28 Feb
Instituto Tecnológico de El Salto
Taller de ética
Guía de estudio. Unidad 1
1.1. Significado del comportamiento ético
La ética estudia los comportamientos morales; la moral se refiere a las normas ó reglas que nos indican aquello que se debe hacer y aquello que no se debe. La moral es un conjunto de reglas aceptadas libre y concientemente que regulan la conducta individual y social de los seres humanos (Sánchez Vázquez: 1980) La moral está presente en nuestra vida personal de manera cotidiana, ya que constantemente debemos decidir qué conducta es adecuada en tal o cual circunstancia. Por ejemplo, es común que nos preguntemos qué tan malo será no cumplir una promesa; ó si es moralmente reprobable decir una mentira, faltar a clase ó mentir a la novia. La moral personal, que es producto de nuestra formación familiar y social, nos indica si es malo incurrir en alguna de esas conductas.
Sin embargo, tarde o temprano puede ocurrir que nos preguntemos qué es lo que hace buena ó mala alguna de esas conductas; ó si en todos los casos el hecho de no cumplir una promesa ó mentir es malo. Puede ocurrir, por ejemplo, que el hecho de no cumplir una promesa se deba a que surgió una situación de gravedad que impidió cumplir esa promesa. Puede también ocurrir que, en cierta circunstancia, la mentira sea más conveniente que la verdad. Eso nos conduce directamente a la ética, que es la disciplina filosófica cuyo propósito es reflexionar por qué se afirma que tales conductas son buenas ó malas.
La ética es el estudio de las morales particulares; la ética se pregunta, entre otras cosas, por qué una sociedad considera buena tal ó cual norma ó conducta; también se pregunta cuál es para el ser humano la finalidad que hay que empeñarse por alcanzar. Aristóteles afirmaba que la finalidad última, es decir, el máximo bien a que el hombre debe aspirar es la felicidad; los filósofos epicúreos pensaban que ese máximo bien es el placer; otros pensadores, como John Stuart Mill han dicho que el valor moral más importante es la satisfacción del propio interés; el filósofo alemán Manuel Kant sostenía que el valor moral por excelencia es cumplir el deber sin esperar algo a cambio.
1.2 Generalidades sobre la ética
La ética tiene por objeto el estudio de la moral. La moral se ocupa de la conducta práctica, es decir, de los actos humanos que están regidos por ciertas normas. La ética se ocupa de lo teórico y se pregunta por ejemplo ¿qué hace valiosas las normas morales? ¿cuál es la naturaleza de los valores morales? ¿en qué consiste lo bueno? Los problemas éticos se caracterizan por su generalidad, y en eso se distinguen de los problemas reales de la vida cotidiana.
A) Fundamentos de la ética
La ética tiene como fundamento el hecho de que el ser humano se pregunta acerca de cuál es la vida mejor, la vida que vale la pena de ser vivida; que no pasa por el mundo de manera indiferente, sino decidiendo aquello que le conviene para que su vida sea una vida realmente humana. El filósofo alemán Manuel Kant afirmaba que el hombre nunca puede ser un medio, sino que es un fin en si mismo y que, por lo tanto, no puede ser tratado como un objeto o instrumento para otros fines. Eso significa que hay una dignidad de mujeres y hombres que en ningún momento debe ser violentada para ponerse al servicio de malos intereses.
b)
El acto moral
Un acto moral es aquel acto humano que un individuo realiza de manera consciente y voluntaria; es un acto en el cual se sabe lo que se está haciendo y además se hace porque se quiere hacer. Un acto moral se compone de cinco elementos, que constituyen la denominada estructura del acto moral. Esos elementos de la estructura del acto moral son: motivo, fin, medios, resultados y consecuencias.
1. Motivo: Es aquello que impulsa a llevar a cabo una determinada acción.
Por ejemplo, un motivo para denunciar cierta injusticia, puede ser el afán de que se actúe correctamente, lo cual sería considerado moralmente bueno. Otro motivo para el mismo acto de denunciar una injusticia puede ser, en cambio, el afán de notoriedad, de que se hable bien de mí; esa conducta ya no sería considerada moralmente buena, ya que en este segundo caso la acción se lleva a cabo sólo por el afán de quedar bien y no por el deseo de justicia.
2. Fin. El fin es la anticipación ideal del resultado que se pretende alcanzar. La conciencia del fin y la decisión de lograr alcanzar ese fin, son los elementos que dan al acto moral su carácter de voluntario. El acto moral se lleva a cabo de manera voluntaria, a diferencia de los actos fisiológicos o psíquicos, donde el individuo no puede ejercer un control sobre ellos. La elección de un fin normalmente ocasiona que se excluyan otros fines, ya que a veces los fines no son compatibles, y normalmente se elige un fin porque se considera que es preferible a otros fines.
3. Medios. Son los elementos que se emplean para alcanzar el fin que se persigue. Cabe decir que a veces se tienen buenos fines y se utilizan medios malos. Por ejemplo, un acto moral puede tener como fin que haya equidad social; el medio que se utiliza para lograr ese fin consiste en robar a los demás. En este caso, se trata de un fin bueno pero la manera de alcanzarlo sería moralmente mala. Ese acto moral no podría calificarse como bueno aún cuando su propósito sea bueno.
4. Resultado. Un acto moral se consuma en el resultado; en la realización del fin que se persigue. En ocasiones ocurre que teniendo buenos motivos, se obtienen malos resultados; ó a la inversa, cuando casualmente sucede que teniendo malos motivos, se obtienen buenos resultados.
