20 Nov

Pintura Barroca en España

El siglo XVII representa la época culminante de la pintura española. Es curioso advertir cómo la decadencia política y económica coincide con un auge artístico y espiritual de gran trascendencia. España tuvo entonces dos grandes focos artísticos: Madrid y Sevilla, además de otros núcleos de menor resonancia como Valencia, Córdoba y Granada. De las tres corrientes que se desarrollan en la pintura europea del siglo XVII (naturalismo, clasicismo y barroco decorativo), es la naturalista la que alcanza mayor difusión en nuestro país, coincidiendo con la sensibilidad española inclinada a lo real. El recargamiento aparatoso del barroco no encontró gran eco hasta la segunda mitad de siglo, cuando el estilo se torna más dinámico, colorista y opulento.

La iglesia fue el principal comitente, encargando obras a los artistas. Por esta razón, los temas mitológicos apenas se desarrollan, siendo importados para palacios reales y residencias nobiliarias. Los temas religiosos son los más usuales, representándose Vírgenes con Niños, Inmaculadas, etc. El retrato adquiere gran importancia por su calidad, contando con Velázquez entre sus mejores exponentes. El bodegón también tiene gran aceptación dado el carácter naturalista de pintores como Zurbarán. En cuanto a la composición, muchos artistas no muestran gran interés por el movimiento de las figuras, sino por las formas estáticas, utilizando la simple yuxtaposición de objetos y personas (Zurbarán). Otros muestran gran interés por el movimiento, empleando la diagonal barroca. Es crucial destacar la importancia que los artistas españoles otorgan a la luz y a la perspectiva.

Escuela de Valencia

Francisco Ribalta (1565-1628)

Su estilo incorpora elementos del arte de Caravaggio, mostrando un gran realismo en sus personajes.

José Ribera (1591-1652)

Es uno de los grandes maestros de la etapa central del siglo. Su estilo parte del tenebrismo, pero la intensidad de su luz y la riqueza de los colores le dan un carácter muy personal. Está muy interesado por la representación estricta de la realidad, por lo que su pintura tiene en ocasiones extraordinaria dureza y dramatismo. En sus obras iniciales predomina un intenso tenebrismo. Con el tiempo, olvida los fondos oscuros y aclara sus escenas con una luz dorada, enriqueciendo sus matices cromáticos. Aunque la temática predominante en sus obras es la religiosa, también se interesó por los temas mitológicos debido a su relación con los ambientes italianos. Obras importantes: El Sueño de Jacob, El Martirio de San Bartolomé.

Escuela Andaluza

Zurbarán (1598-1664)

Es uno de los pintores más importantes de los años centrales del siglo. Sus lienzos ilustran muy bien los ideales de la Contrarreforma y el intenso fervor de las Órdenes Religiosas. Su pintura parte del realismo propio del siglo, representando a sus personajes con gran sencillez y sin interés por el detalle. Utiliza un tenebrismo suave y claro, cuya principal misión es definir los volúmenes, marcados por un dibujo preciso. Sus figuras tienen, por esto, un aspecto casi escultórico. Sus composiciones son muy simples; en cambio, toda la atención se aplica a rostros y manos, que adquieren un enorme poder expresivo. En todos sus personajes se aprecia una honda espiritualidad, rechazando los sentimientos violentos. Representó mejor que nadie los rostros llenos de fervor de los santos y frailes. Es un artista dedicado casi exclusivamente a los temas monásticos, realizando numerosas series para las distintas órdenes. Dentro de sus obras, destacan las series que realizó en el Convento de la Merced (Sevilla), Convento de San Buenaventura (Sevilla), La Cartuja de Jerez y Sevilla, y las obras del Monasterio de Guadalupe (Fray Gonzalo de Illescas).

Alonso Cano (1601-1667)

Es otro de los grandes de la pintura andaluza. Tiende a la belleza ideal. Su pintura es idealista, refinada, culta, de colores delicadísimos; sus imágenes son tiernas y dulces. Hay que considerarle, sobre todo, creador de tipos como La Virgen con el Niño, la Piedad, la Inmaculada…

Valdés Leal (1622-1690)

Su estilo está más preocupado por la expresión que por la belleza. Tiene unas magníficas dotes de colorista. Es melodramático y orientó su pintura hacia lo desagradable y macabro. Entre sus obras, destacan las Postrimerías que pintó para el Hospital de la Caridad de Sevilla.

