15 Nov

Los principios de los 70 con Gonzalo Torrente Ballester (La saga-fuga de JB) inician la recuperación de los pilares de la narración y el arte de contar historias como base de la novela. La novela actual busca, ante todo, recuperar el interés del lector, perdido por el abuso de técnicas experimentales, dando más importancia al contenido y la trama que a la estructura.

Se abandona, pues, la experimentación, la complejidad y el hermetismo; se simplifica la estructura y la técnica narrativa, y se da una menor implicación social de los escritores, que quieren, sobre todo, crear y contar historias, “narrar”, volver al argumento, incluso a la intriga y atraer al público.

En la narrativa actual no hay una orientación definida, sobre todo cuando pensamos en el gran número de novelas que se publican cada año, sino que coexisten diversas tendencias y estilos.

Nuevas Tendencias Narrativas

A partir de 1975, siguen publicando novelistas ya consagrados y otros que habían empezado su trayectoria en los últimos años de la dictadura: Terenci Moix, Manuel Vicent, Francisco Umbral, Manuel Vázquez Montalbán, José Antonio Gabriel y Galán, Vicente Molina Foix, Félix de Azúa, entre otros. Comienza una nueva época para la novela española en la que se observan muy diversas tendencias:

  • Novela de intriga y policíaca: El argumento suele girar en torno a un crimen y son habituales las referencias al cine negro. El barcelonés Eduardo Mendoza con La verdad sobre el caso Savolta inaugura esta prolífica línea. En esta novela, Mendoza utiliza un relato autobiográfico, documentos, cartas, recortes de prensa, informes, etc., de un proceso judicial y la narración en tercera persona para desarrollar una historia cargada de interés. Le siguen otros títulos como El misterio de la cripta embrujada o La aventura del tocador de señoras, entre otras. En la misma tendencia situamos al jiennense Antonio Muñoz Molina (autor de Beatus ille, El invierno en Lisboa o El jinete polaco), a Arturo Pérez-Reverte (El maestro de esgrima, La tabla de Flandes, La piel del tambor, La carta esférica) y Manuel Vázquez Montalbán (Galíndez o la serie de novelas del detective Carvalho).
  • Novela histórica: Recrea hechos del pasado. Ejemplos incluyen a Eduardo Alonso (El insomnio de un día de invierno), Alberto Méndez (Los girasoles ciegos), José María Merino (El oro de los sueños) y Miguel Delibes (El hereje).
  • Novela metaliteraria: En la que el propio hecho narrativo ocupa un papel central en la trama. Luis Landero (Juegos de la edad tardía) y Juan José Millás (La soledad era esto) son ejemplos destacados.
  • Novela de autoficción: Utiliza la vida real del escritor como materia novelable. En estos relatos autobiográficos se difumina la frontera entre realidad y ficción. Autores como Javier Cercas (Soldados de Salamina), Javier Marías (Negra espalda del tiempo) y Enrique Vila-Matas (París no se acaba nunca) son representativos de esta tendencia.
  • Novela intimista: Aborda los conflictos personales y emocionales de los personajes. Ejemplos incluyen a Almudena Grandes (Malena es un nombre de tango), Álvaro Pombo (Contra natura), Adelaida García Morales (El sur) y José Luis Sampedro (La sonrisa etrusca).
  • Novela testimonial: Plantea temas de actualidad desde un punto de vista crítico. Rosa Montero (Te trataré como a una reina) se ocupa de la condición de la mujer, y Antonio Muñoz Molina (Sefarad) aborda las consecuencias de los fascismos del siglo XX.
  • Novela prolongadora del realismo: Julio Llamazares (La lluvia amarilla, Luna de lobos). Se trata de un realismo distinto del decimonónico o del realismo social de los 50.
  • Novela estilística: Francisco Umbral (Mortal y rosa), Javier Marías (Mañana en la batalla piensa en mí), Luis Mateo Díez (Las horas completas, La fuente de la edad).
  • Auge del cuento y de la novela corta: Por razones sociológicas y de consumo. Manuel Rivas (¿Qué me quieres, amor?) y José María Merino, entre otros.
  • Novela negra: Juan Madrid (Tánger) y Andrés Trapiello (Los amigos del crimen perfecto).

Una nueva generación de narradores nacidos en torno a los 70 parece encabezar un giro novelístico. Bajo el nombre de Alter Pop o generación “Nocilla” (debido al título de los libros del principal representante de esta tendencia, Agustín Fernández Mallo: Nocilla experience; Nocilla dream), la crítica ha agrupado a una serie de escritores; además del citado Fernández Mallo, encontramos en esta línea a los novelistas Germán Sierra, Vicente Luis Mora o Javier Calvo. Se percibe en ellos el influjo de la estética híbrida y fragmentaria de las nuevas tecnologías (blogs, wikis, YouTube, Facebook, chats).

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