28 Nov
Fundamentos de la Evolución
1. La distinción entre las células somáticas y germinales demuestra la imposibilidad de transmitir los cambios adquiridos, cambios que no están registrados en las células germinales. Con esta distinción, se excluye la herencia de los caracteres adquiridos propia del lamarckismo.
2. La explicación de la selección natural se basa en dos fases:
- La aparición súbita de variantes en el proceso de reproducción (variabilidad de los individuos) se debe a la producción de mutaciones genéticas.
- Los portadores de una dotación genética más favorable para hacer frente a las presiones ecológicas (estadísticamente hablando) tienen una probabilidad de supervivencia y de procreación más alta que el resto de la población, lo que hace posible la aparición de nuevas y mejores especies.
La existencia de mutaciones cuestiona en parte el gradualismo de la evolución y existen argumentos para afirmar que no se explica la permanencia de una especie cuando parte de sus individuos han evolucionado hacia formas más aptas, constituyendo otra. Además, el voluminoso registro fósil actual no justifica hablar de un proceso evolutivo gradual: la evolución ha avanzado también mediante cambios súbitos, a saltos. Así pues, hoy hay muchas y diversas maneras de considerar el darwinismo.
Finalmente, la teoría de la evolución conduce también a considerar que todos los organismos vivos se remontan en el pasado a un origen vivo único. Dado que el análisis del genoma de las distintas especies animales muestra que una gran parte de la carga genética es idéntica en las mismas, la búsqueda de este único organismo o su reproducción en el laboratorio, que la ciencia ha llamado LUCA (Last Universal Common Ancestor) o «último antepasado universal común», es una de las cuestiones para las que aún no hay una respuesta científica y puede que nunca la haya.
El Camino Evolutivo del Ser Humano
Primeros Pasos: Los Homínidos
Hace 40 millones de años aparecieron los primeros simios, que evolucionaron hasta formar los grandes simios hace 18 millones de años, como el orangután, el gorila y el chimpancé. La separación de nuestros lejanos antepasados de los grandes simios, obtenida mediante análisis de ADN, muestra que la separación de los orangutanes tuvo lugar hace 16 millones de años, la de los gorilas, entre 7 y 8 millones de años, y la de los chimpancés, hace 6 millones de años. Desde entonces, la evolución ha ido a pasos agigantados y los primeros homínidos aparecieron hace 4 millones de años.
Bajo el término homínido se agrupan todos los tipos ancestrales de la especie humana que han caminado erguidos con solo dos extremidades.
El homínido mejor conocido es el Australopiteco, que consiguió sobrevivir durante un largo período, desde hace 4 hasta 2 millones de años. El representante mejor conocido de todos ellos es el Australophitecus afarensis, cuyos restos se reparten entre Etiopía y Tanzania, y cuyo ejemplar más conocido es el fósil de la famosísima Lucy, descubierto en 1974. La capacidad craneal de los australopitecos variaba entre 350 y 650 cm3.
Los australopitecos no son considerados propiamente antepasados del ser humano. El siguiente paso se dio hace 2,4 millones de años mediante la aparición del género Homo, humano, y el primer representante de dicho género es el Homo habilis. Su primer registro fósil se encontró en 1961 en África, en Olduvai; tenía una capacidad craneal que rondaba los 700 cm3.
Este Homo habilis utilizaba sus manos con destreza y suplía con su ingenio la escasez de recursos alimenticios vegetales de la época en la que le tocó vivir, pasando de consumir solo vegetales a comer también carne. Para ello, tallaba instrumentos de piedra para suplir sus deficiencias físicas y poder comer la carne cruda.
El siguiente gran paso en la historia de la evolución humana es más complicado de determinar, pues no existen muchas evidencias fósiles de esta época. Se cree que a partir del Homo habilis surgió hace 2 millones de años, en África, el Homo ergaster, cuya inteligencia era ya suficiente como para que se lanzara a colonizar otros lugares. De hecho, se desplazó hacia Asia y Oceanía, de forma que en Asia dio origen al Homo erectus. En África dio origen al Homo antecessor, que posteriormente también emigró del continente africano y cuyos primeros rastros en Europa se hallan en España, en Atapuerca, con una antigüedad de 800.000 años.
Diversificación y Expansión del Género Homo
El Homo erectus (erguido) era un homínido que tenía un volumen craneal superior a 1.000 cm3 y que vivió entre hace 1 millón de años y alrededor de 400.000 años. Este hombre erguido llegó a medir 1,70 m, era más hábil y listo que los demás a la hora de tallar piedras y existen pruebas de que aprendió a utilizar el fuego para cocinar, protegerse de las fieras y endurecer las ramas para fabricar armas y herramientas. Se cree que el Homo erectus era capaz de hablar de forma rudimentaria. Los restos encontrados en Atapuerca del Homo antecessor indican que a partir de él se originaron dos especies diferentes del género Homo, más evolucionadas: Homo neanderthalensis y Homo sapiens.
Los neandertales aparecieron hace 200.000 años y se extinguieron hace 35.000 años. Eran muy inteligentes, fuertes y robustos, su volumen craneal era algo superior al del Homo sapiens (alrededor de 1.400 cm3). Vivían en cabañas, fabricaban tejidos, tenían religión y seguramente hablaban con bastante vocabulario. Los Homo sapiens o sabios aparecieron hace 100.000 años y entraron en Europa hace 50.000 años; convivieron con los neandertales y sufrieron los mismos avatares climatológicos que estos, pero consiguieron no solo sobrevivir, sino incluso mejorar y perpetuarse como la única especie del género Homo. Los Homo sapiens arcaicos que coexistieron con los últimos neandertales fueron los hombres de Cro-Magnon, y a partir de aquí la historia del hombre sabio es muy conocida. Tras la última glaciación del Cuaternario, hace 10.000 años antes de Cristo, tuvo lugar la invención de la agricultura en el Neolítico (7.500-5.000 a.C.), la Edad del Bronce (5.000-3.000 años a.C.) y la Edad del Hierro, que comenzó hace 3.000 años a.C. y que se puede extender hasta nuestros días. Se dice que el hombre sabio actual es el «Homo tecnologicus».
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