Empirismo

Para el empirismo, el conocimiento se funda en la experiencia externa y se obtiene a través de la percepción. Se concibe la mente como una página en blanco que se va llenando con la información recibida por los sentidos. Siguiendo la tesis de que todas las ideas surgen de la experiencia y de la percepción, se concluye que no pueden existir ideas innatas.

Partidarios: John Locke, George Berkeley y David Hume.

David Hume constituye el punto culminante del empirismo. Aplica sus principios de manera radical, lo que le lleva al escepticismo. Las ideas clásicas de la metafísica racionalista –la existencia del alma, la divinidad y el mundo externo– fueron el objetivo principal de sus críticas.

Apriorismo kantiano

Según Kant, todo conocimiento comienza con la experiencia, pero no todo el conocimiento procede de la experiencia. Esta afirmación permite entender la teoría kantiana como una síntesis entre racionalismo y empirismo:

1. Racionalismo: No todo el conocimiento procede de la experiencia.
2. Empirismo: Sin experiencia, no hay conocimiento.

Esta posición se denomina apriorismo (conocimiento a priori es el conocimiento que obtenemos independientemente de la experiencia de nuestros sentidos, que ordena y organiza nuestra experiencia sensible), ya que considera que la experiencia es el inicio de todo proceso de conocimiento, pero las estructuras a priori de la mente humana son las que realizan este proceso.

Según Kant, el sujeto impone unas condiciones a priori para captar la realidad: el espacio y el tiempo. El espacio y el tiempo son como un molde que ordena y da sentido a la información procedente de los sentidos. Esto significa que no se capta la realidad tal y como es en sí misma, sino tal y como se percibe una vez amoldada a las condiciones de la sensibilidad.

Relativismo

Para el relativismo no existen verdades absolutas porque no existe ningún criterio absoluto que permita evaluar si una creencia es verdadera. Dicha evaluación dependerá siempre del contexto personal, histórico o cultural, y no es concebible un punto de vista absoluto que excluya estas circunstancias.

El relativismo puede referirse a las circunstancias subjetivas de una persona (subjetivismo) o a las circunstancias históricas y culturales (constructivismo, en referencia a que la verdad se construye socialmente y en los intercambios comunicativos).

Una de las razones del triunfo del relativismo se encuentra en que parece alentar la tolerancia. Si no se cree en que haya una verdad objetiva, entonces son posibles puntos de vista diferentes sobre el mundo que se deben aceptar sin mediar ninguna crítica.

1. Relativismo cultural: Pone en evidencia que hay costumbres muy dispares en diferentes partes del mundo y todas ellas merecen ser respetadas. Sin embargo, puede utilizarse para justificar la defensa de prácticas fundamentalistas e intolerables (como la ablación del clítoris). Para el relativista cultural, los derechos humanos serían una construcción histórica propia de Occidente que no tiene por qué implantarse en otros países.
2. Relativismo científico: El filósofo Thomas Kuhn introdujo el concepto de paradigma científico. Según él, a lo largo de la historia se han dado diferentes paradigmas, que suponen diferentes formas de comprender la realidad. Cada época tiene su paradigma, que aporta a la sociedad una visión del mundo y un modelo científico distinto. Kuhn decretó que los paradigmas eran inconmensurables, lo que significa que cada paradigma es absolutamente diferente a los demás y, por tanto, no puede juzgarse una teoría perteneciente a un paradigma con los criterios que forman parte de otro. Algunos autores han llegado a descartar que la ciencia tenga que ver con la realidad y que los resultados de los experimentos de laboratorio están construidos y son fruto de los intereses de los propios científicos. Este punto de vista es difícilmente defendible porque no explica cómo es posible que cada cierto tiempo se desvele un fraude científico. Si todo fuera una construcción social, resulta imposible explicar qué criterios se utilizaron para demostrar la falsedad de tales experimentos. Si se suprime el concepto de verdad, el concepto de falsedad también debe desaparecer.

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