11 Dic

La Renovación Narrativa en los Años 60

En la década de los 60 se produce un desarrollo económico y España avanza hacia la modernización. Continúan las prohibiciones y la falta de libertades. Son años de una creciente oposición a Franco. La novela Tiempo de silencio (1962), de Luis Martín Santos, inauguró una etapa de renovación de la narrativa española; ese mismo año se publicó La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa, que abrió un período de difusión e influencia de la literatura hispanoamericana.

Señas de identidad, de Juan Goytisolo, Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes, Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé y Volverás a Región, de Juan Benet, confirmaron el cultivo de la nueva orientación estética.

La renovación tuvo su origen en el cuestionamiento de la pobreza estructural, técnica y estilística de las obras del realismo social. No significó que en las obras de este período las innovaciones formales dejaran de lado las preocupaciones sociales.

Entre los autores de la primera posguerra que se suman a la renovación narrativa destacan Gonzalo Torrente Ballester y C. J. Cela.

En cuanto a los aspectos formales, la influencia de la narrativa extranjera -europea, norteamericana e hispanoamericana- se percibe en los rasgos más importantes de la innovación de la novela de los sesenta. Los cambios afectan, sobre todo, a la estructura y las técnicas narrativas. Las influencias más importantes que introdujeron innovaciones son las siguientes: Ulises, de James Joyce, la narrativa de Franz Kafka y William Faulkner, y el tratamiento del tiempo en Marcel Proust y Virginia Woolf.

Entre los aspectos formales más novedosos es posible mencionar:

  • La ruptura del orden cronológico y la presencia de un tiempo reducido, se producen retrocesos al pasado, saltos temporales o superposiciones de distintos planos.
  • El perspectivismo (empleo de la primera y la tercera persona narrativas mezcladas, e incorporación de la segunda persona autorreflexiva, que implica el desdoblamiento del yo).
  • El empleo del monólogo interior y el fluir de la conciencia para la expresión de las vivencias y sentimientos del protagonista.
  • El diálogo y el estilo indirecto libre.
  • El empleo expresivo de la tipografía, con ruptura de líneas, ausencia o uso especial de la puntuación, separación especial de las palabras, presentación de páginas en blanco, etcétera.
  • La riqueza expresiva manifestada en la elaboración retórica del discurso, en la creación de nuevos términos, el uso paródico de distintos tipos de lenguajes y la diversidad de registros.

Ejemplos de la Renovación Narrativa

La novela Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, se desarrolla en el Madrid de los años cuarenta. La obra contiene abundantes reflexiones en las que se critican con dureza diversos aspectos del ser y la vida nacional: la pobreza y las desigualdades sociales, la mediocridad, el conformismo.

Lo novedoso está en los rasgos formales; la mezcla de perspectivas, el monólogo interior, la segunda persona, los estilos directo, indirecto e indirecto libre. Hay un uso de la ironía, la hipérbole, la parodia, neologismos y cultismos, además de expresiones populares y vulgarismos.

Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes, consiste en el monólogo de la protagonista durante la noche en la que vela el cadáver de su marido; cada capítulo, introducido por una cita bíblica, incluye recuerdos y reflexiones sobre la vida en común, y reproches a Mario por sus valores y su comportamiento. En el discurso de Carmen aparece un retrato de una clase media conservadora y mediocre, y una visión de la España de posguerra que se contrapone a los ideales y las preocupaciones sociales de Mario.

Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé, se inscribe en la tendencia renovadora, narra las relaciones sentimentales entre una joven de la alta burguesía catalana y un chico andaluz pobre y delincuente, a quien ella cree un obrero concienciado. La novela critica el progresismo superficial y esnob de cierta juventud universitaria y sobresalen el uso de la ironía, la parodia y la hipérbole, además de la variedad de registros.

Tendencias Narrativas a Partir de los 70

El 1975 se considera como el inicio de una nueva etapa de la narrativa española. Nuevas condiciones sociopolíticas y culturales (democracia, desarrollo económico y social, la desaparición de la censura y la recuperación de la obra de los escritores exiliados) se reflejarán en la producción literaria, sobre todo en las relaciones entre libro y mercado, y en la expresión de una nueva mentalidad.

En la narrativa sobresalen la ausencia de propuestas colectivas y la diversidad estética. Hacia fines de los setenta decae el experimentalismo y se recupera la importancia de los elementos tradicionales del relato, sobre todo el argumento, la narración de acciones y la configuración del personaje. Los temas están relacionados con la intimidad, la memoria del pasado, la identidad personal y, sobre todo, los sentimientos.

Principales Tendencias Estéticas

Aparecen numerosas tendencias estéticas:

  • La novela experimentalista y discursiva: Prosigue la novela centrada en el discurso: complejidad lingüística y estructural, heterogeneidad estilística y de contenido. Historia abreviada de la literatura portátil, de Enrique Vila-Matas.
  • La metanovela: Trata principalmente de la creación literaria, del proceso de escribir y de leer, de la construcción de personajes. Fragmentos de Apocalipsis, de G. Torrente Ballester.
  • La novela histórica: La isla de los jacintos cortados, de G. Torrente Ballester; Soldados de Salamina, de Javier Cercas.
  • La novela erótica: Octubre, octubre, de José Luis Sampedro.
  • La novela de acción: Novelas de aventuras, policíaca o negra, y de espionaje. La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza; El balneario, de Manuel Vázquez de Montalbán; Beltenebros, de Antonio Muñoz Molina.

A partir del 1975 se produjo un resurgimiento del realismo, con una estética renovadora, que incorporaba elementos fantásticos, míticos, oníricos.

Orientaciones del Realismo

Este realismo tiene distintas orientaciones:

  • La novela del realismo crítico y social: Plasma el conflicto entre los personajes y el mundo, en espacios urbanos y rurales, y ofrece una visión crítica de la realidad histórica de la época. Los santos inocentes, de Delibes; Un día volveré, de Marsé.
  • La novela de la memoria: Presenta un intenso componente de subjetividad y autobiografía, que evoca el pasado para recuperar las vivencias y la identidad de los personajes. Historia de una maestra, de Josefina Aldecoa; El jinete polaco, de Antonio Muñoz Molina; Todas las almas, de Javier Marías.
  • La novela alegórica, mítica y fantástica: Incorpora lo irracional, lo fantástico, lo soñado y lo simbólico. La ruina del cielo, de Luis Mateo Díez; la trilogía de El oro de los sueños, de José Mª Merino; La lluvia amarilla, de J. Llamazares.
  • El neorrealismo costumbrista: Describe los ambientes y la vida cotidiana de personajes arquetípicos de determinados grupos sociales (Historias del Kronen, de José Ángel Mañas) o de periodos históricos mezclados con la aventura y la intriga (El capitán Alatriste, de Arturo Pérez Reverte).

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