06 Mar

Proceso de Convertirse en Persona según Carl Rogers

Carl Rogers, uno de los exponentes de la psicología humanista, describe el proceso de convertirse en persona como un camino hacia la autorrealización. Este proceso implica una serie de etapas o cambios en la forma en que una persona se percibe a sí misma y al mundo que la rodea. A continuación, se detallan estas etapas:

1. Dejar de Utilizar Máscaras

Significa no aparentar algo que no se es. Según Rogers, gastamos mucha energía disfrazando nuestra verdadera personalidad. Por ejemplo, en clase, intentamos parecer más adultos, seguros o incluso más «duros» de lo que realmente somos. Quitarnos la máscara y mostrar nuestra verdadera identidad puede ser atemorizante, por eso a menudo preferimos ocultarnos.

2. Dejar de Sentir los «Debería»

La conducta de las personas está influenciada por normas impuestas por padres, autoridades y la sociedad en general. Estas normas, a veces, están tan interiorizadas que las seguimos incluso en contra de nuestra voluntad. Hacemos cosas porque «deberíamos» y no porque realmente queramos. Un ejemplo es la relación con los padres, quienes, con buena intención, nos guían, pero a veces nos generan sentimientos de culpa si no seguimos sus consejos. Dejar de seguir estos «debería» es fundamental en el proceso.

3. Dejar de Satisfacer Expectativas Impuestas

La sociedad tiende a promover el conformismo, esperando que los individuos sigan patrones y cumplan ciertas expectativas. Esto puede llevar a vivir de acuerdo con valores ajenos, que no son significativos para uno mismo. Por ejemplo, la expectativa social de ir a la universidad, formar una familia y tener éxito económico puede no coincidir con los deseos personales de alguien que prefiere viajar y explorar el mundo. Es crucial identificar y cuestionar estas expectativas.

4. Dejar de Esforzarse por Agradar a los Demás

Muchas personas se educan con el miedo a la crítica y la censura, intentando siempre agradar a los demás. Esto puede llevar a comportamientos opuestos a los deseos reales. Las personas que se aceptan a sí mismas dejan de actuar en función de los demás y no modifican su conducta solo para complacer. Un ejemplo es la persona que orienta su vida en función de su pareja, negándose a sí misma. Detectar lo que no quieres ser es un primer paso hacia el crecimiento personal.

5. Comenzar a Auto-orientarse

Significa adquirir autonomía y aprender a escoger los propios objetivos. Las personas se vuelven responsables de sí mismas y deciden qué comportamientos son importantes. Esta autonomía, ligada al aumento de la autoestima, puede generar miedo, pero la falta de autonomía genera dolor. Como dijo Erich Fromm, la libertad puede engendrar miedo, pero es preferible a la falta de autonomía.

6. Comenzar a Ser un Proceso

Las personas que se aceptan a sí mismas entran en un proceso constante de cambio. No se esfuerzan por llegar a estados definitivos, sino que disfrutan de la continua evolución de su percepción de sí mismas y del mundo. Aceptan que el cambio es parte de la vida.

7. Comenzar a Aceptar la Propia Complejidad

Implica aceptar que somos seres contradictorios, con cualidades positivas y negativas. No somos solo buenos o malos, sino una mezcla de muchas cosas. Se trata de no reducir la personalidad a un solo rasgo y percibir la pluralidad del «yo».

8. Comenzar a Abrirse a la Experiencia

Implica establecer una relación franca y amistosa con los propios sentimientos y emociones. Aceptar y expresar los sentimientos, incluso los que se desconocían, es parte de este proceso. Esta apertura a la experiencia es similar a la percepción del mundo de la persona autorrealizada.

9. Comenzar a Aceptar a los Otros

A medida que nos aceptamos a nosotros mismos, estamos más capacitados para aceptar a los demás, con sus peculiaridades y formas de ver la realidad. Tan importante es aprender a decir «no» como saber decir «sí» y aceptar a los otros. Una persona que se autorrealiza adopta una actitud abierta hacia los demás.

10. Comenzar a Confiar en Sí Misma

Aceptar nuestra propia forma de ser nos da tranquilidad y confianza. La confianza en uno mismo es fundamental para la creatividad y para actuar al margen de las opiniones sociales. Un ejemplo es El Greco, quien pintaba de una manera muy diferente al estilo de su época, confiando en su propia visión.

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