28 Ene
**Epistemología de Hume**
Hume es el autor más importante de la escuela del Empirismo. Para el Empirismo todo nuestro conocimiento procede de la Experiencia. Hume niega, pues, la existencia de las ideas innatas en la razón, con anterioridad a la experiencia, ya que nuestro entendimiento es como una página en blanco en la que nada hay escrito al nacer.
Hume distinguirá dos elementos en la razón:
- Las impresiones, representaciones mentales simples de las percepciones recibidas por la sensibilidad.
- Las ideas, representaciones o copias de las impresiones en la mente, son menos vivas y proceden de una impresión.
Asimismo, afirmará dos modos de conocimiento racional:
- El conocimiento de relaciones entre las ideas. Las proposiciones de este tipo son analíticas, el predicado está implícito en el sujeto y no nos dan nueva información, y son a priori, para conocer su verdad no es necesario recurrir a la experiencia ya que es anterior a esta. Son las matemáticas y la lógica.
- El conocimiento de cuestiones de hecho que trata sobre la realidad. Sus proposiciones son sintéticas, el predicado no está implícito en el sujeto, afirman algo nuevo sobre la realidad dando un conocimiento extensivo. Además, son a posteriori, ya que su verdad o falsedad se descubre después de recurrir a la experiencia. Todo nuestro conocimiento, exceptuando matemáticas y lógica, es de este tipo.
Así, según Hume todo conocimiento sobre la realidad proviene, por lo tanto, de un razonamiento a posteriori y el criterio de verdad para saber si una idea es verdadera o falsa es recurrir a la impresión.
Hume criticará a continuación el principio de causalidad, según el cual una causa determinada produce siempre y necesariamente un efecto concreto. Según Hume, este principio de causalidad no es correcto pues no podemos tener impresión de dicha conexión. Para Hume, la relación causa-efecto la afirmamos por la experiencia de haber percibido de forma habitual un acontecimiento detrás de otro y por ello afirmamos que lo que ha sucedido en el pasado se repetirá en el futuro y que objetos semejantes tendrán efectos semejantes.
Así, Hume afirma que el principio de causalidad es sólo una suposición o creencia basada en el hábito y la costumbre de haber tenido impresión en el pasado de dos acontecimientos distintos unidos consecutivamente. La verdad de toda ley de la naturaleza es, por tanto, sólo probable. Sin embargo, Hume acepta la utilidad de estas creencias para la vida y por ello la ciencia misma resulta útil para la humanidad.
Hume igualmente criticará las tres sustancias cartesianas y asegurará que es imposible conocer su existencia defendiendo el escepticismo. Negará la afirmación de la existencia del “yo” entendido como una identidad permanente y estable, una sustancia o esencia, pues es imposible tener una impresión permanente y estable del propio yo. Así, nuestro Yo no es más que la sucesión de las impresiones acaecidas en nuestra mente que nuestra memoria recuerda y que unificamos ilícitamente. El yo por tanto es un hecho psicológico producido por la memoria y no algo sustancial.
Para asegurar que no podemos conocer si existe la realidad exterior se basará en su crítica a la idea de causa. Al no ser capaces de afirmar sin duda que nuestras impresiones procedan de algo exterior por no poder aplicar el principio de causa y efecto, no podremos asegurar que exista la realidad externa a mí. Por tanto no podremos saber con seguridad si existe la realidad extramental. Igualmente, señalará que no podemos asegurar la existencia de Dios pues es imposible tener experiencia de él y por tanto no es posible demostrar su existencia.
Así y como conclusión final, Hume, en su desarrollo radical del empirismo, terminará estableciendo el escepticismo y el fenomenismo.
Ética de Hume
Hume realizará una crítica a toda la ética anterior a él. Según su teoría, nuestros juicios morales no son producidos por la razón. Efectivamente, los juicios morales no son relaciones entre ideas, pues no son analíticos. Pero, tampoco son cuestiones de hechos pues los juicios morales no describen solamente una realidad sino que la juzgan como buena o mala produciendo así un juicio de valor imposible de ser percibido.
Por ello, Hume señalará que las éticas anteriores incurren en la falacia naturalista: tratan de deducir lo que debería ser de la mera observación de la realidad. Además, si bien el razonamiento puede ayudarnos a clarificar la utilidad de las acciones humanas nunca puede impulsarnos a realizarlas. Así, según Hume, la moral no surgirá de nuestra razón.
Hume defenderá el emotivismo moral: el fundamento de la moral será el sentimiento moral del individuo. Este sentimiento moral es una emoción o “gusto” interior que surge en el sujeto y que muestra agrado o desagrado ante las acciones siendo universal a todos los hombres. Este sentimiento moral, se funda en dos principios:
- La utilidad: nos permite conocer la expectativa del placer que una acción puede hacernos conseguir. Así, aquellas acciones que más placer nos vayan a procurar, incluyendo un cálculo sobre sus consecuencias futuras, son aquellas que tenderemos a calificar como buenas. Por ello, la calificación moral de las acciones humanas no se basa en el altruismo o amor a la humanidad sino en criterios pragmáticos.
