22 Mar
La Guerra de Sucesión Española y el Sistema de Utrecht. Los Pactos de Familia
Tras la muerte de Carlos II sin descendencia, se produjo la Guerra de Sucesión Española (1701-1714). El conflicto enfrentó a la Alianza antiborbónica, que apoyaba al archiduque Carlos de Habsburgo, y a Felipe de Anjou (futuro Felipe V), respaldado por Francia y, en gran medida, por España. La situación cambió cuando el archiduque Carlos heredó el Imperio Austrohúngaro en 1711, lo que llevó a Inglaterra a buscar el fin de la guerra por temor a una nueva hegemonía.
Los Tratados de Paz de Utrecht (1713) y Radstadt (1714) establecieron un nuevo orden europeo:
- Político: Felipe V fue reconocido como rey de España, pero se prohibió la unión de las coronas española y francesa. Se buscaba un equilibrio de poder entre Francia, Austria e Inglaterra, terminando con la hegemonía francesa.
- Económico: Fin del monopolio comercial español en América. Gran Bretaña obtuvo el «navío de permiso» y el asiento de negros (control del comercio de esclavos).
- Territorial: Inglaterra conservó Gibraltar y Menorca. Austria recibió Flandes y territorios italianos.
La política exterior de Felipe V se centró en recuperar los territorios italianos perdidos. Para ello, firmó los Pactos de Familia con Francia, que permitieron a sus hijos Carlos (futuro Carlos III) y Felipe obtener, respectivamente, Nápoles y Sicilia, y el ducado de Parma.
Carlos III firmó el Tercer Pacto de Familia, participando en la Guerra de los Siete Años y en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. Como resultado, España recuperó Florida y Menorca.
Ideas Fundamentales de la Ilustración y el Despotismo Ilustrado de Carlos III
La Ilustración fue un movimiento intelectual y cultural del siglo XVIII que enfatizaba la razón, el progreso y la búsqueda de la felicidad. Se basaba en la idea de que la naturaleza se rige por leyes racionales y comprensibles para el ser humano. Aunque influyente, la Ilustración fue un fenómeno minoritario, principalmente entre las clases altas.
En España, la Ilustración llegó con Felipe V y Fernando VI, consolidándose con Carlos III. Se difundió a través de:
- La educación.
- Las Sociedades Económicas de Amigos del País.
- La prensa.
El despotismo ilustrado fue la principal teoría política en la Europa del siglo XVIII. Combinaba la monarquía absoluta con algunos principios de la Ilustración. Carlos III fue el mejor ejemplo de déspota ilustrado en España. Junto a consejeros como el Conde de Aranda, el Conde de Floridablanca y Campomanes, intentó modernizar la sociedad española:
- Reformó Madrid.
- Impulsó políticas para mejorar la producción.
- Reformó la Administración de Justicia y el Ejército, haciéndolo profesional y al servicio del Estado.
La Nueva Monarquía Borbónica: Los Decretos de Nueva Planta
Felipe V reorganizó el Estado, implantando una monarquía centralista siguiendo el modelo francés. Los Decretos de Nueva Planta suprimieron los fueros e instituciones de la Corona de Aragón, que pasaron a ser gobernadas por un capitán general al frente de una Audiencia.
Los Consejos fueron reemplazados por las Secretarías de Estado y del Despacho, aunque el Consejo de Castilla mantuvo su primacía. Se crearon las intendencias, dirigidas por funcionarios de confianza del rey, que actuaban como delegados territoriales con amplias funciones.
La España del Siglo XVIII: Expansión y Transformaciones Económicas
La economía española del siglo XVIII estaba limitada por la falta de competencia, el régimen de propiedad de la tierra y la resistencia al cambio. Carlos III intentó mejorar la situación con medidas como los arrendamientos municipales y la colonización de nuevas tierras, pero no llegó a implementar la Ley de Reforma Agraria propuesta por Jovellanos.
La industria creció gracias al aumento de la población (y, por tanto, de la demanda) y a las rentas de nobles y eclesiásticos. El principal obstáculo era el sistema gremial. Los reyes fomentaron la industria mediante:
- El proteccionismo.
- Las manufacturas reales.
- La construcción naval.
En cuanto al comercio con América, se crearon nuevas compañías comerciales y se liberalizó el comercio.
El Despegue Económico de Cataluña
Cataluña experimentó un notable despegue económico en el siglo XVIII. Duplicó su población y orientó su producción agrícola al mercado, desarrollando una burguesía agraria innovadora. Aumentaron los intercambios comerciales, tanto internos como con el exterior. La industria catalana se benefició del proteccionismo. El crecimiento generó excedentes de capital que se invirtieron en la modernización del sector textil, sentando las bases para la futura revolución industrial del siglo XIX.
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