12 Dic

La historia económica de Japón se caracteriza por dos periodos significativos:

1. Periodo Tokugawa (1603-1868) o Shogunato

A principios del siglo XVII, la rivalidad entre los señores feudales llegó a su fin, dando inicio a la era Tokugawa. Durante este tiempo, Japón estuvo bajo el dominio del shogun y los daimios. La familia Tokugawa, que poseía el 25% de las tierras y las minas de oro y plata, ejercía un control absoluto. Este periodo se caracterizó por una economía feudal, agraria y aislada del resto del mundo.

Sin embargo, durante este aislamiento, se establecieron las bases internas para la futura industrialización y modernización de Japón. Los dos siglos y medio de hegemonía Tokugawa moldearon el pensamiento, los valores, la conducta social y las instituciones japonesas. Aunque este periodo puso fin a las guerras internas, también aisló a Japón de los avances científicos, tecnológicos y culturales que se desarrollaban en Europa y América.

Las características del país que influyeron en su desarrollo económico fueron:

  • Geografía y Recursos: Japón es un archipiélago volcánico con una variedad de climas que permiten la diversificación de cultivos. La mayoría de la población se concentra en las zonas costeras, combinando la pesca con la agricultura.
  • Religión: El budismo, proveniente de China, se sintetizó en el panteísmo. El sintoísmo también jugó un papel crucial, especialmente durante la era Meiji.
  • Pensamiento Confucionista: Este sistema ético y filosófico promovió el respeto a la familia y a los gobernantes, inculcando un fuerte sentido de obediencia y lealtad.

La tierra en Japón siempre ha sido muy valorada, con una agricultura intensiva. Sin embargo, solo un 16% de la tierra era productiva, y una cuarta parte estaba en manos de la familia Tokugawa. La sociedad era estamental, basada en el confucionismo:

  1. Kyoto: El emperador, considerado el representante de Dios en la tierra, ostentaba el mayor poder.
  2. Shogun: Incluía a los daimios, señores feudales que controlaban territorios llamados han. Recibían el 50% de la producción en especie, administraban la justicia, la casta guerrera y el sistema impositivo. Cada dos años, debían pasar uno en Edo como forma de control.
  3. Samuráis: La casta guerrera, que posteriormente se convirtió en la élite intelectual del país. Eran mantenidos por los daimios a cambio de seguridad. Había aproximadamente dos millones antes de la Revolución Meiji.
  4. Monjes: Dedicaban parte de su vida a la vida monástica.
  5. Campesinos: Combinaban la agricultura con la pesca, haciendo de Japón una potencia pesquera. No tenían apellido y vivían en servidumbre, pagando el 50% de su producción a los daimios.
  6. Chonin: Residentes urbanos, artesanos y mercaderes que vivían en los centros de poder.
  7. Hinin: Desposeídos y vagabundos que se rebelaban en tiempos de crisis.
  8. Marginados: El estrato más bajo de la sociedad.

En 1853, el almirante Matthew Perry llegó a Japón con la excusa de entregar una carta al emperador. Regresó en 1854 para firmar un tratado comercial entre Estados Unidos y Japón, abriendo los puertos japoneses al comercio. Se intercambiaban productos como té, seda, arroz y espadas. En 1858, Japón firmó el Tratado de las Cinco Naciones (Estados Unidos, Holanda, Gran Bretaña, Rusia y Francia), permitiendo la entrada de barcos extranjeros a sus puertos. Esto marcó la apertura de Japón al mundo, aunque el tratado resultó ser perjudicial al reducir su soberanía.

2. Revolución Meiji-Mutsuhito (1868-1912)

Meiji significa «gobierno de la luz» o «gobierno iluminado». Esta revolución abarcó los ámbitos político, económico y social, con cambios sin precedentes en la historia. La clave de la Revolución Meiji fue el mimetismo tecnológico. Japón experimentó una transformación radical en pocos años durante el periodo Mutsuhito. Esta transformación fue impulsada por factores internos y externos, como las crisis de subsistencia, la escasez de alimentos, las hambrunas, las epidemias y los asaltos a los daimios.