5. Consecuencias. La consecuencia ó consecuencias de un acto moral se definen como la forma en la cual ese acto afecta a los demás. Por ello, al realizar una acción moral, se deben tener en cuenta las consecuencias que para los demás tiene esa acción.
Para juzgar si un acto es bueno ó malo, deben tomarse en cuenta esos cinco elementos. Sin embargo, el que juzga desde fuera, debe tomar en cuenta que hay dos de esos elementos que sólo el que realiza la acción conoce; se trata del motivo y el fin. Sólo el que realiza la acción, por ejemplo denunciar una injusticia, sabe cuáles son sus motivos y qué fines persigue. Los demás podemos conocer los medios que emplea, los resultados que obtiene y las consecuencias de su acción, pero no sus motivos y los fines que persigue, a menos que nos los diga. El motivo y el fin constituyen entonces la parte subjetiva del acto moral, aquella que sólo el sujeto que realiza la acción moral conoce realmente. Los otros tres elementos constituyen la parte objetiva del acto moral, la que está a la vista de los demás.
Cabe señalar que la conducta moral no sólo es juzgada por los otros; la característica principal de la acción moral es que en ella el primero que juzga es el propio sujeto de la acción, es decir, yo mismo cuando me doy cuenta si lo que hago es bueno ó malo. ¿Cómo me doy cuenta de ello? Gracias a la conciencia moral, a la voz de la conciencia, la cual me hace sentir mal cuando he realizado una mala acción; ó me hace sentir satisfecho cuando la acción ha sido buena. La conciencia moral se va formando a lo largo de la vida y está vinculada con el desarrollo del razonamiento moral; éste último consiste en la capacidad de formular juicios acerca de lo que está bien y lo que está mal.
1.2.1 Los valores éticos fundamentales
Los valores éticos son convicciones, ideas ó creencias fuertemente arraigadas, relacionadas con lo que se considera el bien individual y social. Los valores sirven de guía para la acción y hacen referencia a la responsabilidad humana y al papel del hombre en su interacción con el mundo que le rodea. Se reconoce en la actualidad una crisis de valores, que se manifiesta en los altos índices de suicidios, homicidios, drogadicción y criminalidad. Asimismo, las sociedades modernas han dado prioridad a los valores materiales, al consumismo y a la satisfacción de ciertos intereses egoístas. Sin embargo, el crecimiento material y económico no asegura la justicia social, el bien común y la felicidad. Los valores éticos sirven para orientar la conducta de los seres humanos, en virtud de que las creencias arraigadas determinan en buena medida las actitudes. Un adecuado sistema de valores puede redundar favorablemente en actitudes que sean convenientes para el individuo y la sociedad.
La justicia
La justicia ha sido representada como una mujer con los ojos vendados que sostiene con la mano izquierda una balanza, y con la derecha una espada. Los ojos vendados indican que la justicia es ciega, es decir, que se debe aplicar de manera equitativa ó igual para todos. La balanza indica imparcialidad y la espada indica sanción para aquellos que se oponen a ella. La justicia moral busca la igualdad efectiva en todos los órdenes, tales como el económico y el cultural y no sólo en lo jurídico ó político. El valor de la justicia se basa en el principio de igualdad entre todos los seres humanos; en la afirmación de que todos los hombres somos iguales.
La libertad
La libertad es una condición indispensable de la ética. No existe la ética y la moral si el ser humano no tiene libertad. Un esclavo, por ejemplo, no tiene posibilidad de decidir por sí mismo, por lo cual no puede ser calificado moralmente; su conducta no es libre y por lo tanto no es buena ni mala; en ese caso, quien puede ser calificado moralmente por la conducta del esclavo no es el esclavo mismo, sino su amo. Cuando la conducta del individuo se encuentra totalmente coaccionada por factores ajenos a su voluntad, entonces no es una conducta moral puesto que ese individuo no está decidiendo de manera libre y voluntaria esa conducta, sino que lo hace forzado por circunstancias.
La responsabilidad
La responsabilidad consiste en tomar decisiones conscientemente y asumir las consecuencias de los propios actos. La responsabilidad está íntimamente ligada a la conciencia y a la libertad; no pueden responsabilizarme de una acción, si esa acción no la realicé con libertad y con conciencia de lo que hacía. Si una acción se realiza de manera inconsciente o en forma obligada, entonces no se puede imputar responsabilidad al que la realiza. La libertad es entonces condición necesaria para que exista la responsabilidad.
Cuando disminuye la libertad, entonces disminuye también la responsabilidad. Por ejemplo, un individuo que está sometido a la violencia, la ignorancia, la miseria ó el miedo, no tiene la posibilidad de actuar de manera libre, y por lo tanto su responsabilidad no es igual que la de aquel que se encuentra con libertad de actuar, y que puede elegir entre diferentes alternativas. Existe crecimiento y autonomía moral cuando el individuo actúa conforme con lo que cree internamente, independientemente de que los demás lo estén viendo o no. En este último caso, se afirma que el individuo ha crecido moralmente, puesto que sus actos no están sujetos a las opiniones cambiantes de los demás, sino que actúa por convicción.
Aunque la conciencia se va formando en la familia y en el contacto con la sociedad, llega un momento en que cada quien es capaz de revisar las normas y decidir qué es lo que le conviene; en ese momento, asume de manera consciente y voluntaria su propia moral personal y adquiere autonomía. En cambio, una persona que toda la vida sigue dependiendo de las opiniones de los demás para normar su conducta, es alguien que no ha alcanzado la madurez moral.
M.C. Cristóbal Gerardo Aguirre Calderón
g_aguirremx@yahoo.com
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