11 Feb
La Crisis de la Segunda República: Del Bienio Reformista al Estallido de la Guerra Civil
La conflictividad social y los sucesos de Casas Viejas habían mermado la credibilidad del que había sido presidente del gobierno durante el bienio reformista, Manuel Azaña. Alcalá Zamora forzó su dimisión en septiembre de 1933, y convocó elecciones generales.
Las Elecciones de 1933 y el Ascenso de las Derechas
En las elecciones de noviembre de 1933, por primera vez, pudieron votar las mujeres. La derecha se había reorganizado, y se presentaron tres grupos políticos: la CEDA (coalición dirigida por José María Gil Robles, que aglutinaba a sectores conservadores católicos), Renovación Española (dirigida por Calvo Sotelo, de tendencia pro-monárquica) y Falange Española (partido inspirado en el fascismo italiano, dirigido por José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador). La izquierda se presentó muy fragmentada a las elecciones, y la CNT pidió la abstención.
Las elecciones fueron ganadas por la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), seguida por el Partido Republicano Radical de Lerroux, que había moderado mucho su discurso, y era un partido de centro-derecha. Falange Española no consiguió representación parlamentaria. Lerroux fue el primer presidente de gobierno. Formó un gabinete integrado exclusivamente por miembros de su partido. La CEDA (a pesar de no entrar en el gobierno de Lerroux) apoyó su política en las Cortes.
El Bienio Negro y la Paralización de las Reformas
El gobierno de Lerroux cambió totalmente la política reformista llevada a cabo durante el bienio anterior. Paralizó las reformas agraria, educativa y militar, frenó el proyecto de autonomía vasco y acercó posturas con la Iglesia Católica.
El peligro para la estabilidad del régimen vino, por un lado, del éxito obtenido por las fuerzas políticas que no aceptaban ni la república ni los principios mismos de la democracia (la CEDA, Falange, Renovación Española), y por otro de la negativa de las izquierdas a acatar los resultados electorales. Azaña radicalizó sus posturas ideológicas, y fundó un nuevo partido, Izquierda Republicana. El PSOE no aceptó los resultados electorales, y algunos de sus líderes (en especial Largo Caballero) comenzaron a mostrarse partidarios de iniciar la revolución obrera.
La Revolución de Octubre de 1934
En octubre de 1934, Alcalá Zamora optó por llamar a Lerroux para que formase un nuevo gobierno, en el que incluyó tres ministros de la CEDA. A raíz de esta remodelación ministerial, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Lluís Companys (de Esquerra Republicana de Catalunya) proclamó el Estado Catalán. Este hecho provocó la intervención del ejército de la República, que tras algunas luchas y la detención de Companys logró controlar la situación.
Además, los republicanos de izquierda anunciaron su ruptura con la República. El socialista Largo Caballero consideró que la entrada de la CEDA en el gobierno era la provocación que justificaba la insurrección obrera, ante el riesgo de que se estableciese el fascismo. UGT, PSOE y la CNT tomaron las armas para iniciar una revolución obrera (revolución de octubre de 1934), que fue especialmente sangrienta en Asturias. Los historiadores se han mostrado unánimes casi siempre en ver la insurrección como el principio del fin de la República. Las maniobras contra los revolucionarios en Asturias las dirigió Francisco Franco. La insurrección costó 1.500 vidas. En la represión se cometieron muchos abusos.
El Camino Hacia el Frente Popular
Tras la revolución, la CEDA endureció su discurso, y tuvo mayor protagonismo en el gobierno de Lerroux. Franco fue nombrado jefe del Estado Mayor. Sin embargo, a raíz del escándalo del estraperlo, Lerroux tuvo que dimitir. Alcalá Zamora se negó a nombrar a Gil Robles presidente del gobierno y (tras los breves gobiernos de Chapaprieta y Portela Valladares, que fracasaron) decidió convocar elecciones para febrero de 1936.
En ellas, la coalición triunfante (Frente Popular) estuvo integrada por Izquierda Republicana (de Azaña), PSOE, PCE (Partido Comunista de España), POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y Esquerra Republicana. La CNT no se integró en la coalición, pero esta vez no pidió la abstención. Por el contrario, no hubo coalición de derechas a escala nacional.
La victoria fue para el Frente Popular, que basó su triunfo en las ciudades y las provincias del sur y la periferia. Mientras, la derecha triunfó en el Norte y el interior del país. El triunfo del Frente Popular distanció definitivamente a la derecha de la República.
Cartel alusivo al Frente Popular
El Gobierno del Frente Popular y el Aumento de la Violencia
Azaña presidió el primer gobierno del Frente Popular. Decretó la amnistía de los responsables de la revolución de octubre, alejó de Madrid a los militares sospechosos de golpismo, reanudó la reforma agraria e impulsó el estatuto vasco y el gallego.
Pronto empezó, sin embargo, el clima de violencia, manifestado en la quema de iglesias y conventos, las refriegas callejeras entre falangistas contra comunistas y socialistas, y las ocupaciones ilegales de fincas. Los partidos del Frente Popular optaron por destituir a Alcalá Zamora como presidente de la República en abril. Manuel Azaña ocupó su lugar en mayo, siendo presidente del gobierno Casares Quiroga.
El Asesinato de Calvo Sotelo y el Inicio de la Guerra Civil
El gobierno de Casares Quiroga se vio desbordado por la violencia callejera proveniente de ambos bandos. El día 12 de julio fue asesinado el Teniente Castillo, de la guardia de Asalto. En represalia, el 13 de julio agentes del orden público secuestraron al parlamentario ultraconservador Calvo Sotelo, en colaboración con un grupo de socialistas, y uno de ellos, al parecer, lo asesinó. Este asesinato aceleró la conspiración militar, que llevaba ya en marcha varios meses, prácticamente desde que triunfara el Frente Popular. Promovida por el General Mola (destinado en Pamplona), no quiso comprometerse con los políticos civiles, que no jugaron un papel importante en la conspiración, ni con los monárquicos, que tenían escaso apoyo popular. El asesinato de Calvo Sotelo decidió al general Franco a apoyar el golpe, que se inició en Marruecos el 17 de julio, y provocó el inicio de la guerra civil.
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