07 Nov
El vitalismo de Nietzsche
Crítica a la cultura occidental
Nietzsche criticó la cultura occidental centrándose en:
- Crítica a la metafísica: Crítica a la debilidad de los filósofos. Nietzsche cree que la historia de la filosofía es un intento de encontrar unidad en el mundo, presuponiendo que es racional y expresable a través de conceptos.
- Crítica a la teoría del conocimiento tradicional: Para Nietzsche, la razón «mata» la vida al intentar atraparla en conceptos. La vida es cambio continuo, y los conceptos no representan la realidad, olvidando los matices, haciendo pensar en la estabilidad, y confundiendo lo último con lo primero.
- Crítica a la moral cristiana: La tacha de antinatural por ir contra la naturaleza humana. Mata el instinto de placer (defensa de la virginidad) y el instinto de agresividad (ejemplo de Jesús).
Propuesta de Nietzsche
La voluntad de poder
Nietzsche propone la comprensión de la vida como voluntad de poder: todo desea dominar y crecer para realizarse, desarrollando sus posibilidades. «Allá donde hay vida he visto voluntad de poder». Este concepto recuerda la «voluntad de vivir» de Schopenhauer (deseo de vivir) y los conceptos darwinianos de «lucha por la supervivencia», pero va más allá al querer expandirse. Esta voluntad de poder se expresa a través del lenguaje poético, abierto a interpretaciones.
Nihilismo y transmutación de valores
Condenar la vida y anular la voluntad de poder ha hecho que se pierda el sentido de la vida (nihilismo decadente) y el sentido del mundo trascendente («Dios ha muerto»). Este ateísmo mantiene la moral cristiana, desvitalizante. La muerte de Dios crea un nihilismo reactivo: la vida queda vacía al perder la promesa de justicia y la victoria sobre la muerte. Nietzsche ve la muerte de Dios como una oportunidad para rechazar los valores transcendentales que matan la vida. Frente a la moral cristiana, plantea una transmutación de valores: una moral de señores, expresión de la vida (naturalismo moral).
El superhombre y el eterno retorno
El superhombre no se deja adoctrinar, ama la vida en todos sus aspectos, y la ve como un experimento, un comienzo. Está representado por los héroes de las tragedias griegas, que sienten Amor fati (amor a su destino). Acepta la doctrina del eterno retorno: el universo nace y perece cíclicamente. Si la energía ni se crea ni se destruye, las combinaciones (finitas) se repetirán en un tiempo infinito. Esta doctrina, defendida por el budismo y pensadores griegos, acaba con la filosofía cristiana de la historia lineal. No debe entenderse literalmente, sino como un criterio de evaluación de la vida: no hay más finalidad que la vida misma. Se debe vivir cada momento como si se quisiera revivir eternamente (auténtico «Carpe Diem»). Es un criterio moral de elección.
Conclusión
Nietzsche se declara ateo y nihilista, pero su nihilismo es ascendente. Tras la ruptura con los valores cristianos, propone valores vitales para una cultura de hombres fuertes y felices. Lo que Nietzsche deja sin valor es el «otro mundo» cristiano.
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