06 Nov

Consideraciones Generales

Durante la Guerra Civil, el teatro fue un medio de propaganda política. Tras la guerra, la situación fue catastrófica: autores fallecidos (Valle-Inclán, Lorca, Muñoz Seca, Antonio Machado, Unamuno), exiliados (Alberti, Casona, Max Aub) y los que permanecieron (J. Álvarez Quintero, Arniches, Benavente, Eduardo Marquina) abandonaron el teatro o apenas estrenaron obras.

Los autores exiliados siguieron creando. Destacan las obras de Max Aub, Alejandro Casona, Pedro Salinas y Rafael Alberti, figuras de la Generación del 27.

El teatro durante la dictadura, sometido a censura, recuperó géneros y temas de épocas anteriores. Autores como Gonzalo Torrente Ballester, Luis Rosales y José María Pemán cultivaron un teatro heroico-patriótico. También se cultivó la alta comedia y el teatro humorístico (y la revista musical). Si bien la obra de Jardiel Poncela y Miguel Mihura se valoraba cada vez más, no fue hasta finales de los 40, con Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre, que el teatro español se abrió a nuevos planteamientos existenciales y sociales, con un lenguaje más depurado.

En el estudio del teatro español desde 1940, se distinguen dos grandes épocas:

  1. Hasta los años 70: el teatro en la dictadura, con dos momentos:
  • El teatro de los 40 y 50.
  • El teatro de los 60 y 70.
De los 70 a nuestros días: el teatro en el periodo democrático.

El Teatro de los 40 y 50

En el panorama teatral de la posguerra (40 y 50) se distinguen:

  • Alta comedia y drama burgués (Edgard Neville, Joaquín Calvo Sotelo).
  • Comedia de humor (Enrique Jardiel Poncela, Miguel Mihura).
  • Intentos renovadores (Antonio Buero Vallejo, Alfonso Sastre).

Alta Comedia y Drama Burgués

La posguerra estuvo dominada por comedias de salón y dramas que criticaban las costumbres burguesas, defendiendo una espiritualidad tradicional. Los temas recurrentes eran honor, celos, infidelidades y conflictos generacionales, con finales felices. Destacan autores como J. Mª. Pemán, J. I. Luca de Tena, Joaquín Calvo Sotelo y Edgar Neville. En los 60, autores como Alfonso Paso, Jaime Salom, Ana Diosdado y Jaime de Armiñán continuaron esta línea.

Comedia de Humor

Destacan Enrique Jardiel Poncela (1901-1952) y Miguel Mihura (1903-1977), renovadores del humor y precursores del teatro del absurdo. Practicaron la farsa, la sátira y crearon situaciones cercanas al surrealismo.

Jardiel Poncela estrenó comedias desde 1927. Entre 1939 y 1952, escribió veinte piezas de humor, buscando la originalidad y lo insólito. Obras destacadas: Eloísa está debajo de un almendro (su mejor obra) y Los ladrones somos gente honrada.

Miguel Mihura, director y escritor de revistas de humor (La codorniz), presentó con humor absurdo el conflicto entre individuo y convenciones sociales. Humanizó personajes enfrentados a un mundo asfixiado por prejuicios. Obras destacadas: Tres sombreros de copa, Ni pobre ni rico sino todo lo contrario, El caso de la mujer asesinadita, Maribel y la extraña familia, Ninette y un señor de Murcia.

Tres sombreros de copa (escrita en 1932, estrenada en 1952) satiriza la burguesía y la vida teatral. Enfrenta dos mundos: la vida burguesa de Dionisio y la libertad de Paula.

Intentos Renovadores

En los 40, autores y grupos (Arte Nuevo, TEU, GTR, Pequeño Teatro Dido) intentaron renovar la escena con un teatro realista y de denuncia. Abordaron temas como la injusticia social, la explotación y la vida de las clases bajas. Destacan Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre.

Antonio Buero Vallejo

En su obra se distinguen tres etapas:

  • Realista: Temas contemporáneos, tiempo real y espacios concretos. Obras: Historia de una escalera, En la ardiente oscuridad, Hoy es fiesta. Introduce elementos innovadores como lugares insólitos.
  • Reflexión histórica (1958): Usa el pasado para reflexionar sobre el presente (posibilismo). Obras: Un soñador para un pueblo, Las meninas, El concierto de San Ovidio. Introduce discontinuidad temporal y espacios abstractos. Obras de transición: La doble historia del doctor Valmy (1968, estreno 1976) y El tragaluz (1967), con personajes que interactúan con el público.
  • Última etapa: Punto de vista subjetivo a través de personajes con limitaciones. Obra: El sueño de la razón.

