce la multiplicidad de puntos de vista.

Política: Educación y Vitalidad Nacional

Ortega y Gasset abogó por la renovación de España a través de la educación y la vitalidad nacional. Propuso la «pedagogía política», donde la función de la política es la educación. Criticó la vieja política y abogó por una nueva política basada en principios constructivos. Su «socialismo elitista» buscaba una nueva minoría aristocrática para revitalizar la sociedad. Aunque afín al socialismo de Pablo Iglesias, rechazó la lucha de clases, inspirándose en figuras como Lasalle y Saint-Simon. Buscó una síntesis entre socialismo y liberalismo para impulsar la renovación cultural y la vitalidad nacional.

Nietzsche: La Transvaloración de Todos los Valores

Conocimiento: Crítica a la Metafísica

Nietzsche critica la metafísica occidental, que divide el mundo en sensible y suprasensible. Considera esta división, proveniente de Platón y el cristianismo, como una «moral de esclavos» que busca lo eterno e inmutable, en contraposición a su visión dinámica de la realidad. Critica la separación entre apariencia y esencia, afirmando que la única verdad es la apariencia. Cuestiona la cuantificación de la realidad, argumentando que excluye aspectos vitales como las pasiones. Para él, la verdad debe servir a la vida. Critica la ciencia positivista y su cooptación por el Estado. Dirige su crítica hacia Sócrates y Platón, a quienes considera responsables del dominio de la razón sobre la vida. Adopta una perspectiva pragmática de la verdad, vinculándola al interés y la voluntad de poder.

Política: La Gran Política

Nietzsche propone la «gran política» como medio para la transformación del hombre en superhombre. La existencia humana se justifica por individuos ejemplares que definen el marco de la existencia. En un tiempo nihilista, busca en el mundo premoderno un modelo de sabiduría política. La «gran política» prepara al ser humano para superar la moral tradicional y la degeneración causada por el cristianismo. Critica la sistematización política basada en principios universales y racionales. Señala la cooptación de la ciencia por el Estado. La «gran política» busca nuevos valores para redimir a la humanidad y renovar su confianza en el desarrollo de la especie.

Ética: Crítica a la Moral Tradicional

Nietzsche realiza una crítica radical a la «vieja moral» a través de su genealogía de la moral. Descubre el origen no moral de términos como «bueno» y «malo», ligados a distinciones de clase. Rechaza la moral que enajena al individuo en nombre de mandatos divinos o sociales, la «moral de esclavos», que debilita la voluntad. Critica la moral cristiana de la compasión, que considera promotora de la uniformización y decadencia. Para él, los valores cristianos son decadentes, opuestos al ideal aristocrático. El superhombre, que vive conforme a la voluntad de poder, representa la nueva moral. El Eterno Retorno es central en su nueva moral, donde cada acción se asume con plena conciencia de su infinita repetición.

Dios: La Muerte de Dios y el Nihilismo

La muerte de Dios simboliza el colapso de los valores tradicionales y la pérdida de significado. Este proceso se inicia con la desvalorización del mundo sensible, llevando al nihilismo. Nietzsche distingue entre nihilismo negativo, la pérdida de valores, y nihilismo positivo, la oportunidad para nuevos valores. La diferencia radica en la voluntad de poder. El nihilismo negativo, con la reducción de la voluntad de poder, lleva al «último hombre». El nihilismo positivo, impulsado por la voluntad de poder, destruye los viejos valores para crear nuevos. La voluntad de poder es la fuerza fundamental de la vida. Nietzsche la ve como la fuerza creativa que supera el nihilismo y permite la creación de nuevos valores que afirmen la vida.

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