30 Sep
La transformación de las ciudades españolas
La mayor parte de las ciudades españolas poseen elementos de épocas distintas: el centro histórico, con sus monumentos y calles estrechas y tortuosas; los ensanches, de trazado regular; los arrabaldes, de crecimiento desordenado; los desarrollos urbanos densos, en edificación abierta; y las nuevas periferias, cada vez más dispersas y fragmentadas.
Las ciudades se transforman: creciendo hacia el exterior con la creación de nuevos espacios residenciales y áreas de actividad económica, y por procesos de reestructuración en su interior. Aparecen centros comerciales, parques empresariales o urbanizaciones que se construyen en las afueras. Se produce un proceso de fragmentación del espacio urbano con piezas conectadas entre sí por autovías y carreteras.
El modelo de ciudad mediterránea, compacta, se ha ido sustituyendo por el tipo de ciudad difusa de modelo anglosajón. La ciudad difusa o dispersa se extiende horizontalmente y está separada en áreas especializadas y monofuncionales: zonas residenciales, áreas comerciales, zonas de ocio, centros de enseñanza, universidades, barrios administrativos y de oficinas… Además, disminuyen el contacto humano, los intercambios y la sociabilidad. Es una tipología urbana caracterizada por la mezcla de usos y de funciones y por la tendencia a ocupar un territorio muy extenso. La aceleración en la ocupación del espacio implicó mayor movilidad individual: los viajes pendulares cotidianos aumentaron en número y distancia.
Deterioro y revitalización de los centros históricos
A partir de la segunda mitad del siglo XX, los centros históricos de muchas ciudades españolas comenzaron a sufrir una progresiva deterioración y abandono. La mayor parte de los que permanecieron eran ancianos con bajos niveles de renta, por lo que el centro experimentó un proceso de envejecimiento y empobrecimiento. Todo esto se reflejó en una deterioración urbana, ya que muchas viviendas quedaron vacías, y en otras no se realizaron las obras necesarias de mantenimiento y renovación. Al mismo tiempo, la actividad económica también se fue desplazando hacia los ensanches. El centro histórico solo fue capaz de retener algunos centros administrativos y eclesiásticos instalados en edificios monumentales, así como los comercios tradicionales.
A lo largo de las últimas décadas, las tendencias anteriores se han visto, en parte, compensadas por procesos de revitalización de estas zonas debido a:
- Políticas públicas de conservación y revitalización: las administraciones públicas invirtieron en la rehabilitación de los edificios y la mejora de los espacios públicos. Además, dieron un nuevo uso a viejos monumentos, convirtiéndolos, por ejemplo, en edificios administrativos o universitarios, y dinamizando así la vida de los centros históricos.
- Desarrollo del turismo cultural: que potenció la rehabilitación de los centros históricos españoles, mediante la restauración de edificios y la peatonalización de calles y plazas. En el interior de algunas ciudades se realizaron importantes operaciones urbanísticas, consistentes, por ejemplo, en reconvertir las viejas áreas industriales en nuevos espacios de ocio.
- Cambio de actitud de la población local: comienza a verse como un área de oportunidades económicas y un lugar agradable para vivir. Así, los centros de algunas ciudades están atrayendo población joven y de mayor nivel de renta, lo que contribuye a conservar los edificios residenciales. Subsisten problemas especialmente en algunos barrios, donde al envejecimiento de la población y el bajo nivel de renta se unen la marginación social y la conformación de áreas con una fuerte concentración de inmigrantes, lo que dificulta su integración en el conjunto de la sociedad.
Los usos del suelo en la ciudad
Los usos del suelo son las diferentes utilizaciones del espacio urbano: comercial y de negocios, residencial, industrial, de equipamiento, etc. En la ciudad preindustrial el casco antiguo era la parte de la ciudad urbanizada. Ocupaba una pequeña superficie de la ciudad actual, pero tiene un gran valor por el legado cultural que contiene. En esta época los usos del suelo eran muy diversos.
