01 Sep

5.3.2. El nacimiento del Socialismo español

La penetración en España de ias diferentes corrientes del pensamiento socialista se inició con la aparición de los primeros brotes de socialismo utópico. Las ideas de Fourier son las primeras que aparecen, entre 1835 y 1838 en las páginas de El Vapor de Barcelona. Sin embargo, será en Cádiz y las poblaciones vecinas, donde estas ideas alcancen mayor éxito, gracias a la labor de Joaquín Abreu. Por los mismos años llegan a Barcelona las ideas comunistas de Cabet. A partir de mediados de siglo, se introduce el republicanismo como un nuevo elemento en la marcha del movimiento obrero español. La recepción del Marxismo se produjo con ocasión de la llegada de P. Lafargue a comienzo de los años 70, centrando su labor en la formación de la Nueva Federación Madrileña y de la Federación de la Regíón Española, adoptando los principios del marxismo.

En España el movimiento obrero había sido esencialmente anarquista, en 1874, las ideas de Marx se reducen a pequeños núcleos de agrícolas. Esta situación comenzó a cambiar en 1879,
cuando Pablo Iglesias fundaba en Madrid el PSOE, cuya ideología marxista se divulgó a partir de 1886 a través del periódico, El Socialista.

En 1888 surgíó en Barcelona el sindicato socialista de la UGT (Uníón General de Trabajadores). Desde entonces, partido y sindicato se institucionalizaron y perfeccionaron,
imponiéndose una clara distinción entre el partido; aspirante al ejercicio del poder, y el ‘. Sindicato; volcado en la defensa de los trabajadores.

Tanto el partido como el sindicato fueron ganando apoyos en las grandes ciudades y núcleos industriales de ~, Asturias, Bilbao y Barcelona. El socialismo español, sig’ ~~as.
tácticas marxistas, trató de influir mediante:

Huelgas y manifestaciones organizadas por la UGT. La participación en la vida política mediante el partido.

Desde 1890, igual que los anarquistas, los socialistas se manifiestan el primero de Mayo, organizando movimientos huelguísticos. El primer resultado positivo vino con la reducción de la jornada laboral a 10 horas y el aumento de (os salarios en Cataluña. En 1894, el PSOE concentró sus esfuerzos en la política electoral y no admitíó ninguna colaboración con los partidos burgueses. Tras obtener escasos resultados, a principios del Siglo XX se inició la colaboración con los republicanos, lo que supuso un importante crecimiento numérico en sus filas.

En 1910, el líder de los socialistas, Pablo Iglesias, logra un Acta para el congreso de los Diputados. La imposibilidad de una acción en común con los anarquistas se consuma en 1911, cuando estos últimos fundan la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT).

Las relaciones entre la Iglesia y el movimiento obrero durante la Restauración coincidieron con un cambio en la doctrina social de la Iglesia, que encuentra en la «Rerum Novarum» (1891) su formulación más elaborada, puesto que si bien se reiteran las condenas del liberalismo y del socialismo, se reconoce el derecho natural a la propiedad privada, el derecho del obrero a un sueldo digno y el asociacionismo como un derecho para la defensa de sus intereses. Su aspecto más novedoso radicaba en la denuncia de los abusos del capitalismo. En España este documento no tuvo la repercusión que en otros países católicos de Europa, como Bélgica, Franci8 o Italia

Sin embargo no faltaron los esfuerzos de católicos comprometidos como el Padre Antonio Vicent, fundador del primer Círculo Católico Obrero en 1894, que ejercerá una destacada labor en regiones agrícolas con predominio de medianos propietarios:


5.3.1

El

Anarquismo en Espafia.

La penetración de las ideas anarquistas de Bakunin es deudora del viaje de propaganda del. Napolitano G. Fanelli a fines de 1886. Fruto de este viaje fue la creación de la Federación de Trabajadores de la Regíón Española (1870), integrada en la I Internacional.

La ruptura entre anarquistas y socialistas en el seno de la I Internacional en 1872, se materializó en España en el Congreso de Zaragoza, celebrado ese mismo año. En ese momento el movimiento obrero español optó mayoritaria mente por la tendencia anarquista, que se acentuó con fuerza en el litoral mediterráneo, Barcelona y las provincias de la baja
-Andalucía.

En 1874, la comisión federal anarquista, hubo de refugiarse en la clandestinidad, y para ello incluyó la posibilidad de organizar una inminente acción revolucionaria para liquidar al Estado. Esto provocó una radícalízación revolucionaria, que se vio plasmada en el aumento de la violencia campesina y de los atentados terroristas. Muestra de esto último fueron los atentados que sufríó Alfonso XII en 1878 y 1879.

Este fue su planteamiento hasta 1881, cuando Sagasta hizo que el anarquismo retornara a la legalidad, permitiendo la actuación del movimiento obrero, sobre todo a partir eftf MMf Jl0YI»~ de la Ley de Asociación.

En este nuevo marco político los anarquistas catalanes y los grupos campesinos andaluces de la Uníón de Trabajadores del Campo, se reunieron en el Congreso Celebrado en Barcelona en 1881 para crear la FTRE (Federación de Trabajadores de la Regíón Española). Su objetivo era crear un sindicato para defender por medios legales al proletariado y sus ideas sindicalistas.

Ya entonces se advierte dos corrientes internas en su seno: una partidaria de la huelga general, impulsada por los sectores urbanos e industrial catalán y madrileño; y otra, defensora de la acción violenta, asentada sobre todo en el solar andaluz, haciéndose notar esta última en los acontecimientos de Jerez (1892), el atentado contra Martínez Campo (1893), la explosión de una bomba en el Liceo de Barcelona (1893), el asesinato de Cánovas del Castillo (1897), ete.

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