19 Dic
El teatro de esta época se caracteriza por unos fuertes condicionantes comerciales que imponen el interés de los empresarios. Las ganancias estaban garantizadas con obras poco complejas destinadas a un público burgués conservador. Por tanto, se coarta la libertad en los temas y las formas, diferenciándose en 2 frentes:
1. El Teatro que triunfa (continuador del finales del siglo XIX)
La comedia burguesa, el teatro en verso y el teatro cómico son los principales géneros que triunfan en esta época. La comedia burguesa, destinada a un público burgués, tiene como máximo representante a Jacinto Benavente. A partir del estreno de su primera obra, ‘El nido ajeno’, su fama y prestigio aumentaron hasta obtener el Premio Nobel de Literatura en 1922. Utiliza diversos ambientes, por lo que cabe hablar de dramas rurales, comedias de ambiente cosmopolita, comedia burguesa y farsas, destacando ‘Los intereses creados’. El teatro cómico, por su parte, es consolidado por Carlos Arniches. Sus dos modalidades son el sainete, con un ambiente madrileño de chulapos/as y lengua castiza, y la comedia grotesca, que denuncia lacras sociales como la inmoralidad, la injusticia y la mentalidad provinciana. En este género también se encuentran los hermanos Álvarez Quintero y el llamado ‘astracán’ de Pedro Muñoz Seca. El teatro poético, escrito en verso y que trata temas históricos o legendarios en un tono posromántico y estilo modernista, tiene como destacados representantes a Eduardo Marquina y los hermanos Machado.
2. El Teatro innovador
Las experiencias teatrales del 98, en especial Valle Inclán, y los impulsos renovadores de las vanguardias y del grupo del 27, en especial Federico García Lorca.
2.1. Teatro Generación del 98
Destacan las aportaciones de Unamuno (teatro intelectual y filosófico), Azorín (teatro simbólico e irreal) y sobre todo Valle-Inclán, que supuso una revolución y la semilla de los nuevos caminos abiertos por el teatro actual. Se diferencian 3 ciclos: el mito, la farsa y el esperpento.
2.2. Grupo del 27
Importante renovación con 3 propósitos comunes: romper con el teatro que triunfaba comercialmente, acercar el teatro al pueblo e incorporar las nuevas tendencias vanguardistas. La obra de Lorca puede agruparse en 3 bloques: 1. Primeras piezas teatrales, 2. Teatro vanguardista y 3. La etapa de plenitud.
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