La ciudad industrial
La ciudad preindustrial sufrió notables modificaciones como resultado del proceso de industrialización, que tuvo lugar entre mediados del siglo XIX y la década de 1960. El casco antiguo experimentó una progresiva terciarización y se consolidó como centro comercial y de negocios en la ciudad. El resultado fue el desplazamiento de los usos residenciales y la deterioración de los edificios por la contaminación y el tráfico.
Las ciudades que en esta época implantaron industrias modernas atrajeron una numerosa población campesina y se extendieron creando ensanches para los burgueses, barrios industriales y obreros, y barrios ajardinados. Se produjo una división entre un área residencial para la burguesía y las zonas industriales y los barrios marginales para el proletariado, que crecieron alrededor del ensanche, a lo largo de las carreteras y caminos que partían de la ciudad o junto a las industrias y a las estaciones ferroviarias.
Los barrios-jardín surgieron debido a las ideas naturalistas. Se trataba de viviendas destinadas a las clases medias y bajas, si bien con el tiempo también las clases altas demandaron este tipo de espacios. Con el posterior crecimiento de la ciudad, estos espacios quedaron situados en zonas céntricas, lo que favoreció su revalorización y su cambio de uso, por ejemplo, guarderías o clínicas privadas.
La ciudad postindustrial
En la década de 1960, las principales ciudades españolas iniciaron un enorme crecimiento debido al incremento natural de la población y a la inmigración y el progresivo desarrollo de los servicios. Las ciudades ampliaron el área edificada y crearon extensas periferias. Estas áreas urbanas llegaron a unirse a veces con los municipios vecinos, constituyendo aglomeraciones urbanas.
En la actualidad algunas zonas industriales de barrios obreros quedaron en una posición céntrica, lo que revalorizó el suelo que ocupan, dando lugar al vaciado industrial y aparición de usos terciarios o residenciales. Por el contrario, los espacios menos accesibles y desorganizados se mantienen como espacios marginales.
En los últimos años, las grandes ciudades tienen un ritmo de crecimiento menor, pero continúan extendiéndose en el espacio, debido a la difusión de parte de su población y de su actividad económica hacia periferias cada vez más alejadas. Estas periferias se estructuran en diferentes áreas: barrios residenciales, áreas industriales y áreas de equipamiento.
- Los barrios residenciales de la periferia responden a diversas tipologías y presentan bastante homogeneidad social derivada del precio del suelo y de la distancia al centro: barrios marginales, de viviendas de promoción oficial, polígonos de vivienda de promoción privada, barrios de quinteiro cerrado, áreas de vivienda unifamiliar.
- Las áreas industriales se localizan junto a las principales vías de acceso a la ciudad, buscando la proximidad urbana y suelo abundante a precio asequible. También incluyen espacios industriales nuevos, como parques empresariales y tecnológicos, en áreas de gran calidad ambiental; o polígonos de naves adosadas destinados a empresas con menos recursos.
- Las áreas de equipamiento son fruto de la actual descentralización de las actividades económicas hacia la periferia urbana: grandes superficies comerciales, centros escolares, sanitarios y administrativos y otros servicios.
España en el contexto mundial
España estaría dentro del grupo de los países desarrollados caracterizados por tener: una democracia consolidada, una tasa de crecimiento natural baja, una sociedad con una amplia clase media, una urbanización intensa y una economía basada en la producción, el intercambio de las manufacturas y servicios avanzados.
Cabe destacar que España es una potencia intermedia: nº 52 por superficie (505.990km2), puesto 29 por población (47.326.687 personas), puesto 14 en el PIB.
Debilidades y fortalezas
Si hablamos de las debilidades de nuestro país, tenemos que hablar de nuestra carencia de un poder duro ya que tenemos una reducida capacidad militar que intentamos compensar con nuestra pertenencia a la OTAN. Su punto fuerte sería el conocido como poder blando: ter instituciones democráticas de calidad, pertenecer a numerosas organizaciones y acuerdos internacionales, y su presencia cultural en el exterior.
