31 Oct
LA ESCULTURA ROMANA Y SUS INNOVACIONES
La escultura es la manifestación que denota una mayor influencia del arte griego, ya que, por su fácil trasporte y reproducción, fueron muchas las obras de las que se apropiaron los romanos en su conquista de Grecia y más aún las copias que de ellas hicieron. Pero, al igual que en arquitectura, la influencia etrusca fue determinante. Así la escultura romana incorporó de estas dos tradiciones artísticas aquello que mejor se adaptaba a su propia idiosincrasia.
-De la escultura griega, el perfecto tratamiento del cuerpo humano.
-De la etrusca, su Realismo.
Los romanos, amantes de lo específico y concreto, preferían la representación individualizada de personajes reales y la narración histórica. Las dos grandes innovaciones de la escultura romana fueron el retrato realista y el relieve histórico.
Por otra parte, dentro del arte romano se aprecian dos grandes corrientes que reflejan la división de la sociedad romana en cuestión de gustos. Aunque en algunos momentos predominó una u otra, ambas convivieron a lo largo del tiempo:
-La corriente patricia o helenizante, que expresaba la admiración de los sectores sociales más ricos y cultos por el arte griego y su capacidad de imitación de la naturaleza.
-La corriente plebeya, que expresaba el interés de las clases medias por la claridad narrativa, aunque implicara sacrificar la corrección formal. Es apreciable sobre todo en algunos relieves, donde se alternan los tamaños y proporciones de las figuras, e incluso, se combinan puntos de vista diferentes para una mejor comprensión de lo narrado.
CarácterÍSTICAS GENERALES DE LA ESCULTURA ROMANA
-La escultura romana recogíó la doble influencia del arte etrusco y del griego de la época helenística, que los romanos adecuaron a sus necesidades para crear un arte original y ecléctico.
-La austeridad y el sentido práctico les hizo preocuparse por los aspectos utilitarios y funcionales de la escultura más que por la belleza.
-Los materiales más utilizados fueron el mármol y el bronce.
-Los romanos cultivaron preferentemente el retrato. Podían ser estatuas de cuerpo entero o solo bustos.
El retrato estaba policromado.
-Otra gran aportación artística de Roma fue el relieve histórico narrativo, nacido de la fusión de la tradición latina con el Naturalismo helenístico. Los relieves decoraban edificios narrando los hechos bélicos y civiles importantes de la historia de Roma con una finalidad docente.
-La escultura, además de adornar casas y lugares públicos, era un instrumento al servicio de la política de propaganda para mostrar el poder de Roma y el prestigio de los emperadores y clase nobiliaria.
-Los artistas eran generalmente griegos, emigrados a Italia y de gran destreza técnica, ya que la práctica de las artes era considerada indigna para un ciudadano romano. También llegaron muchas obras griegas, producto del saqueo o de la compra, para adornar las casas romanas. Se despertó la pasión por el coleccionismo privado y se encargaron copias de las esculturas más famosas, especialmente de tema mitológico. Muchos de estos originales se perdieron y hoy conocemos la escultura griega clásica a través de las copias romanas.
La escultura romana fue evolucionando a lo largo del tiempo, coexistiendo dos corrientes paralelas: una popular y realista y otra aristocrática e idealista. Predominan una u otra según los diversos momentos históricos.
EL RETRATO REALISTA
El retrato romano es el resultado de dos tradiciones: los grupos funerarios etruscos y la costumbre de hacer mascarillas de cera de los difuntos, con las que se rendía culto a los antepasados en los hogares patricios romanos.
En ambos casos se pretendía plasmar los rasgos individuales de la persona representada, de ahí el Realismo del retrato romano. Sin embargo, ese Realismo se limitaba a la cabeza, mientras que al resto del cuerpo se aplicaban modelos griegos.
Dentro de este género el retrato imperial ocupa un lugar destacado, por su abundancia y especial calidad.
Hay dos periodos fundamentales en la escultura romana: la Época Republicana y la Época Imperial.
-Durante la Época Republicana, el retrato romano trataba de reflejar con fidelidad los rasgos individuales del retratado, sin omitir los defectos, de ahí que fuera de un penetrante Realismo. El retrato republicano acusa el carácter del retratado así como su rango social.
