04 Ene
1. Posguerra: Dominio Falangista y Apoyo al Fascismo (1939-1945)
En esta etapa inicial, el régimen franquista se caracterizó por:
Organización del Estado inspirada en el fascismo italiano
El régimen totalitario creado por Franco se inspiraba en los regímenes fascista italiano y nacionalsocialista alemán:
- Contaba con un partido único, Falange Española, que controlaba los resortes del Estado y del que dependía un único sindicato, la Organización Sindical Española (OSE).
- Todas las instituciones republicanas fueron desmanteladas. Se suprimieron la Constitución de 1931, las Cortes representativas y las libertades democráticas individuales y colectivas. En su lugar se crearon unas Cortes corporativas, que no eran elegidas por los ciudadanos y solo tenían un carácter consultivo.
- El Estado adoptó un carácter unitario y centralista. Se abolieron los Estatutos de Autonomía republicanos y se marginaron la lengua y la cultura propias de Cataluña, País Vasco y Galicia.
Para perseguir a la oposición se elaboraron leyes represivas (Responsabilidades Políticas, Seguridad del Estado, Represión de la Masonería y el Comunismo) y se supeditó la justicia a los dictados del gobierno. Así, miles de personas sufrieron la cárcel, la persecución, torturas o fueron ejecutadas. La Ley de Responsabilidades Políticas puede ser considerada como la «justicia al revés» por el hecho de poder juzgar y condenar a personas por actuaciones llevadas a cabo antes de su publicación. Por ello, esta ley consideraba culpables de rebelión a todos aquellos que permanecieron leales a la República, acusándolos de oposición al triunfo del levantamiento militar del 18 de julio de 1936.
Apoyo a las potencias del Eje durante la II Guerra Mundial
En 1939, España dio su apoyo incondicional a las potencias del Eje (Alemania e Italia). Aunque no intervino de forma directa en la Segunda Guerra Mundial, el gobierno español envió una unidad de voluntarios, la División Azul, al frente alemán del Este (Rusia). Ahora bien, a partir de 1943, cuando la guerra empezaba a ser desfavorable para dichas potencias, el régimen franquista retornó a una posición de neutralidad y disolvió la División Azul.
La derrota de los Estados fascistas, en 1945, atemorizó al régimen de Franco ante la posibilidad de que los aliados pudiesen exigir su fin en el poder, al presentar rasgos afines con las dictaduras vencidas y haber apoyado la expansión militar del Eje.
Autarquía económica y penuria
Siguiendo el modelo de los regímenes totalitarios, la España de Franco basó su política económica en la autarquía y en un fuerte dirigismo económico:
- La autarquía estuvo estimulada por el aislamiento exterior y el boicot internacional. Consistía en fomentar la autosuficiencia del país, es decir, que todos los bienes y servicios necesarios se produjesen en el interior, limitando las importaciones. Pero España no disponía de materias primas ni de fuentes de energía que permitieran tal autoabastecimiento.
- La intervención del Estado buscaba el control de la producción y la distribución de bienes, fijando precios obligatorios y forzando a los agricultores a entregar al Estado parte de la producción.
- Para estimular el desarrollo industrial, se creó el Instituto Nacional de Industria (INI) y se fundaron empresas públicas (Endesa, Pegaso, Iberia, etc.) que se ocupaban de sectores económicos prioritarios. Además, se implantó el proteccionismo que gravaba con aranceles las importaciones y limitaba la entrada de capital extranjero.
El descenso de la producción y la escasez de alimentos impusieron el racionamiento. Mediante la cartilla de racionamiento se repartían entre la población algunos productos de primera necesidad. Igualmente, un sistema de cupos distribuía entre las industrias las escasas materias primas o fuentes de energía (hierro, algodón, carbón, petróleo…). El racionamiento dio lugar al surgimiento del mercado negro, mediante el cual, los especuladores vendían los productos de forma clandestina a precios abusivos. El racionamiento, los elevados precios del mercado negro y los bajos salarios provocaron el hambre y la pobreza de buena parte de la población española.
2. Nacionalcatolicismo (1945-1957)
Marginación de Falange y Reorientación del Régimen
Para aproximarse a los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, se inició la marginación del falangismo más radical de los puestos relevantes del régimen y el abandono de la nomenclatura y los aspectos del ritual más claramente fascistas (supresión del saludo oficial con el brazo en alto). El discurso oficial comenzó a presentar al franquismo como un régimen católico, conservador y anticomunista, cuyo objetivo final era evolucionar hacia una monarquía. Esta reorientación se hizo evidente en el nuevo gobierno nombrado en 1951, que abrió una etapa caracterizada por el predominio del nacionalcatolicismo. Se dio un mayor peso a miembros de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas y se impulsó a figuras no tan comprometidas con los principios más autoritarios.
Paralelamente se promulgó la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958), la sexta de las Leyes Fundamentales que actualizaba los principios directores del régimen sin alterar para nada su naturaleza dictatorial. Todos los funcionarios públicos estaban obligados a jurarlos antes de tomar posesión de su cargo.
Reconocimiento Internacional
A partir de 1947, la configuración de dos bloques antagónicos (URSS y EE.UU.) y el inicio de la Guerra Fría alteraron la situación internacional. En este nuevo contexto, para los Estados Unidos y los países occidentales era más importante contar con un buen aliado en la lucha contra el comunismo, su gran enemigo, que presionar al régimen franquista para forzar la democratización de su sistema político. Así, las condenas verbales al franquismo se mantuvieron, pero, poco a poco, se dio paso a la aceptación internacional del régimen.
