03 Ene
Para él, el teatro es vida alucinada e intensa. La comarca del plomo candente o la taberna fantástica son algunas de sus obras. Fernando Arrabal, con su teatro no realista y experimental, crea el teatro del pánico, buscando nuevos elementos formales. Obras como El cementerio de automóviles (1966) conforman un teatro provocador y rebelde considerado cruel, inhumano y absurdo.
El Teatro Desde la Década de los Setenta a la Actualidad
Son varias las circunstancias que intervinieron en un cambio en los escenarios españoles:
- La desaparición de la censura: los autores denunciaban la dificultad de llevar temas políticos al escenario.
- Las subvenciones crecientes de la Administración Central y de los Gobiernos de las Comunidades Autónomas.
- La creación del Centro Dramático Nacional, en 1978; en 1983, el Centro de Documentación Teatral y el Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas, en 1984.
- La revitalización de las Escuelas de Arte Dramático y la proliferación de festivales, editoriales y revistas —a la veterana Primer acto se ha unido El Público—, han dado a conocer los textos dramáticos de estos nuevos tiempos.
Se reconocen dos claras tendencias: un teatro más comercial y convencional, y otro más vinculado a las nuevas formas de representación.
Teatro Comercial y Convencional
Nos encontramos con montajes convencionales, como los de Antonio Gala, tratando temas como el amor, la soledad, la figura femenina, dramas realistas o recreaciones históricas. Algunas de sus obras son: Anillos para una dama (1973), Samarkanda (1983).
Los autores veteranos continúan con un tono ácido de crítica social y política, que se había cultivado en los últimos años del franquismo. Personajes marginales y desencantados, la expresión de valores como la autenticidad o la solidaridad, temas ligados a las drogas, los problemas de la juventud, los conflictos generacionales; con un lenguaje popular, incluso jergal, como Fernando Fernán Gómez en su obra Las bicicletas son para el verano (1982), o José Luis Sanchis Sinisterra en ¡Ay, Carmela! (1986).
José Luis Alonso de Santos muestra interés en el reflejo de aspectos de la sociedad del momento, en ambientes urbanos.
José Luis Alonso de Santos
En el conjunto de su obra se combinan creaciones propias con adaptaciones de los clásicos grecorromanos (Plauto), internacionales (Shakespeare), y españoles (Lope de Vega, Calderón de la Barca). Su teatro parte de un conflicto existencial del hombre entre la realidad y el deseo, y contiene un enfoque crítico hacia la sociedad. Se distinguen tres etapas:
- Teatro con referencias literarias, que intenta conmover y divertir (El combate de don Carnal y doña Cuaresma, 1977).
- Teatro realista, crónicas del Madrid de los ochenta ligados a temas como la droga o el desencanto, con personajes humildes y fracasados con un lenguaje callejero, urbano; sobresalen el desinterés, la amistad y la lealtad frente a la violencia (La estanquera de Vallecas, 1981).
- Teatro comercial, en el que se conduce a una comedia más amable (La sombra del Tenorio, 1995, o Yonquis y progres, 2012).
Su última publicación, hasta el momento, ha sido Los conserjes de San Felipe (2012), que combina lo social con lo político, lo erudito, lo popular, el amor y el punto de partida a una nueva etapa de la Historia.
La presencia en los escenarios del teatro musical va tomando fuerza, y el teatro de humor cosecha éxitos con fórmulas nuevas como los monólogos cómicos.
Nuevas Tendencias Teatrales
El nuevo teatro desde mitad de los setenta hasta el momento actual da protagonismo al espectáculo. Se produce un cambio en la estética de la puesta en escena, pero no tanto en los contenidos. Sus rasgos generales son los siguientes:
- Importancia de la figura del director escénico: el director decide los detalles de lo que se ha de representar. Josep Mª. Flotats (Compañía Flotats), Lluis Pasqual (Compañía del Teatro Lliure), son representativos.
- Rechazo del teatro escrito a priori: algunas compañías elaboran el texto como una actividad de grupo. Muchos elementos del montaje se deciden en los ensayos. Albert Boadella en Els Joglars.
- Protagonismo de la expresión corporal, imagen y sonido, en ocasiones eliminando la palabra.
- Nuevos espacios escénicos: se rompe con las salas y escenarios, adaptando e improvisando espacios: hangares, naves industriales, polideportivos…
- Temática: reflexión y crítica contra la sociedad contemporánea. Se trata la gestión del poder, el control sobre el ciudadano, el consumismo, la incomunicación desde un tono satírico por medio de parodias.
- Participación física activa de actores y espectadores. El espectador ha de participar, física (corre, grita…) o intelectualmente (descifra los códigos, símbolos, empleados).
- Se construye un mensaje a partir de cuadros teatrales efectistas de los que se desprende la reflexión o la denuncia.
- Se mezclan diferentes medios: nuevas tecnologías, con mimo (Tricicle), acrobacias circenses (Els Comediants, La Fura dels Baus), proyección cinematográfica (La Cubana).
- Ampliación de la visión occidental del teatro a la internacionalización, que permite acoplar formas llegadas de África y, sobre todo orientales, de China y Japón.
- Los personajes representan tipos o clases, es decir, actitudes ante la vida, más que la psicología del personaje, que lo vaya a mostrar como persona.
Últimos Años
Los teatros independientes se profesionalizan y se convierten en grupos estables. Al llegar a los años noventa, jóvenes autores recurren a fórmulas eclécticas –el pastiche–, que consiste en servirse de otras artes y espectáculos como el cine, la televisión, el cómic, la poesía, la música, la ópera… En los temas continúa cierta inclinación por mostrar lo marginal, criticar el racismo y el totalitarismo, etc. En la forma, se da gran importancia al texto, al valor de la palabra, a través de lo fantástico, la ironía o el escepticismo. Este teatro atrae también al público más ligado a los espectáculos tradicionales. Entre ellos Antonio Álamo, Itziar Pascual, Rodrigo García. Destacamos a Juan Mayorga (1965), imaginativo y onírico, recurre a la palabra culta llena de connotaciones: Cartas de amor a Stalin (1993).
Ya en el siglo XXI, se ha favorecido el microteatro: breves piezas, representadas en espacios alternativos, como La casa de la portera, en Madrid, o Colectivo Inesperado, en Burgos, que combinan técnicas del teatro tradicional con las nuevas formas; representan en un piso en que se habilitan habitaciones como espacios diferentes para las distintas escenas.
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