13 Ene
Evolución del Franquismo: De la Posguerra a la Apertura (1939-1959)
Las siete leyes fundamentales del franquismo muestran cómo Franco, aunque pretendió dar un aire liberal a su régimen, ignoraba los principios democráticos como la separación de poderes, las libertades públicas y una vida judicial normalizada.
- La Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (1947) declaraba que España era un reino, pero sin rey, con Franco como jefe de Estado y con el derecho de designar a un sucesor cuando lo estimara oportuno.
- La Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958) incorpora la doctrina falangista y reconoce a FET y de las JONS como partido único con el fin de consolidar la dictadura.
- La Ley Orgánica del Estado (1967) introduce novedades funcionales, como la separación de los cargos del jefe del Estado y el presidente del Gobierno. Es como una ley fundamental recopilatoria de las anteriores para asegurar la pervivencia del franquismo sin Franco.
Durante la creación del Estado franquista se establecen dos etapas: la posguerra y la apertura.
La Posguerra (1939-1953)
La represión política afectó a millones de personas que debieron cambiar de ideas, exiliarse o morir. La represión se apoyó en un sistema policial de denuncias y venganzas. Una de las primeras medidas fue la Ley de Responsabilidades Políticas (1939), que se aplicó a todas las personas que habían permanecido en la zona republicana durante la Guerra Civil.
Las Relaciones Exteriores estaban marcadas por la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Franco estaba vinculado al eje (Roma, Berlín, Tokio) que le había ayudado a ganar la guerra. Al iniciarse el conflicto, Franco se declaró neutral a pesar de la entrevista de Hendaya con Hitler, que estuvo a punto de hacerle beligerante. Luego, con los triunfos nazis, se declaró no beligerante, es decir, que no entraba directamente en guerra, pero ayudaba al eje, enviando la División Azul para participar en la campaña contra la URSS. Al cambiar la guerra de signo, Franco se acercó a Estados Unidos y volvió a declararse neutral, a la vez que intentó dar a su régimen político una apariencia liberal (Ley de Cortes, 1942). A pesar de todos sus esfuerzos, concluida la guerra, la dictadura de Franco fue condenada por la ONU. España fue sometida al aislamiento internacional y a un bloqueo económico-diplomático atenuado, sin poder acceder al Plan Marshall para la reconstrucción de Europa. Pero, al surgir la «Guerra Fría» entre Estados Unidos y la URSS, la actitud de este primer país empezó a cambiar respecto a España.
Se llama Autarquía a la política económica de este periodo, centrada en el autoabastecimiento ante la dificultad de las importaciones, tanto por la II Guerra Mundial como por el posterior aislamiento. Al terminar la Guerra Civil, España era un país arruinado, en el que a las pérdidas humanas se añadían destrucciones importantes en ciudades, carreteras, ferrocarriles y centrales eléctricas. La devastación fue menor en la industria. El lento proceso de recuperación demográfica tuvo lugar durante los «años del hambre», donde el consumo de residuos alimenticios propició la difusión de enfermedades graves. La decisión de repartir igualitariamente los alimentos disponibles a través del racionamiento generó un importante mercado negro, dentro de una corrupción general en la administración pública.
Para promover la industrialización, necesaria ante la imposibilidad de importar, el Gobierno creó un fuerte sector público mediante el INI (Instituto Nacional de Industria), que puso en marcha fábricas de aluminio, refinerías de petróleo y nacionalizó las comunicaciones telefónicas y muchas minas. Como en los años de Miguel Primo de Rivera, se impulsaron las obras públicas (pantanos). Apostando por la industria, se dejó la reforma agraria de la República en suspenso.
La oposición política fue controlada con facilidad, tanto los ataques guerrilleros en los Pirineos (Maquis) como la huelga de 1947 en Bilbao, que marcó el despertar del movimiento obrero. Los monárquicos, tras el manifiesto de Lausana de don Juan, vieron defraudadas sus esperanzas de una restauración de los Borbones. Pero, tras la entrevista del pretendiente y Franco, se consiguió que Juan Carlos se educara en España, manteniendo la esperanza.
La Apertura (1953-1959)
El contexto de la Guerra Fría facilitó el reconocimiento internacional del franquismo. Primero, se firmaron los acuerdos hispano-norteamericanos (1953), donde a cambio de instalar bases militares en España (Rota, Zaragoza…) para un posible enfrentamiento con la URSS, Estados Unidos proporcionó ayuda económica. El mismo año se firmó un nuevo concordato con el Vaticano, donde se confirmaba el Estado confesional, la dotación económica para la Iglesia, las facilidades para la enseñanza y el fuero eclesiástico. Finalmente, España fue reconocida como país miembro de la ONU en 1955.
En este periodo, la oposición exterior declinó y la interior tuvo tres frentes: el movimiento obrero, el universitario y los nacionalismos periféricos. Respecto al primero, fue liderado por el sindicato comunista clandestino CCOO en el País Vasco, Cataluña y Asturias, aunque en esta época las reivindicaciones económicas prevalecían sobre las políticas. El movimiento universitario fue propiciado por la reforma de la enseñanza secundaria del ministro Joaquín Ruiz Jiménez, que provocó enfrentamientos con los falangistas. Los sucesos de 1956 (entierro de Ortega y Gasset) revelaron el declive político de la Falange. En Cataluña y el País Vasco hubo un despertar del nacionalismo, destacando la aparición de ETA en 1958-1959.
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