11 Mar

Tras la muerte de Fernando VII en 1833, su hija Isabel fue proclamada heredera con solo tres años, bajo la regencia de su madre, María Cristina. Su tío, Carlos María Isidro, no aceptó la Pragmática Sanción que permitía reinar a las mujeres y se autoproclamó rey, dando inicio a la Primera Guerra Carlista (1833-1840). El conflicto enfrentó a los isabelinos, apoyados por liberales y el ejército, contra los carlistas, defensores de la monarquía absoluta, la Iglesia y los fueros. La guerra terminó con la victoria liberal tras el Acuerdo de Vergara (1839), que permitió la integración de los carlistas en el ejército y el mantenimiento de los fueros en Navarra y el País Vasco.

Durante la regencia de María Cristina, se intentó consolidar el liberalismo. En 1834, el gobierno de Martínez de la Rosa promulgó el Estatuto Real, que establecía unas Cortes con dos cámaras sin soberanía ni capacidad legislativa, lo que generó descontento. En 1835, el progresista Juan Álvarez Mendizábal impulsó la desamortización eclesiástica, expropiando bienes de la Iglesia para recaudar fondos, aunque los principales beneficiados fueron la burguesía y la nobleza. En 1837, se aprobó una nueva constitución, que establecía la soberanía nacional, la división de poderes y el sufragio censitario. Sin embargo, el regreso de los moderados al poder limitó las libertades y frenó las reformas progresistas.

En 1840, la oposición a la Ley de Ayuntamientos llevó a un levantamiento que forzó la renuncia de María Cristina y el ascenso del general Espartero como regente. Su gobierno fue autoritario y se enemistó con diversos sectores, especialmente con los industriales catalanes tras firmar un tratado comercial con Gran Bretaña. La represión del levantamiento en Barcelona debilitó su apoyo y, en 1843, fue derrocado. Para estabilizar la situación, las Cortes adelantaron la mayoría de edad de Isabel II, que fue proclamada reina con trece años.

El Estado Liberal durante el Reinado de Isabel II (1843-1868)

Isabel II fue proclamada reina en 1843 con solo 13 años. Su reinado estuvo marcado por la consolidación del liberalismo, aunque con frecuentes crisis políticas y sociales.

La Década Moderada (1844-1854)

Los moderados tomaron el poder en 1844, favoreciendo a la burguesía terrateniente. Se aprobó la Constitución de 1845, que otorgaba amplios poderes a la Corona y establecía el sufragio censitario. Se impulsaron reformas como la creación de la Guardia Civil, la centralización administrativa y el Concordato de 1851, que restauró la influencia de la Iglesia. Sin embargo, la crisis política y económica desembocó en la revolución de 1854, poniendo fin a esta etapa.

El Bienio Progresista (1854-1856)

El pronunciamiento de Vicálvaro llevó al poder a Espartero, quien promovió reformas como la desamortización de Madoz y la Ley de Ferrocarriles. Se redactó una nueva constitución, pero el descontento social y los levantamientos obreros provocaron su caída en 1856.

La Unión Liberal y la Crisis Final (1856-1868)

O’Donnell creó la Unión Liberal y gobernó con una política expansionista en Marruecos y México. Sin embargo, la crisis económica y la oposición política llevaron a la firma del Pacto de Ostende en 1866. En 1868, la Revolución de la Gloriosa derrocó a Isabel II, quien se exilió en Francia.

El Sexenio Democrático: Revolución, Constitución de 1869 y Monarquía de Amadeo I (1868-1873)

La Revolución de 1868

La crisis económica y la oposición política impulsaron la revolución de 1868, iniciada en Cádiz por el general Prim. La rápida expansión del movimiento llevó a la victoria en la batalla de Alcolea, obligando a Isabel II a exiliarse. Se formó un gobierno provisional con el objetivo de establecer un nuevo régimen.

El Gobierno Provisional y la Constitución de 1869

El gobierno implementó reformas como la libertad de prensa, reunión y culto y convocó elecciones a Cortes Constituyentes mediante sufragio universal masculino. La Constitución de 1869 estableció la soberanía nacional, amplios derechos ciudadanos y la monarquía parlamentaria. También se impulsaron medidas económicas, como la creación de la peseta y la Ley de Minas para atraer inversión extranjera. Sin embargo, la frustración social creció debido a la falta de cambios en el sistema económico y la continuación de la guerra en Cuba y la tercera guerra carlista.

El Reinado de Amadeo I de Saboya (1871-1873)

Tras la elección de Amadeo de Saboya como rey, su reinado estuvo marcado por la inestabilidad. La oposición provenía de moderados, republicanos, carlistas, la Iglesia y sectores de la burguesía. Además, la guerra de Cuba y la muerte de Prim debilitaron aún más su posición. En 1873, incapaz de controlar la situación, abdicó, dando paso a la Primera República.

El Sexenio Democrático: El Primer Ensayo Republicano y su Fracaso (1873-1874)

Proclamación de la Primera República

Tras la abdicación de Amadeo I en febrero de 1873, las Cortes proclamaron la Primera República, generando entusiasmo en sectores populares que reclamaban la abolición de impuestos al consumo y el reclutamiento forzoso. Se abolió la esclavitud en Puerto Rico, y las elecciones a Cortes Constituyentes dieron la victoria a los republicanos federalistas, quienes redactaron un proyecto de Constitución Federal que nunca se aprobó.

Dificultades y Crisis

La república enfrentó graves problemas:

  • Tercera Guerra Carlista (especialmente en País Vasco, Cataluña y el Maestrazgo).
  • Guerra de los Diez Años en Cuba, sin lograr la paz.
  • Rebelión Cantonal: insurrección de cantones independientes liderados por sectores populares y anarquistas.

La inestabilidad política se reflejó en la sucesión de cuatro presidentes en once meses:

  1. Estanislao Figueras (febrero-junio 1873).
  2. Francisco Pi y Margall (junio-julio 1873), dimitió por no querer reprimir los cantones.
  3. Nicolás Salmerón (julio-septiembre 1873), dimitió por no firmar penas de muerte.
  4. Emilio Castelar (septiembre 1873-enero 1874), gobernó de forma autoritaria.

Fin de la República y Restauración Borbónica

En enero de 1874, el general Pavía disolvió las Cortes, estableciendo un régimen autoritario bajo el general Serrano. Finalmente, el pronunciamiento del general Martínez Campos el 29 de diciembre de 1874 proclamó rey a Alfonso XII, restaurando la monarquía borbónica.

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