- La simpatía: es la inclinación que todos los hombres poseen a participar de los sentimientos y de las inclinaciones de los otros seres humanos y que nos lleva a obrar moralmente. De esta forma, se garantiza que el sentimiento moral no sea individual y que la moral no sea meramente convencional sino que se funde en un sentimiento moral característico de la propia humanidad y sea, por tanto, universal.
Epistemología de Kant
Según Kant, dado el antagonismo surgido entre el Racionalismo y el Empirismo es necesario hacer una crítica de la Razón y contestar definitivamente a la pregunta qué puedo conocer. Para ello, se propone hacer un análisis de la Razón Pura, de nuestra capacidad de conocer, en su obra Crítica de la Razón Pura.
Para responder a esta pregunta se cuestionará primero cómo es posible la ciencia pues para Kant éste es un conocimiento seguro y a partir de él podremos establecer qué condiciones debe tener cualquier otro conocimiento que quiera también ser cierto. Las condiciones que hacen posible los juicios científicos son dos: empíricas y trascendentales o a priori, siendo las segundas las que deberemos estudiar.
A su vez, clasificará todos los posibles tipos de juicios para analizar cuáles son aquellos que se emplean en la ciencia y conocer cómo son posibles. En cuanto a si nos dan una nueva información y extienden nuestro conocimiento los juicios pueden ser analíticos o sintéticos. Si hace falta la experiencia para conocer su verdad, los juicios serán o a priori o a posteriori. Para Kant, los juicios científicos serán los juicios sintéticos a priori, que son extensivos, dan un nuevo conocimiento, pero su verdad no depende de la experiencia y por tanto son universales y necesarios.
Por ello, estudiará cuáles son las condiciones trascendentales de la razón que posibilitan la realización de dichos juicios y para ello analizará las tres facultades de la Razón: Sensibilidad, Entendimiento y Razón.
La Estética Trascendental
En la Estética Trascendental estudia la sensibilidad y las matemáticas. La sensibilidad es la capacidad de percibir de forma pasiva. Sus condiciones trascendentales son las intuiciones puras: el espacio y el tiempo que pertenecen a la Razón y no a la realidad. Al percibir el sujeto aplica estas intuiciones puras de forma espontánea, creando así el fenómeno, que es lo percibido y no la cosa en sí. De esta manera se da, según Kant, el giro copernicano en el conocimiento pues es el objeto el que para ser conocido debe adaptarse a las condiciones de la propia razón del sujeto. Las intuiciones puras además posibilitan los juicios sintéticos a priori en las Matemáticas: el espacio posibilita la geometría y el tiempo la aritmética.
La Analítica Trascendental
En la Analítica trascendental estudia el entendimiento y la física. El entendimiento es la capacidad de pensar lo percibido de forma activa. Las condiciones trascendentales que hacen posible comprender lo percibido mediante el entendimiento son los conceptos puros o categorías del entendimiento y que se deben siempre aplicar a lo percibido por la sensibilidad, a los fenómenos de la experiencia, para poder comprenderlos. Las categorías posibilitan los juicios sintéticos a priori en la física y por eso esta es universal.
Por todo esto, Kant distingue entre el fenómeno, lo que percibimos y comprendemos aplicando las intuiciones puras y las categorías, y el noúmeno, la cosa en sí de la que no tenemos experiencia y que no puede ser conocida y solamente puede ser pensada por nuestra razón. Así, toda la realidad, incluido el hombre, tiene un ámbito fenoménico, lo que percibimos, y otro nouménico, lo que es realmente, la cosa en sí. La ciencia, el conocimiento seguro, sólo puede conocer los fenómenos pues el noúmeno es incognoscible y sólo puede ser pensado. La filosofía kantiana se llama por eso Idealismo Trascendental pues lo que conocemos no son las cosas reales, sino ideas o fenómenos construidos a partir de los elementos a priori de la razón.
La Dialéctica Trascendental
Finalmente, en la Dialéctica trascendental se estudia la Razón y si la Metafísica es posible como ciencia. La Razón es la capacidad de unificar los juicios del entendimiento haciendo teorías cada vez más generales. Así surge la Metafísica que busca estudiar y conocer las realidades que están en el ámbito nouménico, más allá de la experiencia, los trascendentes Dios, Alma y Mundo como totalidad. Para ello la razón pretende aplicar las categorías e intuiciones sobre objetos que no son de experiencia, directamente sobre el noúmeno, y por lo tanto su conocimiento es ilegítimo y lleva siempre a contradicciones. Sin embargo, es una tendencia propia de la Razón la búsqueda de un saber incondicionado y por ello no puede dejar de preguntarse por estos problemas.
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