En este contexto, se desarrolló el pensamiento JAI, que abogaba por que el emperador asumiera la organización del país. Este movimiento surgió del deseo de las familias de daimios de eliminar la figura del shogun. El desarrollo económico de Japón se basó más en el trabajo y el esfuerzo de la población que en el factor capital.

Los factores que impulsaron la transformación en Japón fueron:

  • La crisis de la época Tempo, con asaltos a los graneros de los daimios.
  • El pensamiento JAI, que promovía la gestión del país por parte del emperador (sintoísmo).
  • La llegada de los holandeses a las costas del sur, portadores de información sobre Europa occidental.

Durante este periodo se produjeron los siguientes acontecimientos:

  • Restablecimiento del poder imperial: Edo se convirtió en Tokio, y el poder se concentró en el emperador.
  • Occidentalización: Se adoptaron medidas como:
    • El calendario gregoriano.
    • La dieta, vestimenta y peinado occidentales.
    • La universalización de la educación, mejorando la formación de la población.
    • La intensificación de la agricultura.
    • La adopción del inglés como idioma para los negocios.
    • La abolición de la servidumbre.
    • El establecimiento del yen como moneda única.
  • Industrialización: Se desarrolló de manera diferente a Europa, con la población permaneciendo en el campo.

Destacaron industrias como la de bienes de consumo, minería, construcción, transportes, comunicaciones, armamento y astilleros. El crecimiento económico se reflejó en un aumento demográfico. Este desarrollo fue impulsado por el esfuerzo de una población que pagaba altos impuestos y trabajaba arduamente por su país. En 1872, Japón tenía 35 millones de habitantes (84% en el campo), y en 1910, 50 millones (72% seguía siendo rural).

La primera línea de ferrocarril, Tokio-Yokohama, se inauguró en 1872 gracias a la tecnología inglesa. En Japón, la tecnología no se ocultaba, había un gran interés por lo nuevo. Los han se dividieron en territorios medianos (distritos), con asambleas para el debate, pero sin capacidad de decisión. Se llevó a cabo una importante reforma agraria y fiscal, crucial para la modernización. El Estado indemnizó a los daimios por la pérdida de tierras y se creó un sistema bancario inspirado en el inglés. Los agricultores pagaban al Estado un tercio de su producción en metálico, reduciendo la presión fiscal y permitiendo la libre disposición de tierras y producción. La producción aumentó significativamente gracias a estas medidas.

En 1868, tras la muerte de Komei, Mutsuhito se convirtió en emperador a los 14 años. Debido a su corta edad, fue aconsejado por personas capacitadas que facilitaron la apertura del país al exterior. Los hijos de los daimios viajaron para conocer los avances en otros países. El Estado envió a jóvenes a estudiar al extranjero, aprendiendo lo mejor de cada país:

  • De Inglaterra, adoptó y mejoró su tecnología, sus astilleros y su sistema financiero. En 1870 se creó el Banco de Japón y se instauró el yen.
  • De Alemania, tomó el modelo para la organización del ejército y el sistema médico.
  • De Francia, se inspiró para el sistema jurídico y la declaración de derechos.
  • De Estados Unidos, se inspiró para fundar la Universidad de Tokio en 1878, con acceso por capacidad y no por nacimiento.

El Estado implementó reformas educativas, imponiendo la enseñanza obligatoria para niños y niñas de 6 a 10 años, lo que resultó en la alfabetización de la población y la creación de liceos y universidades imperiales, como la Universidad de Tokio, fundada en 1877. Las empresas textiles y comerciales creadas por el Estado fueron privatizadas cuando generaron beneficios. Los compradores fueron los daimios, con los bonos del Estado recibidos a cambio de sus tierras, lo que contribuyó al saneamiento financiero. Se implementaron políticas de dumping y se comenzó a exportar productos manufacturados. Además, se creó la oficina de comercio exterior del Estado, señal de la creciente apertura de Japón al exterior.

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