En el reconocimiento internacional del franquismo tuvieron una particular importancia los acuerdos firmados en 1953:
- El Concordato con la Santa Sede, que garantizaba la preeminencia de la Iglesia católica, declaraba explícitamente la confesionalidad del Estado y garantizaba un estatus de privilegio para la Iglesia católica.
- Los acuerdos bilaterales con Estados Unidos, de carácter defensivo y económico, que convertían a España en fiel aliado contra la Unión Soviética.
Los Estados Unidos obtuvieron de España el derecho a establecer y utilizar una serie de instalaciones militares en territorio español (bases de Torrejón, Morón, Zaragoza y Rota) a cambio de material bélico y ayuda económica y técnica.
3. Hegemonía Tecnócrata y Desarrollismo Económico (1957-1969)
Gobiernos Tecnócratas
A partir de 1957, los gobiernos nombrados por Franco, sin desplazar a los grupos franquistas tradicionales, incorporaron a una nueva generación de políticos, algunos de ellos vinculados al Opus Dei. Presentaban un perfil más técnico que ideológico, y estaban más preparados profesionalmente (abogados, economistas, etc.) que sus antecesores. Por ello se les denominó tecnócratas.
Para los tecnócratas la única forma de mantener el régimen franquista era realizar reformas administrativas e impulsar una política de crecimiento económico. El régimen se definió con el eufemismo de «democracia orgánica» y para asegurar su continuidad las Cortes nombraron al príncipe Juan Carlos como sucesor de Franco en la jefatura del Estado con el título de rey.
Apertura de la Economía Española
El nuevo gobierno puso en marcha el Plan de Estabilización (1959), cuyo objetivo consistía en sustituir una economía cerrada y con fuerte control estatal, por una economía vinculada a los circuitos internacionales y con mayor peso de la iniciativa privada. Al emprender una serie de reformas, diversos organismos internacionales concedieron préstamos a España para hacer frente a la grave situación económica y evitar una suspensión de pagos.
En la década de 1960 se pusieron en marcha los Planes de Desarrollo Económico y Social, que se concretaron en tres planes de vigencia cuatrienal, cuyo impacto en el crecimiento económico fue muy limitado.
Desarrollo Económico y Cambio Social
A partir de 1960, el crecimiento económico tuvo unas consecuencias determinantes para la modernización del país. Parte de la población abandonó el campo para buscar en las ciudades industriales del país y en otras naciones de Europa una nueva forma de vida. Poco a poco, la prosperidad llegó hasta millones de hogares españoles en forma de bienes de consumo. La influencia del turismo, unida a una creciente urbanización de la sociedad y a una mayor movilidad internacional (viajes turísticos, visitas a familiares emigrantes…), contribuyeron a cambiar la mentalidad de los españoles.
La mujer comenzó a incorporarse de forma más generalizada al mundo laboral, la influencia moral de la Iglesia descendió y la educación pública comenzó a expandirse. La mentalidad de las nuevas generaciones, que no habían vivido la guerra, cambió radicalmente y, poco a poco, se fue extendiendo un amplio movimiento social a favor de la democratización de la vida española.
4. Crisis y Declive del Régimen (1969-1975)
Inmovilismo Político
La crisis del gobierno tecnócrata estalló públicamente en 1969 a raíz del escándalo Matesa, una empresa de maquinaria textil, que protagonizó un fraude financiero relacionado con la exportación de maquinaria y las denuncias por corrupción implicaron a algunos altos cargos del régimen. El escándalo provocó la expulsión de los sectores más tecnócratas del gobierno.
Crisis Económica y Agitación Social
La inestabilidad política coincidió, hacia 1973, con un cambio en la economía de los países occidentales, provocado por el rápido aumento del precio del petróleo y de las materias primas. La crisis del petróleo puso fin al periodo de crecimiento y prosperidad e inauguró una época de profunda recesión económica.
En España, esta crisis supuso un alza continua de los precios, un retroceso del turismo, que redujo la entrada de divisas, una disminución de las inversiones extranjeras y el regreso de muchos emigrantes. Esta situación afectó, sobre todo, al sector industrial y muchas empresas quebraron, lo que generó un aumento del paro. Todo ello estimuló un auge de la oposición antifranquista, tanto política como sindical, y del conjunto de la ciudadanía. Los antifranquistas se coordinaron en plataformas unitarias para llevar a cabo sus demandas de cambio e impedir la continuidad del régimen franquista a la muerte del dictador.
En la calle, las movilizaciones populares, en demanda de la democratización del régimen, aumentaron significativamente. Una oleada de huelgas, manifestaciones y declaraciones de personalidades e instituciones reclamaban la llegada de la democracia a nuestro país.
Asesinato de Carrero Blanco y Enfermedad de Franco
En 1973, Franco estaba ya gravemente enfermo y por primera vez nombró un presidente del gobierno, el almirante Luis Carrero Blanco, que fue asesinado por ETA en diciembre de ese mismo año. En enero de 1974 se constituyó un nuevo gobierno, presidido por Carlos Arias Navarro, que tras un intento inicial de estimular algunas reformas, fue decantándose progresivamente hacia el inmovilismo.
La inestabilidad política fue acompañada de un aumento de acciones terroristas, llevadas a cabo por grupos armados, como ETA, el FRAP y los GRAPO. La respuesta del gobierno fue aumentar la represión hasta el punto de instaurar el Estado de excepción casi permanentemente. Con esta situación de fondo, y en medio de un grave conflicto en el territorio español del Sahara, Francisco Franco murió el 20 de noviembre de 1975.
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