Buero busca la verdad, con una visión lúcida de las contradicciones humanas. La libertad se alcanza mediante el conocimiento, pero la verdad puede traer sufrimiento. La disyuntiva entre lucidez y inhibición ante las responsabilidades es una constante en su obra.

Alfonso Sastre

Figura del teatro de protesta (teatro subterráneo). Concibe el teatro como medio de concienciación. Su teatro es trágico y de denuncia social. Presenta tres etapas:

  • Dramas de la frustración: Individuo superado por la sociedad. Obras: Uranio 235, Cargamento de sueños (1946). Etapa vanguardista.
  • Dramas de la posibilidad: Lo social cobra relevancia. Obras: La mordaza (1954), Guillermo Tell tiene los ojos tristes (1955).
  • Realismo distanciador (Brecht): Obras: La sangre y la ceniza (1965), Crónicas romanas (1968). Estructura fragmentaria y decorados esquemáticos. Tragedia compleja.

El Teatro de los 60 y 70

Dos formulaciones básicas: el teatro realista y el no realista (Francisco Nieva y Fernando Arrabal). También destacan los Grupos Independientes de Teatro.

El Teatro Realista

Autores como José Martín Recuerda, Lauro Olmo, Carlos Muñiz y Antonio Gala continúan la línea de Buero y Sastre, evolucionando hacia nuevas estéticas (farsa grotesca, sainete). Abordan temas sociales (chabolismo, emigración, explotación, hipocresía, violencia) con lenguaje directo y tono amargo. Sus protagonistas son víctimas de una sociedad alienada.

Antonio Gala (Los verdes campos del Edén, 1963) mezcla lirismo y realismo, usando alegorías y símbolos con intención crítica.

El Teatro No Realista

Francisco Nieva, Luis Matilla, José Rubial y Fernando Arrabal buscan nuevas propuestas más allá del realismo social, aunque con crítica social. Usan un estilo diferente para denunciar injusticias. Características: dimensión simbólica, acción no lineal, teatro como espectáculo, pérdida de importancia del texto, preferencia por la farsa grotesca.

Francisco Nieva

Dramaturgo experimental. Su teatro, con influencias postistas, explora lo surrealista, onírico y fantástico. Divide su obra en «teatro de crónica y estampa», «teatro de farsa y calamidad» y «teatro furioso» (liberación del subconsciente). Obras: Pelo de tormenta (1972), Nosferatu (1975), Te quiero zorra (1987), El baile de los ardientes (1990).

Fernando Arrabal

Exiliado en Francia. Su «teatro pánico» exalta la libertad creadora y busca la provocación. Características: imaginación, surrealismo, lenguaje infantil, ruptura con la lógica. Obras: Pic-nic (1952-1961), El triciclo (1953), El laberinto (1956), Oye, Patria, mi aflicción (1975).

El Teatro Independiente

Grupos como Los Goliardos, Tábano, Teatro libre (Madrid), Els Joglars, Els Comediants, Fura dels Baus (Barcelona), Aquelarre (Bilbao), La Cuadra, Teatro Estudios Lebrijano, Esperpento (Sevilla) y Bohemios (Jerez).

El Teatro en el Periodo Democrático

Tras 1975, resurge el teatro soterrado. Diversidad de tendencias, con dos variantes:

  1. Técnica realista: Obras históricas con contenido crítico (¡Ay, Carmela! de José Sanchís Sinisterra) y comedias comerciales adaptadas a los nuevos tiempos. José Luis Alonso de Santos: maestro de la comedia costumbrista urbana (La estanquera de Vallecas (1980), Bajarse al moro (1984)).
  2. Técnica vanguardista: Continúan las experimentaciones. Destacan Francisco Nieva, Fernando Arrabal y los Grupos Independientes (Els Joglars, Els Comediants, La Fura dels Baus, La Cubana, Esperpento-Mediodía, Dagoll Dagom, Teatro de La Abadía, La Cuadra, La Zaranda). Sus montajes son colectivos, con investigación y autocrítica. Síntesis entre lo experimental y lo popular, con influencias de Brecht y Artaud. Actúan en diversos espacios, con enfoques críticos y lúdicos.

Desde los 80, crece el apoyo institucional: creación del Centro Dramático Nacional (1982), Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas, Compañía de Teatro Clásico; impulso de festivales (Almagro, Mérida, Sitges, Festival de Otoño de Madrid); restauración de teatros.

Nuevos autores con proyección nacional e internacional: Juan Mayorga, Sergi Belbel, Jordi Galcerán, José Ramón Fernández, Rodrigo García, Ernesto Caballero, Angélica Liddell, Lluïsa Cunillé, Luis Araujo y Eusebio Calonge (La Zaranda).

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