Junto a retratos de cuerpo entero, de pie o sedentes, hay bustos sólo de la cabeza y cuello. Los hombres carecen de barba y llevan el pelo corto.
De esta época son el Grupo Barberini, los bustos de Catón y Porcia y la cabeza de Pompeyo el Grande.
-En la Época Imperial, durante la época de Augusto, el arte se hará oficial y político, siendo el emperador la figura más retratada. Los retratos más conocidos son el Augusto de prima Porta, un retrato thoracato –como mando militar con coraza- de rasgos idealizados en una postura inspirada en el Doríforo de Policleto y el Augusto Pontifex Maximus que luce toga y manto sobre la cabeza. Los retratos femeninos tienen el pelo recogido en un moño con raya en medio.
Bajo los emperadores Julio-Claudio, continuó la corriente idealista. Destaca el retrato apoteósico de Claudio, en que el emperador aparece divinizado, con el torso desnudo y corona de laurel.
En la época Flavia se inclina por la tradición realista, mostrando interés por los juegos de luz y sombra, el movimiento y los detalles. El busto se alarga a hombros y pecho como en los de Vespasiano y Tito. El retrato de una dama, de elegantes y delicados rasgos, luce un alto aparatoso peinado de nido de avispa.
En los tiempos de Adriano retorna la corriente clasicista en el retrato como en los famosos retratos idealizados de Antinoo, su favorito. El busto de Adriano, más realista, presenta dos innovaciones: la aparición de la barba y los ojos tallados a trépano con pupilas e iris, lo que aumenta la expresividad. El busto llega por debajo del pecho.
Con los Antoninos presenta mayor barroquismo. Los bustos comprenden hasta el vientre y los brazos.
Bajo los Severos acusan una mayor tendencia al Realismo y la barba se alarga, como vemos en el busto de Caracalla, de gran profundidad psicológica, con pelo y barba muy rizados para conseguir mayor colorismo.
En la etapa de anarquía militar los retratos continúan el Realismo acusado.
En el Bajo Imperio tienden a la esquematización y simplificación de formas, rompiendo el canon de proporciones como en Los Tetrarcas, de San Marcos de Venecia. Las figuras, sin barba, tienen enormes ojos como el retrato colosal del emperador Constantino.
EL RELIEVE HISTÓRICO
El relieve histórico era heredero del relieve helenístico. Pero el interés de los romanos por lo concreto y real generó un arte original en dos aspectos:
-El gusto por el paisaje y los motivos naturales.
-La preferencia por la narración de hechos históricos protagonizados por personajes reales identificables.
El relieve histórico es la manifestación más interesante y sirvió de complemento iconográfico a la arquitectura conmemorativa.
Sin embargo, no debe despreciarse la importancia del relieve mitológico, que alcanzó un destacado desarrollo en los sarcófagos.
-Durante la Época Republicana (509 a. C-27 a. C), un buen ejemplo de relieve es el friso del altar de Domicio Enobardo, de finales del siglo II a. C, con una ceremonia ritual de sacrificio.
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En la Época Imperial (27 a.C-476), durante la época de Augusto, en cuanto al relieve histórico destacan los del Ara Pacis o altar de la paz, un conjunto hípetro realizado en mármol, con un altar y una construcción rectangular que lo rodea. El muro exterior tiene dos frisos: en el basamento una decoración vegetal muy clásica y encima relieves narrativos con escenas del cortejo procesional de Augusto y su familia.
En la época Flavia el relieve de estilo ilusionista, mostrando un espacio continuo, con estudio de la perspectiva y del movimiento, alcanzó gran difusión. Los mejores relieves son los del Arco de Tito con el desfile triunfal del emperador y su ejército entrando en Roma tras el saqueo del templo de Jerusalén en el año 70.
Otro ejemplo magnífico de relieve histórico se debe al emperador Trajano.
En tiempos de Adriano al relieve se generalizó el uso de los sarcófagos con relieves en el frente y los laterales, por ir adosados al muro de temas mitológicos, escenas de batallas y cacerías o estrigilados.
Con los Antoninos destacan los relieves históricos de la columna de Marco Aurelio, similar a la de Trajano. Los relieves de la columna de Antonino Pío presentan la apoteosis de Antonino y su esposa.