Peso económico
El peso económico de España en el contexto mundial se manifiesta en el valor de su PIB y en la creciente integración de su economía en el ámbito mundial debido a su liberalismo económico, a las multinacionales españolas reconocidas en el mundo (Inditex, Repsol, Telefónica, BBVA…), y no podemos olvidar que somos una potencia turística (este año 1º destino mundial).
Relaciones internacionales
En cuanto a las relaciones internacionales, a la diplomacia tradicional, añadimos en la actualidad otro tipo de diplomacias como la económica, la cultural y la digital. Es importante destacar los lazos de unión con Iberoamérica debido a nuestro pasado común que aún perduran. Nuestra posición geográfica también nos conecta directamente con el norte de África destacando las relaciones importantísimas con nuestro vecino Marruecos (crucial para el control de la migración ilegal y del terrorismo). En nuestras relaciones la prioridad son: los países de la UE, los del Mediterráneo y norte de África, Iberoamérica y los BRICS. Aunque no podemos olvidar nuestras relaciones con: EEUU (OTAN), y los contactos económicos con China y la delicada relación con Rusia después de la invasión a Ucrania.
España en la Unión Europea
En el plano internacional, el ámbito con el que España mantiene vinculaciones más estreitas en los terrenos político y socioeconómico es el de la Unión Europea. Se trata de una organización supranacional formada por estados europeos soberanos e independientes, que delegan parte de su soberanía en unas instituciones comunes, con el fin de tomar decisiones de interés conjunto, de forma democrática, y a escala europea. La UE actual es el resultado de un largo proceso de integración y ampliación territorial, iniciado con los tratados de París (1951) y Roma (1957).
Instituciones de la UE
Las principales instituciones de la UE son el Consejo Europeo, el Consejo de la Unión Europea, la Comisión Europea y el Parlamento Europeo.
Diversidad y contrastes en la UE
Dentro de la UE, encontramos países con parámetros muy diversos de contrastes en el plano geográfico, político, económico y demográfico. Es en el ámbito económico donde la UE presenta fuertes contrastes socioeconómicos y territoriales, que tratan de mitigarse impulsando diferentes políticas comunes. Por otra parte, los contrastes demográficos de la UE se aprecian en la distribución de la población (alta densidad desigualmente repartida, más baja debido a factores físicos), en el crecimiento natural (bajo o negativo en la mayoría de países de la UE), los movimientos migratorios (debidos a motivos laborales, emigración de Europa central y oriental hacia los países más avanzados de Europa occidental) y la estructura de la población (acusado envejecimiento a causa de la baja natalidad y la elevada esperanza de vida).
España en la UE: beneficios e integración
España entró en la UE en 1986, teniendo que hacer importantes esfuerzos en la modernización política, económica, social y cultural, contando con el beneficio de la llegada de ayudas para la convergencia. Esto significó la consolidación de nuestra democracia, el acceso a un mercado lleno de posibilidades, fondos para la convergencia y para desarrollar un estado de bienestar.
España en la UE es un país intermedio: 2º en superficie y 5º en población (según la población se establece el nº de diputados en el parlamento europeo).
Conclusión: desafíos y futuro de la UE
En conclusión, hay que ser conscientes de la importancia de pertenecer a la UE, en un mundo cada vez más globalizado. Vivimos en un momento de incertidumbre a causa de la guerra en Ucrania, debido al desafío ruso hacia la UE y la OTAN. Además, cabe destacar el papel de España en el ámbito de las energías, recibiendo el gas del norte de África y EEUU y relanzándolo al resto de centro Europa, en lugar del gas ruso. La UE también jugó un importante papel para superar la crisis de la COVID-19, dando numerosas ayudas económicas a los diferentes países que la integran. Puede que la supervivencia de la UE dependa de cómo sea capaz de afrontar estos desafíos actuales.
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