26 Ene

Desamortización y Transformaciones Agrarias en la España del Siglo XIX

Concepto de Desamortización

La desamortización se define como la incautación estatal de bienes raíces de propiedad colectiva, ya sea eclesiástica o civil. Tras la nacionalización y venta en subasta pública de estos bienes, se transforman en una nueva propiedad privada, con libertad de uso y disposición. Es importante distinguir entre desvinculación (los bienes se liberan, pero permanecen en manos de sus poseedores originales) y desamortización (los poseedores pierden los bienes, que pasan a ser bienes nacionales).

La Agricultura Española hasta Mediados del Siglo XX

La agricultura española, hasta mediados del siglo XX, se encontraba muy atrasada, manteniendo la estructura del Antiguo Régimen. Los principales problemas eran:

  • Escasa fertilidad de muchas tierras.
  • Minifundismo en la meseta norte y Galicia.
  • Latifundismo en el sur peninsular.

Gran parte de las propiedades estaban vinculadas o amortizadas. Los bienes rústicos y urbanos fuera del libre comercio pertenecían a la nobleza. La Iglesia era propietaria de grandes extensiones de tierras, y los municipios tenían tierras originadas en concesiones durante la Reconquista, divididas en bienes comunes (para aprovechamientos colectivos) y propios (ingresos municipales). Los reformistas ilustrados del siglo XVIII habían denunciado este problema, pero los procesos de desamortización habían fracasado.

Modificaciones en la Estructura de la Propiedad

La revolución liberal demandaba la propiedad privada. En el Antiguo Régimen, las propiedades de la Iglesia y los municipios estaban en «manos muertas» o «amortizadas». Las tierras vinculadas a mayorazgos permanecían en el linaje familiar y se transmitían íntegras de un titular a otro. Primero se buscó desvincular los bienes de la nobleza y desamortizar los bienes eclesiásticos y municipales para liberar las fincas al mercado.

A partir de 1836 se adoptaron medidas decisivas.

La Desvinculación

La desvinculación supuso, por un lado, la abolición de los señoríos o la disolución del régimen señorial, anulando los derechos señoriales de carácter jurisdiccional y transformando las tierras de los señoríos en propiedades plenas y libres de sus legítimos dueños. Por otro lado, se suprimieron los mayorazgos, declarando los bienes heredados libres, pudiendo ser vendidos por sus titulares.

La Desamortización

La desamortización, primero de bienes eclesiásticos y luego de los pueblos, supuso la incautación por parte del Estado de estos bienes, su conversión en bienes nacionales y su posterior venta en subasta pública. Aunque la desamortización ya había comenzado a aplicarse en el siglo XVIII, el verdadero proceso se desarrolló con Mendizábal y Madoz.

Mendizábal y su Decreto Desamortizador (1836)

El 19 de febrero de 1836, Mendizábal puso en venta los bienes del clero regular. Al año siguiente, otra ley sacó a la venta los bienes del clero secular, aunque esta se ejecutó en 1842. Los objetivos eran ganar la guerra carlista, eliminar la deuda pública y transformar la estructura de la propiedad eclesiástica en una estructura libre e individual. Como consecuencia, la desamortización empobreció a los campesinos y aumentó la distancia entre el nuevo régimen liberal y el clero católico. Se subastaron todas las propiedades a la vez, aceptando como pago la deuda pública. Para completar la liberación de la economía, se abolieron los privilegios; se liberaron los arrendamientos, precios y almacenamiento; se abolieron los privilegios gremiales, aduanas interiores y el diezmo, y se instauró la libertad de industria y comercio.

Pascual Madoz y su Ley de Desamortización General (1855)

Pascual Madoz, con su Ley de Desamortización General, puso en venta todos los bienes de propiedad colectiva, tanto eclesiásticos como los bienes de propios y comunales. Los objetivos fueron reducir el déficit estatal y financiar nuevas y necesarias obras públicas. El dinero se dedicó a la explotación del ferrocarril, siendo la propiedad de este de los ayuntamientos. No solucionó el problema de la deuda pública, y las clases bajas dejaron de disfrutar de las tierras comunales.

Consecuencias de la Desamortización

La desamortización consiguió dinero para los planes del Estado y, a largo plazo, contribuyó a aumentar el volumen general del producto agrícola.

Resultados Sociales

El clero regular quedó reducido, y el secular pasó a depender del Estado. La nobleza no perdió su base económica, y la rica burguesía se convirtió en grandes terratenientes. Los grandes arrendatarios contrataron jornaleros, se encarecieron los arriendos, se cancelaron los contratos, y la mano de obra agrícola se proletarizó. Los campesinos perdieron su autonomía económica, y se sustituyó la estructura social señorial por una capitalista.

Resultados Económicos

Aumentó la superficie cultivada de cereal, se deforestaron bosques, aumentó la concentración de la tierra en pocas manos y hubo una mejora en el abastecimiento del mercado español.

Resultados Políticos

Se afianzó un grupo de terratenientes a la causa liberal y se provocaron continuas tensiones entre la Iglesia y el Estado liberal.

Resultados Culturales

Se provocó la destrucción o el abandono de un importante patrimonio y la pérdida de numerosas obras de arte.

Resultados Urbanísticos

Se produjo un urbanismo discriminador, con la burguesía en el centro y los obreros en la periferia. Los grandes edificios de conventos se convirtieron en edificios públicos o fueron derribados. En conclusión, no se aprovechó la ocasión de crear una clase media agraria, por lo que la desamortización fue una frustrada reforma agraria que provocó conflictos y causó problemas económicos, sociales y políticos.

Cambios Agrarios en la España del Siglo XIX

El siglo XIX comenzó con un estancamiento. La población aumentó de unos 11 a 19 millones, se construyó una gran parte de la red ferroviaria y las ciudades crecieron con gran rapidez. Sin embargo, hay un desfase creciente entre la renta española y la europea. Legalmente, a lo largo de la primera mitad del siglo XIX, se eliminó el régimen señorial y se instauró la libertad de cercamiento de tierras, de comercialización de productos agrarios y de precios. El rendimiento medio era bajo, ya que los nuevos propietarios no quisieron mejorar los sistemas de explotación. En el norte, el minifundismo obligó a muchos a emigrar, y en el sur, el latifundismo generaba malas condiciones de vida. Se hizo frecuente la reivindicación de tierras. El principal cultivo era el cereal. En la zona mediterránea, la vid tuvo gran dimensión desde los años 80, y la naranja valenciana se convirtió en una de las principales exportaciones, junto con el arroz. En Cataluña y La Rioja se apreciaban vinos de calidad. La producción de aceite de oliva cayó ante la competencia italiana, y la patata y el maíz se convirtieron en cultivos más extendidos. La población agrícola se mantuvo en permanente amenaza de hambre debido a malas cosechas o plagas. Se sucedieron varias crisis agrarias en torno a 1825, afectando la capacidad de compra del campesino, que utilizaba aproximadamente más del 50% de su presupuesto en la compra del pan y un poco más del 60% en la alimentación en general. Estas crisis también afectaron a los negocios industriales y financieros. La desamortización y la revolución liberal también supusieron la decadencia de la cabaña ganadera, en parte porque muchas de las tierras que habían servido de pastos se cultivaron. Los gobiernos moderados realizaron una política comercial industrial proteccionista precisamente para garantizar la venta a precios elevados de la producción.

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