Murillo (1617-1682)

Nace en Sevilla y fue el pintor por excelencia de los temas religiosos, que interpreta con fervor, dulzura y con el estilo colorista y dinámico propio del pleno barroco, aunque se mantiene dentro de un equilibrio compositivo. Embellece la realidad y la hace amable, aun en los temas de miseria y pobreza. Es muy exquisito en la técnica y sus modelos tienen cierto aire femenino. Supo adaptarse al gusto imperante, y si en el periodo anterior se representaba a los santos heroizándolos, ahora se inicia la aproximación de la religión al pueblo. Murillo fue pintor esencialmente de temas religiosos (La Sagrada Familia con el pajarito, Adoración de los Pastores) y se interesa mucho por los temas marianos como La Virgen con el Niño o La Inmaculada. Son importantes sus representaciones infantiles como el Divino Pastor. En su pintura costumbrista, los temas tienen un tratamiento realista con un matiz picaresco.

Escuela Madrileña

. DIEGO RODRIGUEZ DE SILVA Y VELÁZQUEZ (1599-1660): Es una de las figuras más importantes de la pintura española. Está entre el realismo de la pintura de la 1ª mitad del siglo y el barroquismo de la segunda. Y entre Sevilla, donde nació, y Madrid, donde hace su carrera. La gran cantidad de obras conservadas nos permite conocer con mucho detalle la evolución de su pintura. Felipe IV fue un verdadero mecenas para Velázquez. Trabajó en la Corte, esto le evitó problemas económicos y no precisó vender sus pinturas para poder vivir. Sus cuadros están hechos sin prisa, con abundantes retoques por no estar, apremiado ni por el tiempo ni por el dinero. Etapas: En sus primeros añossevillanos, sigue la dirección naturalista con composiciones tenebristas, utilizando tonos ocres y cobrizos y una técnica apretada. Concede importancia a los elementos de la naturaleza muerta y a la individualización de los personajes: La Vieja friendo huevos, El Aguador de Sevilla etc. • Primera etapamadrileña. En 1623 se establece en Madrid como retratista y comienza a trabajar para la Corte. A partir de este momento su arte evoluciona cuando conoció a grandes pintores italianos, admirando en ellos el colorido y la luminosidad. Esto le impulso a abandonar el tenebrismo y comienza a pintar obras mitológicas: Los Borrachos. • La madurez de su estilo sereno y equilibrado, preocupado por la luz y el color se inicia en la década de los años 30, tras su primer viaje a Italia. Su estancia en Italia enriqueció su concepción artística acentuando su interés por lo veneciano e incorporando a su pintura la elegancia y armonía compositivas propias del arte italiano (la Fragua de Vulcano).Su técnica en este período y después de la vuelta de Italia se vuelve cada vez más suelta y ligera, busca tonalidades más claras y ambientales. Con estas características pinta obras con La Rendición Breda, también llamado Las Lanzas, en el que representa un hecho histórico y donde el ambiente alcanza gran profundidad y transparencia, equilibrándose las figuras y el medio. Son importantes en esta etapa los retratos, en los que brillan los tonos plateados como el llamado Felipe IV de Plata, y los ecuestres de Felipe III,Margarita de Austria, Isabel de Borbón y el Conde-Duque. Su preocupación por la condición humana se pone de manifiesto en las representaciones de bufones y enanos como en el Niño de Vallecas. • En su segundo viaje a Italia en 1649, pinta al Papa Inocencio X, magnífico en su conjunción de blancos y carmines y en la captación de la personalidad del modelo. Su obra La Venus del Espejo pudo ser pintada en Italia durante estos años. El tema es un desnudo femenino, excepcional dentro de la pintura española reacia al desnudo. • Período final (1651-1660). En estos años la paleta de Velázquez se hace completamente líquida, esfumándose la forma y logrando calidades insuperables. La pasta se acumula a veces en pinceladas rápidas, de mucho efecto, diluye los contornos y da a las formas un carácter mutable casi de estilo impresionista. Logra el dominio absoluto de la perspectiva aérea, es decir, de la representación de la profundidad en función de la relación espacio-luz, captando la atmósfera existente entre los cuerpos. Sus obras capitales de este momento son Las Meninas y Las Hilanderas que responden a este estilo y a estas cualidades. En Las Meninas se observa Una extraordinaria maestría en la representación del espacio y de las variaciones luminosas. su perfecta composición convierte a este cuadro en una de las obras cumbre de toda la historia de la pintura. Las Hilanderas es otro de los grandes cuadros de Velázquez y muestra su profundo conocimiento de la mitología y de la representación de la luz y de la atmósfera.

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