15 Feb

Escultura Barroca Española

Tradicionalmente, el siglo XVII ha sido considerado en España un siglo de decadencia. Sin embargo, es en este siglo cuando la cultura alcanza su mayor desarrollo. Los principales clientes fueron los monasterios, las parroquias y las cofradías de clérigos y seglares. La temática religiosa es la preferente en la escultura española. Las características derivan del Concilio de Trento, que exige realismo y que la imagen suscite o confirme la fe del creyente.

En cuanto a la tipología, cabe destacar las llamadas de vestir o de bastidor, esculpidas solo en las partes no cubiertas por las ropas. Serán los pasos procesionales y tendrán un carácter didáctico y propagandístico. En general, tendrán como finalidad despertar sentimientos en los fieles. El material empleado será la madera, que se presenta policromada, llamándose escultura en blanco cuando no está policromada.

Una vez tallada la imagen, se verifican dos operaciones: el estofado y el encarnado. Para ello, la talla se recubre con una capa de yeso y se rectifican los errores. Para el estofado, el escultor aplica sobre esta capa de yeso los colores que imitan las telas que lo necesiten. La labor del encarnado consiste en dar color carne en las zonas del cuerpo que queden al descubierto. Los colores pueden quedar con el brillo propio de la pintura o se pueden enriquecer mediante un pulimento con aceite, bruñéndolo con estopa o un paño.

Escuelas

Escuela Castellana

Su centro es Valladolid y muestra preferencia por temas dramáticos y sangrientos. Plasma el dolor y la crueldad, con abundante sangre, muestra posturas tensas y rostros expresivos, y tiende a caricaturizar a los personajes malvados.

Destaca:

Gregorio Fernández (1576-1636)

Natural de Galicia, trabajó en Valladolid de 1605 a 1636, después de una breve estancia en Madrid. Se caracteriza por su naturalismo elegante y su tendencia hacia el expresionismo patético. Creador de temas iconográficos constantemente imitados, se distingue por la imagen del Cristo a la columna (Iglesia de la Vera Cruz) y por las del Cristo yacente (Museo de Valladolid), en los que se detiene en el tratamiento suave del modelado y la belleza naturalista del desnudo. En la iconografía de la Virgen, se caracteriza por la interpretación de la Inmaculada y por el tema de la Dolorosa. Son notables sus representaciones de santos, como Santa Teresa y San Bruno. Es uno de los creadores de los temas pasionales para la Semana Santa vallisoletana.

Escuela Sevillana

Busca y prodiga temas amables, vírgenes, naturalismo de los crucificados, para conducir la fe a través de la belleza idealizada, llegándose al extremo de reducir la talla escultórica a la cabeza y las manos, pues el cuerpo es armazón que se oculta con trajes y manos.

Autor:

Juan Martínez Montañés

Nacido en Alcalá la Real (Jaén), se establece en Sevilla desde 1582, donde muere en 1649. Es el más famoso autor barroco de la escuela andaluza. Se caracteriza por la representación de la belleza idealizada, majestuosa y melancólica. En torno a 1605 realiza el Cristo de la Clemencia, de la Catedral de Sevilla. El patetismo se hace evidente en el Jesús de la Pasión. La melancolía y la belleza triunfan en la bellísima Virgen Inmaculada, conocida como la Cieguecita. Esculpió el retablo de Santiponce, en el que, aparte de bellísimos relieves, le corresponde la magistral representación de San Jerónimo penitente. Consta su intervención directa y la de su taller en numerosas imágenes de la escuela sevillana.

Pintura Barroca

El siglo XVII es el gran siglo de la pintura barroca. Supuso una renovación en las tendencias estéticas del Renacimiento. Será una reacción contra el manierismo, como la distorsión, la asimetría y el intenso colorido. Buscarán en el realismo y la luz sus principios básicos. Los modelos a representar se buscan de la propia realidad y se plasman tal y como son, abandonando el concepto de belleza idealizada. También el paisaje será el cotidiano. La luz será un elemento fundamental, tanto por la riqueza de tonalidades cromáticas como por su composición.

Escuela Flamenca

En el siglo XVII, Flandes posee una fuerte influencia católica, fortalecida por la presencia de las tropas españolas. Los pintores flamencos se caracterizan por su optimismo y su carácter alegre. En bodegones y naturalezas muertas se exhibe aún con mayor claridad el culto de la comida bien sazonada; los bodegones flamencos se distinguen por las grandes piezas de caza y la opulencia de las mesas que rebosan de frutas y manjares.

Pedro Pablo Rubens (1577-1640)

Será el pintor más representativo, aunque nacido en tierra alemana, de padres flamencos, y se traslada a vivir a Amberes. En la formación de Rubens se advierte la influencia de la tradición flamenca del período manierista, que funde con la recibida en Italia, donde estudió la obra de Tiziano. Su estilo se puede resumir en:

  • Obras de gran dinamismo y vitalidad, con composiciones abiertas y en diagonal.
  • La gama de colores utilizados, la soltura de la pincelada y el uso de la paleta adquieren una intensidad, con escaso brillo.
  • Las composiciones adquieren un dinamismo extraordinario: músculos en tensión, diagonales enérgicas, suelos ondulantes…
  • Sus mujeres gruesas muestran inclinación hacia la figura redonda.

Obras:

  1. Escenas religiosas: La adoración de los Reyes (1604) o el mismo tema de la capilla del Kings College de Cambridge, se conciben como escenas cortesanas, en las que se enlazan las columnatas de mármoles, las telas costosas y los cofres cargados de alhajas en torno a vírgenes bien alimentadas.
  2. Obras mitológicas: Se revela como el gran intérprete de la fábula pagana, con una concepción miguelangelesca del desnudo masculino y una evidente admiración por Tiziano en la concepción del desnudo femenino. El Juicio de París, en el Museo del Prado.
  3. Temas históricos: Como la serie de las Bodas de María de Médicis (Louvre). Los retratos, por ejemplo, el de María de Médicis (Museo del Prado), presentan una estructura de líneas que tienden a romper el marco y propenden a resaltar telas y joyas.
  4. Ecuestres: Como el del duque de Lerma, el caballo no solo se encabrita en la clásica postura barroca, sino que gira y se ondulan su cola y sus crines en una apoteosis de vitalidad.
  5. Paisajes: Imprime un movimiento y sus juegos de luces: El Meleagro y Atalanta (Museo del Prado), es en realidad un paisaje.

Dos grandes discípulos suyos son: Jacobo Jordaens y Antonio van Dyck.

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