14 Nov
La palabra teatro significa en griego lugar donde se mira; así pues, ya desde sus raíces etimológicas, la existencia del teatro está íntimamente ligada a la mirada, a la contemplación, es decir, al espectáculo. El nacimiento del teatro en la antigua Grecia se remonta a las celebraciones religiosas, denominadas dionisíacas, del comienzo de la primavera, y estaban motivadas por las tareas agrícolas y ganaderas. La danza y los cantos eran componentes básicos de estas fiestas ancestrales. Entre estos cantos destacaba el ditirambo, que era entonado por el solista o corifeo, Tespis la separación del corifeo o solista del resto del coro, para constituir el primer actor de la representación escénica y dar lugar así al nacimiento del teatro occidental. Con esta separación se inauguraba el diálogo entre el actor separado y el coro, ganando dinamismo.
Relevancia social del teatro
En la Grecia antigua, el teatro constituyó un elemento social de primer orden. Alcanzó su madurez y esplendor durante la época en que se produjo la gran explosión cultural, política y económica que tuvo lugar en Atenas entre los siglos VI y V antes de Cristo. El éxito de las representaciones hizo que desde el propio poder, sobre todo con Pericles y en pleno auge de la democracia ateniense, se utilizara el teatro como una auténtica academia de formación ciudadana. No tardó en aparecer la inversión económica necesaria para construir magníficos locales de representación. Aprovecharon el entorno natural y cubrieron las laderas de las colinas con escalinatas y graderíos, al tiempo que aseguraban una acústica casi perfecta para la proyección de la voz de los actores. Todos los actores, en griego hipócritas, eran hombres (también interpretaban papeles femeninos), vestían ropa de época, acorde con la condición social del personaje, y calzaban zapatos con alzas (coturnos) para ganar prestancia en escena. Usaban también máscaras que representaban de un modo muy visible cada tipo de personaje para que el público pudiera reconocerlo con facilidad. El coro cantaba y bailaba acompañado de la música vocal y de la flauta. Su función es la de explicar los sucesos, censurar comportamientos, presagiar el futuro… En general el coro representa a la ciudad y sus opiniones.
Estructura de la tragedia
Suelen constar de un prólogo, en el que un personaje o varios plantean el conflicto; la párodos o primera intervención del coro; los episodios o escenas.
Dramaturgos
Esquilo
Está considerado como el padre de la tragedia, pues estableció su estructura y agregó otro actor más a la escena. Transformó los contenidos de las leyendas griegas en asuntos de carácter universal, como el destino, la relación del hombre con la divinidad, la culpa heredada, la venganza… Sus tragedias más famosas son: Los persas, Prometeo encadenado, Los siete contra Tebas y La Orestiada.
Sófocles
Está considerado como el más sublime de los trágicos por su calidad literaria, por sus innovaciones técnicas y temáticas, y por la compleja psicología de sus personajes. Su estilo sigue siendo elevado, pero se aleja de la grandilocuencia de Esquilo. Usa un lenguaje poético exquisito. Componentes novedosos como la soledad del héroe, el destino, la individualidad… Sus tragedias más famosas son: Antígona, Edipo rey, Electra y Áyax.
Eurípides
Muestra en sus obras un modo de pensar más racional y menos dependiente de la religión. Con frecuencia ejerce la crítica contra la tradición y las costumbres, y ensalza la libertad reivindicando el papel de los más débiles. Un rasgo muy llamativo en sus obras es la humanización de los dioses y de los héroes, que se ven rebajados en su condición al presentar pasiones, dudas y temores. Sus tragedias más famosas son: Medea, Las troyanas, Electra y Las Bacantes.
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