En la etapa de anarquía militar se hacen relieves de gran barroquismo como el Sarcófago Ludovisi, con escenas de luchas contra los bárbaros.
En el Bajo Imperio los relieves se deshumanizan. El arco de Constantino tiene buenos relieves laterales, si bien la mayoría de ellos proceden del monumento a Trajano en Beneve.
CarácterÍSTICAS GENERALES DE LA PINTURA Y EL MOSAICO EN Roma
La influencia griega fue tan fundamental en la pintura romana como en la escultura. Se expolió y trasladó a Roma una gran cantidad de obras griegas, tanto de caballete como murales y otras muchas fueron copiadas para satisfacer la demanda de la población acomodada romana.
La técnica más empleada fue la pintura mural al fresco, para la decoración tanto de edificios públicos como de casas particulares. La pintura de caballete, cayó en desuso.
La fragilidad de la pintura en cualquiera de sus soportes explica el escaso número de obras que han llegado a nuestros días. Repertorios importantes solo se han recuperado dos hasta el momento:
-Las pinturas murales que decoraban las casas y villas sepultadas por la erupción del Vesubio en el año 79 d. C, especialmente las de Pompeya y Herculano.
-Los retratos sobre tabla hallados en la necrópolis egipcia de Al-Fayum, de los siglos I a III d. C.
De ambos conjuntos, el más interesante es el primero, por su variedad y por ser representativo de los gustos dominantes en el corazón del Imperio, mientras que los retratos de Al-Fayum responden a una práctica peculiar de un territorio periférico.
Un rasgo carácterístico de la pintura romana fue su amplísima variedad temática, que abordaba todos los géneros: paisajes, bodegones, retratos, hechos históricos, paisajes mitológicos, incluso escenas eróticas.
En las obras que se han conservado, predomina la corriente patricia, que aspiraba a una fiel imitación de la naturaleza. Y en las de mayor calidad se aprecia un dominio de la perspectiva, así como de la luz y el color para dotar de volumen a las figuras, que no se superaría hasta el Renacimiento.
A partir del Siglo XIX, un arqueólogo alemán, August Mau, establecíó una clasificación de la pintura mural romana a partir de los frescos recuperados en Pompeya y de las opiniones de Vitruvio. Esta clasificación define cuatro estilos sucesivos entre los siglos II a. C y I d. C.
El criterio empleado para diferenciar unos de otros es la presencia y combinación de ciertos elementos, que reflejan la evolución de la moda y los gustos en la decoración de las casas patricias:
-Primer estilo o de incrustación: Imitaba, con escayola pintada, diferentes tipos de mármoles y otros materiales de calidad, para dar una apariencia más vistosa a las paredes.
-Segundo estilo o arquitectónico: Creaba un espacio ilusorio tridimensional, mediante la representación de arquitecturas, a menudo abiertas al exterior y a veces con figuras humanas.
-Tercer estilo u ornamental: Fingidas estructuras arquitectónicas delimitaban paneles en los que se representaban delicados detalles ornamentales y pinturas que generalmente eran reproducciones de famosos cuadros griegos. Todo ello se insertaba sin buscar el rompimiento ilusorio de la pared, que recuperó así su carácter plano.
-Cuarto estilo o del ilusionismo óptico: Supuso un retorno al espacio ilusorio tridimensional, combinando las arquitecturas fingidas del segundo estilo y los detalles ornamentales y los cuadros del tercero, en una acentuación de la perspectiva y el efecto teatral.
Sin embargo, a veces resulta difícil adscribir algunas pinturas a un estilo u otro y son frecuentes las discrepancias entre los historiadores.
En cuanto al Mosaico, estaba ya muy extendido en el arte griego helenístico y los romanos lo utilizaron con profusión, a veces como alternativa a la pintura, aunque lo emplearon con más frecuencia en la pavimentación que en la decoración mural.
Los temas representados abarcaban desde sencillos motivos geométricos a veces en blanco y negro, hasta elaboradas y coloristas escenas, como el Mosaico de Alejandro.
Existían varias técnicas en la labor del mosaico, pero las que ofrecían los mejores y más vistosos resultados eran dos: el opus tesellatum y el opus vermiculatum. A menudo se combinan ambas técnicas en una misma obra.
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