08 Dic

La Crisis del Antiguo Régimen en España

La Crisis de 1808: El Preludio de la Guerra

El inicio del siglo XIX marcó un periodo de profunda transformación en España, coincidiendo con el paso del Antiguo Régimen al Sistema Liberal. Durante las últimas décadas del siglo XVIII y los primeros años del XIX, se evidenció el resquebrajamiento de las estructuras del Antiguo Régimen, caracterizado principalmente por la sociedad estamental y el absolutismo. Estos pilares serían gradualmente reemplazados por un modelo liberal que promovía la división de poderes, la soberanía nacional, las libertades individuales y la formación de una sociedad de clases.

En los albores del siglo XIX, la monarquía de Carlos IV se hallaba sumida en una profunda crisis y gozaba de un notable desprestigio, debido a varios factores:

  • Crisis del sistema de gobierno: Carlos IV continuaba empleando la figura del Valido, un sistema más propio del siglo XVII. Además, la elección de Manuel Godoy, ajeno a la aristocracia influyente y proveniente de la guardia de corps, como valido generó una fuerte oposición.
  • Graves problemas de la hacienda estatal: Las deudas acumuladas durante el reinado anterior y las constantes guerras contra los británicos colocaron a España al borde de la bancarrota. Para afrontar esta situación, Godoy implementó medidas como la apropiación y venta de bienes de la Iglesia, un primer paso hacia la desamortización, lo que le granjeó la enemistad de la Iglesia.
  • Subordinación de la política exterior a Francia: La política exterior española se vio supeditada a los intereses de la Francia napoleónica. Los Tratados de San Ildefonso y la derrota en Trafalgar (1805) mermaron considerablemente la armada española. El Tratado de Fontainebleau (1807) permitió la entrada de tropas francesas en España con el pretexto de ocupar Portugal, con la promesa de un futuro reparto territorial que beneficiaría a Francia, España y al propio Godoy.
  • Malestar social generalizado: Las epidemias, los motines por la escasez, el aumento de impuestos y la subida del precio del pan afectaron especialmente a las clases populares.

Esta crisis provocó el surgimiento de un «partido antigodoyista», también conocido como aristocrático o fernandino, compuesto por nobles y clérigos afines al príncipe Fernando, hijo de Carlos IV. Este grupo lideró dos motines: el fallido Motín del Escorial (1807) y el exitoso Motín de Aranjuez (marzo de 1808), que culminó con el encarcelamiento de Godoy y la abdicación forzada de Carlos IV en favor de su hijo, Fernando VII.

Ante este panorama de inestabilidad, Napoleón, que ya había introducido tropas en España bajo el pretexto de la conquista de Portugal, decidió convertir a España en una monarquía satélite de Francia. Intervino en los asuntos de la familia real española, convocándola a la ciudad francesa de Bayona. Fernando VII, su padre y Godoy acudieron a la cita entre el 20 y el 30 de abril de 1808. El 2 de mayo, cuando el resto de la familia real se disponía a abandonar Madrid, se produjo una respuesta armada que desencadenó la Guerra de la Independencia (1808-1814).

La Guerra de la Independencia (1808-1814)

Causas del Conflicto

La Guerra de la Independencia se originó a raíz de las ambiciones imperialistas de Napoleón. El detonante del conflicto fueron las Abdicaciones de Bayona, donde Napoleón forzó a Carlos IV y a Fernando VII a renunciar al trono español en favor de su hermano, José Bonaparte. El 2 de mayo de 1808 estalló un motín popular en Madrid, que rápidamente se extendió por toda la Península, dando lugar a un levantamiento general.

La Guerra de la Independencia fue un suceso complejo con tres vertientes principales:

  • Conflicto internacional: Involucró a Francia, España, Portugal y Gran Bretaña, que apoyó a los españoles sublevados con tropas, incluyendo al célebre Duque de Wellington.
  • Guerra civil: Enfrentó a los españoles afrancesados, que colaboraban con el gobierno de José I, y a los sublevados, que consideraban a Francia como un invasor.
  • Crisis política: El conflicto estuvo marcado por un vacío de poder y una profunda crisis política.

El Estatuto de Bayona y el Gobierno Francés

José Bonaparte, que había sido rey de Nápoles, ofreció a los españoles un programa reformista y una nueva ley fundamental: el Estatuto de Bayona.

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