08 Ene

El Tiempo en *La Casa de Bernarda Alba*

En este apartado distinguimos dos clases de tiempo:

  • Tiempo representado (explícito).
  • Tiempo no representado (implícito).

Tiempo Representado

La obra transcurre en verano. En el Acto 1º lo conoceremos por el propio autor y por los diálogos de los personajes (Mujer 1ª: «Cae el calor como plomo»), y también en el Acto 2º.

El autor también precisa el momento del día en el que sucede cada acto: Acto 1º: mañana; Acto 2º: mediodía; y Acto 3º: noche. Estas indicaciones temporales en acotación las encontramos solo en el Acto 3º. En las otras dos son los propios personajes los que informan al espectador del momento en el que suceden los hechos (a través de los diálogos). En el Acto 1º, Magdalena dice: «Ya deben ser las doce»; en el Acto 2º, La Poncia dice: «Ya deben ser las tres…».

En la obra aparecen como indicadores temporales también las campanas. En el Acto 1º crean malestar y tensión. Al principio del Acto 3º, cuando están cenando, Prudencia pregunta: «¿Han dado el último toque para el rosario?». Y cuando está a punto de irse dice: «Se oyen lejanísimas unas campanas». Al final de la obra, con el suicidio de Adela, Bernarda avisa que para el amanecer dan dos clamores las campanas.

Tiempo No Representado

La acción de cada uno de los actos transcurre en tres momentos distintos del día. Son momentos del día diferentes a través de los cuales Lorca presenta la evolución psicológica de los personajes y el progreso de la acción dramática.

Los tres actos empiezan con el adverbio de tiempo de carácter durativo «ya», para indicar un tiempo que no se precisa.

En el Acto 1º, Bernarda dispone los ocho años de luto por la muerte de su marido y nos informa de la intención de Pepe para casarse.

En el Acto 2º, las hermanas están bordando, Martirio se ha enamorado de Pepe y Adela mantiene relaciones con él.

En el Acto 3º, sabemos que solo faltan unos días para que Pepe pida la mano de Angustias, es decir, entre los hechos de cada uno de estos actos ha tenido que pasar un tiempo que no se representa (se desconoce).

Ambos tiempos son objetivos (se miden con el reloj). Sin embargo, hay un tercer tiempo (un tiempo subjetivo) que se mide como vivencia en la conciencia de los personajes. El tiempo es lento, monótono e interminable, como corresponde a la vida de estas mujeres (aburrida) de esta época. Esta lentitud es un rasgo psicológico.

Este fluir lento del tiempo se transmite al espectador porque García Lorca le ha dado a la acción un ritmo cansino. Además, contribuye la monotonía cromática (blanco y negro).

El Espacio en *La Casa de Bernarda Alba*

En esta obra se pueden distinguir dos espacios diferentes:

  1. Espacio visible, escénico o explícito (es el que se representa sobre el escenario).
  2. Espacio invisible, aludido o implícito (es el que está fuera del escenario, pero al que aluden determinados elementos de la obra).

Los dos conforman lo que se denomina el ámbito espacial.

Estructura

La Casa de Bernarda Alba responde a la división clásica tripartita de una obra de teatro, es decir, lo que se denomina el ámbito espacial.

El espacio visible se ubica en el interior de la casa de Bernarda Alba. Cada acto se desarrolla en un lugar distinto.

  • Acto 1º: Habitación blanquísima del interior de la casa y de muros gruesos.
  • Acto 2º: Habitación blanca de la casa. Las puertas de la izquierda dan a los dormitorios.
  • Acto 3º: Cuatro paredes blancas ligeramente azuladas del patio interior de la casa de Bernarda.

Estos tres espacios coinciden en la sencillez, sobriedad y ausencia de elementos decorativos, con lo que los tres producen una sensación de monotonía, además de encierro. Pero entre estos lugares encontramos pequeñas diferencias muy elocuentes que confieren un valor simbólico a este espacio visible. Primero, hay un movimiento de encierro, de aislamiento, de encerramiento progresivo en los cambios del espacio, porque se pasa de una habitación que está cerca del patio exterior de la casa (Acto 1º) a otra que está cerca de los dormitorios (Acto 2º) y, por último, a una en la oscuridad (Acto 3º).

Se produce en el color de las habitaciones un descenso de la blancura paralela a la luz del día: habitación blanquísima, blanca y ligeramente azulada.

Estas diferencias simbolizan el encarcelamiento progresivo de estas mujeres, sometidas a la cárcel y a la oscuridad por esa autoridad de Bernarda.

Frente al espacio visible tenemos el invisible (mundo exterior). En este espacio que no se ve suceden los hechos más importantes para la progresión de la obra.

Para Adela, la casa es una cárcel. Acto 1: «¡Yo no puedo estar encerrada… yo quiero salir!». A principios del Acto 2º, Angustias menciona la casa como si fuese un infierno. En el último acto, La Poncia habla como si fuera una «cosa de guerra».

La casa es el dominio de Bernarda (la opresión). El espacio invisible, por el contrario, simboliza la libertad, es vida, hay alegría, cantos…

El lugar que Adela desea se convertirá en el espacio de su muerte. Podemos encontrarnos varios elementos simbólicos: el patio, el olivar, la ventana, el río, el corral. En toda la obra lorquiana, el río y el olivar son símbolos de erotismo. Desde el principio del Acto 1º: «A Paca la Roseta se la llevaron a caballo hasta lo alto del olivar». En el Acto 2º, Adela dice: «Hasta que se pongan en cueros de una vez y se las lleve el río». Casi terminando el Acto 3º, Adela dice: «No hay ningún remedio, la que quiera ahogarse que se ahogue, él me lleva a los juncos de la orilla» (el río tiene un valor simbólico de vida). En esta obra, Bernarda se queja del pueblo porque no tiene río, por lo tanto, carece de vida.

El corral representa el lugar de los amores perdidos, el lugar donde se ven a escondidas Pepe y Adela.

En la ventana nos encontramos el lugar social y para las relaciones amorosas. Por otra parte, es el lugar de contacto con el mundo exterior. Pero lo más importante es el valor de la ventana en este tipo de obras: es imprescindible como medio de enlace entre el mundo interior y exterior.

También tenemos otro elemento que funciona de bisagra entre los dos mundos: La Poncia es la que se entera de los cotilleos externos. Como conclusión, estos dos espacios coinciden en su oposición con el tema central de la misma obra, es decir, el espacio visible y opresivo es la casa, representada por Bernarda, y el espacio invisible es el mundo exterior, representado por Adela.

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