25 Feb

Escultura del Quattrocento: Ghiberti y Donatello

En el Quattrocento, la escultura renacentista florece en la ciudad de Florencia. En cuanto a los materiales, el mármol se convirtió en el material preferido, junto al bronce. La poderosa y rica ciudad de Florencia estaba interesada en finalizar otro edificio, su baptisterio. Este edificio debía tener tres puertas de bronce. Así, en 1401, se convocó un concurso entre todos los escultores para realizar las dos puertas del Baptisterio que faltaban. Se presentaron cantidad de escultores, entre ellos el arquitecto Brunelleschi. El tema que tenían que realizar los participantes del concurso era El Sacrificio de Isaac.

Lorenzo Ghiberti (1378-1455)

Lorenzo Ghiberti fue el responsable de dos monumentales puertas de bronce. La primera de las puertas la dedica a la vida de Jesús. Las escenas van enmarcadas en cuadrados lobulados de tradición gótica. Posteriormente, le encargaron la fundición de la puerta que faltaba, cuya temática serían episodios del Antiguo Testamento. Es la puerta denominada de «El Paraíso». Para Ghiberti, el relieve se transforma en un amplio escenario donde los numerosos personajes se mueven con holgura, hay un dilatado paisaje y una hermosa perspectiva arquitectónica. Este nuevo concepto del relieve se debe al estudio de la perspectiva, una de las preocupaciones de los artistas florentinos. Es decir, con un sentido esencialmente pictórico, gradúa en los diferentes planos del escenario el relieve de las figuras para producir el efecto de profundidad. La belleza de las actitudes de los personajes señala el estudio de los modelos clásicos. Su arte de componer y su manera de enlazar los movimientos curvilíneos de las figuras son realmente admirables.

Donatello (1386-1466)

Donatello realiza obras de bulto redondo. Interpreta la figura humana en las más diversas edades y tipos, en los más variados gestos y actitudes, expresando los estados espirituales más dispares. La elegancia y la vida del adolescente, cuyas gráciles formas aún no han comenzado a deformar la musculatura, es su preocupación en el David, sin duda una de las obras maestras del Renacimiento. En el San Jorge, se enfrenta con el hombre en plenitud de vida. Las piernas seguras en tierra, gran escudo romboidal recorrido por la señal de la cruz, la cabeza está erguida y la mirada iluminada por la fe. Es el prototipo de héroe cristiano. Su Condottiero Gattamelatta nos ofrece el primer gran retrato ecuestre escultórico renacentista. Por sus grandes proporciones, es también obra cumbre en la historia de la fundición de bronce.

Características de la Pintura Renacentista

Durante el siglo XV, los pintores aprenden a representar cada vez mejor el cuerpo humano y los rostros se van haciendo más variados. Se hacen verdaderos retratos en los que se copian fielmente los rasgos del retratado. Lo mismo que en la figura humana, se avanza en la interpretación del paisaje y, a finales del siglo XVI, el paisaje se convierte en elemento capital de un cuadro. Los ingenuos escenarios arquitectónicos góticos cambian sus formas hacia arquitecturas renacentistas gracias a la preocupación de los pintores florentinos por la perspectiva lineal. La luz interesa como elemento de primer orden en la pintura. Una luz que abarca la totalidad de la escena, que no se focaliza en ningún objeto. En Venecia se descubre que el porvenir de la pintura está en el predominio del color sobre la línea, sobre el dibujo.

Resumiendo, los grandes logros de la pintura renacentista italiana se centran en:

  • La conquista de la realidad.
  • Perspectiva lineal.
  • Nuevo tratamiento de la luz.
  • Composición (generalmente geométrica).
  • La expresión, que debe reflejar el carácter, el honor, la melancolía…
  • La temática es muy variada: temas religiosos, temas mitológicos, relatos de la vida cotidiana, alegorías.
  • La técnica utilizada es: pintura mural al fresco, temple sobre tabla, óleo sobre lienzo y sobre talla.

Tomás Masaccio (1401-1428)

Florentino, ha aprendido de Giotto el sentido de la monumentalidad de las masas y una vigorosa forma de componer sus cuadros. Su obra más importante son los frescos de la Capilla Brancacci, que relata la vida de San Pedro; se preocupa de crear unas figuras con volumen casi escultórico, dejando a un lado su preocupación por el paisaje y los edificios. Sus personajes tienen gran fuerza, con sencillas vestimentas, muy bien iluminados y con grandiosos gestos. La Trinidad de Santa María Novella es otro fresco ilusionista. Es el primer gran estudio de la perspectiva geométrica. El punto de vista bajo del pintor tiende a ensalzar la escena del Calvario y a las figuras de los donantes arrodillados bajo ella.

Fray Angelico (1390-1455)

Fray Angelico realizó la Anunciación del Museo del Prado. Esta pintura sobre tabla muestra elementos medievales similares a los que Giotto realizaba en el Trecento, como la desproporcionada habitación en que se encuentra la Virgen y el jardín en forma de tapiz. Otro elemento muy “medieval” es la asociación simbólica entre la Anunciación y el Pecado Original (Adán y Eva). La Virgen, cuya historia aparece representada en el banco inferior de la tabla, aparece como hilo conductor entre el Pecado Original y la Redención de la Humanidad por el Nacimiento de Cristo.

Piero della Francesca (1416-1492)

Piero della Francesca trabajó para el Duque de Urbino y realizó el retrato de este y de su esposa, siguiendo la presentación de los pintores flamencos. Pintó al fresco la Leyenda de la Santa Cruz. La corporeidad de las figuras es rotunda. El espacio y la profundidad están tratados de manera científica y casi se puede reconstruir tridimensionalmente. Otro elemento importante es el uso de la proporción; así, aparecen varios rectángulos áureos. Piero della Francesca utiliza la matemática y la simbología, llenando su obra de significados ocultos.

Sandro Botticelli (1445-1510)

Sandro Botticelli es el pintor de las fábulas paganas, de las representaciones mitológicas, aunque también tiene hermosas representaciones de la Virgen con una marcada expresión melancólica. La Primavera es una composición alegórica. Sobre un fondo de verdes, Venus preside el despertar de la Naturaleza. Observamos que a la derecha aparece la elegante figura de Flora, seguida de la Primavera temprana, mientras que a la izquierda se muestra el grupo de las Gracias, asaltadas por amorcillos. De larguísimas cabelleras de oro y cubiertas por leves y transparentes velos, son los más bellos cuerpos de mujer. Espigados y casi adolescentes, reflejan un ideal de la belleza que desaparece en la generación pictórica siguiente. El nervioso dibujo botticelliano.

Otros pintores del Quattrocento fueron Perugino, Mantegna, Gozzoli, Fray Filippo Lippi, Ghirlandaio, etc.

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