16 Dic

El Teatro Español Posterior a 1939: Un Recorrido Histórico

El teatro de posguerra cumplió dos funciones básicas: entretener al público que buscaba esparcimiento y transmitir ideología.

En la posguerra, el Estado y la Iglesia establecieron un férreo control sobre las obras nuevas y los repertorios. Este fenómeno desarrolló la consiguiente autocensura en los dramaturgos.

Teatro en el Exilio

  • Alberti, antes y después de la Guerra Civil, escribe teatro político. En El adefesio plantea el tema de la intolerancia del poder.
  • Max Aub: Publica en 1942 San Juan. La obra plantea las vicisitudes de un contingente de emigrados judíos que huyen de los nazis en un barco, el “San Juan”, y que no logran ser recibidos en ningún puerto. Sus temas principales fueron los desastres de la guerra, la soledad y la ética del exiliado.
  • Alejandro Casona: Estrena en Buenos Aires “La dama del alba”, “La barca sin pescador”, “Los árboles mueren de pie”. Fue acusado de escribir teatro de evasión alejado de las circunstancias sociohistóricas.

Años 40: Evasión y Humor

La comedia burguesa se caracteriza por la perfecta construcción de las obras y por su intrascendencia, con dosis de humor, ternura y amabilidad. Las obras suelen dividirse en tres actos, poseen minuciosas acotaciones y sus parlamentos muestran cualidades estilísticas. Sobresale el tema del amor para exaltar la familia, el matrimonio, el hogar. Ideológicamente suele hacer gala de neutralidad, con finales moralizadores. Los autores y obras principales: Jacinto Benavente: “El demonio del teatro y Nieve en mayo”, Jose Mª Pemán: “El testamento de la mariposa” y Joaquín Calvo Sotelo: “Historia de una casa”.

Destaca el teatro de humor, innovador, de Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura. La obra más representativa de Mihura es “Tres sombreros de copa” estrenada en 1952, veinte años después de ser escrita. Es una comedia que satiriza la rutina y mediocridad de la burguesía de provincias y la no menos miserable vida del teatro de variedades. Se enfrentan dos mundos y dos concepciones de la vida: la vida burguesa y prosaica de DIONISIO y la vida poética y de libertad de PAULA.

Años 50: Teatro Realista

El teatro realista intentó renovar la escena española y manifestar su oposición a la Dictadura. Las obras plantearon temas como la injusticia social, la explotación, la vida de la clase media y baja, la condición humana de los humillados, los marginados.

Destacan dramaturgos como:

  • Alfonso Sastre.
  • Lauro Olmo.
  • Martín Recuerda, con un pronunciado carácter documental, de signo crítico.
  • Antonio Buero Vallejo. En su obra se pueden distinguir tres etapas:

Etapa existencial

En “Historia de una escalera”, 1949, los protagonistas son cuatro jóvenes, vecinos en el último piso de una vieja casa: Urbano, obrero de una fábrica; Fernando, dependiente de una papelería; Carmina y Elvira. La obra refleja un mundo gris donde las frustraciones se repiten, no solo por el peso del medio social sino también por la debilidad personal. En 1950 escribe “En la ardiente oscuridad”, en ella plantea la lucha por la verdad y la libertad.

Teatro social

“Un soñador para un pueblo”, “El concierto de San Ovidio, 1962, denuncia la explotación de un grupo de ciegos en el Paris de los años previos a la Revolución Francesa.

Etapa de innovaciones

Quizás la novedad técnica más llamativa es lo que se ha denominado “efectos de inmersión”, visión de la escena por parte del espectador a través de los personajes. OBRAS: “El sueño de la razón”, “Llegada de los dioses”, “La fundación”(1974).

Años 60 y 70: Renovación Formal

Dentro del teatro comercial, siguen triunfando las comedias de Mihura, Jaime de Armiñán, Ana Diosdado. Entre los nuevos sobresale Antonio Gala: En 1963 estrena su primera comedia, “Los verdes campos del Edén”. Durante los años setenta goza del favor del público con obras como ”Anillos para una dama”, “Las cítaras colgadas de los árboles”, “Por qué corres, Ulises”. Posteriormente estrena obras como “El hotelito”, “Séneca o El beneficio de la duda”.

La experimentación. Como ocurre con la narrativa y la poesía, los nuevos autores consideran acabado el realismo social y buscan nuevas propuestas que se caracterizan por su oposición estética a los “realistas”, aunque en bastantes ocasiones las obras tampoco están exentas de crítica social.

Quizás lo más peculiar es el teatro de Fernando Arrabal. Imaginación, elementos surrealistas, lenguaje infantil, ruptura con la lógica son las características del primer conjunto de las obras de Arrabal: por ejemplo, “El triciclo” de 1953. Exiliado en Francia desde 1955, sus obras se encuadrarían dentro del llamado “teatro pánico” y pretenden ser un teatro total que exalta la libertad creadora y persigue la provocación y el escándalo del espectador. Sus obras: “El laberinto”, 1956; “Oye, Patria, mi aflicción” (1975), etc.

En el panorama del teatro bajo los últimos años del franquismo no puede faltar la mención del fenómeno del “teatro independiente”. Bajo este rótulo se engloban grupos como “Los Goliardos”, “Tábano” “Teatro libre” de Madrid; “Els Joglars”, “Els Comediants” y “Fura dels Baus” en Barcelona; “Aquelarre”, en Bilbao, etc. La «independencia» del teatro suponía el rechazo del espectáculo conservador mediante la elaboración de una estética peculiar y de un intento de autofinanciación.

Desde 1975 finalizada la dictadura y eliminada la censura parecía abrirse una etapa prometedora para el teatro. Pero, por el contrario, ha sido en estos años cuando la crisis del teatro español se ha hecho más evidente.

Un importante fenómeno del teatro español posterior a 1975 ha sido la creación de instituciones teatrales que dependen de instancias oficiales, tanto del Estado como de las Comunidades Autónomas o municipios. Así, en 1978 se creó el Centro Dramático Nacional y posteriormente El Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas y la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

Francisco Nieva es probablemente el más importante de los dramaturgos experimentales de la segunda mitad de siglo. Aunque escribe obras de teatro desde los años cincuenta, no las ve representadas de forma regular hasta después de la muerte de Franco. Ligado al grupo literario de los ‘postistas’ de finales de los cuarenta y principios de los cincuenta, su teatro va a caminar por la senda de lo surrealista, lo onírico, lo fantástico y lo imaginativo. Comparte con Artaud la idea de un teatro catártico y liberador, cuya finalidad es mostrar la esencia del hombre. El tema básico en las obras de Nieva es la represión de la sociedad, que degrada al ser humano al impedir el desarrollo de sus necesidades profundas. Ante ello se erige la transgresión, a menudo debida a la necesidad de una liberación sexual. Además del erotismo, en las obras de este autor manchego abundan las referencias a una España negra y también a la religión, a las que Nieva critica. Entre sus obras tenemos: Pelo de tormenta, Malditas sean Coronada y sus hijas.

Otros autores de esta época: Sanchís Sinisterra (1940): “¡Ay, Carmela! de 1986, José Luis Alonso de Santos: ”Bajarse al moro” de 1985; Fernando Fernán Gómez: “Las bicicletas son para el verano” ; …

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