13 Jun

6.1.-

Dramaturgos continuadores del Realismo social

Un grupo de autores jóvenes, siguiendo los planteamientos realistas iniciados por Buero Vallejo y Alfonso Sastre (los grandes autores del teatro existencialista y social)
, ofrecen a lo largo de la década siguiente una propuesta teatral caracterizada por tener una actitud de denuncia. Repasan la vida cotidiana española y transmiten la falta de libertad, la miseria, la explotación, las injusticias sociales…es un Realismo crítico, alejado del costumbrismo. Adopta un lenguaje sin eufemismos que se aleja del refinado lenguaje de la alta comedia. Se trata de una lengua directa, en la que aparecen formas populares y coloquiales. Entre las obras destacan “El tintero”, de Carlos Muñiz (1961), “La camisa”, de Lauro Olmo, 1962), J.Mª Rodríguez Méndez con “Los inocentes de Moncloa”(1960).

Un autor de difícil clasificación que inicia su trayectoria dramática en esta época es Antonio Gala, que comenzó su andadura en estas fechas, aunque su gran éxito lo alcanzará en las décadas siguientes, “Los verdes campos del edén” (1963).

6.2.El teatro a finales de los sesenta y comienzos de los setenta

Conforme se va acercando el final del franquismo, el teatro, como es habitual en este peculiar género de recepción colectiva, continúa escindido entre el que sube a la escena de las salas comerciales y el que difícilmente consigue llegar a un público amplio por su experimentalismo. Dentro del teatro comercial, siguen dominando las comedias melodramáticas, de intriga o de humor de Paso o Mihura (ver tema anterior) y de otros autores, como Antonio Gala (su primera comedia, Los verdes campos del Edén se estrena en 1963), quien goza del favor del público con Anillos para una dama, Las cítaras colgadas de los árboles (ambas de los años 70) o El cementerio de los pájaros (en la década de los 80)…

Aparte de este teatro comercial, del mismo modo que en la narrativa y en la poesía, decae el Realismo social de la década anterior y se busca la experimentación formal, en la línea del teatro del absurdo europeo de Eugene Ionesco (La cantante calva) y de Samuel Becket (Esperando a Godot) y conectando con la tradición vanguardista teatral de Antonin Artaud. Es un teatro subterráneo (underground), mediante el cual los dramaturgos canalizan su disconformidad con el sistema. Pero ahora esta disconformidad no se expresa de una forma directa a través del texto, sino que el teatro se convierte en


un espectáculo total en donde el texto literario es sólo un ingrediente más y no necesariamente el elemento  central de  la representación, adquiriendo suma importancia  los efectos especiales, la escenografía, la  luz, el sonido, el vestuario, el maquillaje expresionista de los actores, la mímica, la expresión corporal, etc. Asimismo, rompe con la tradicional división entre el escenario y los espectadores, convirtiendo la escena en un espacio dinámico que invita al público a participar en la función. Temáticamente, sigue siendo habitual la denuncia social y política, la falta de libertad, la opresión, la injusticia, la alienación, la nueva sociedad de consumo… De entre los numerosos dramaturgos destacamos a Francisco Nieva, José María Bellido, Luis Riaza, José Ruibal, Miguel Romero Esteo, el extremeño Manuel Martínez Mediero, Jerónimo López Mozo… Muy peculiar es el teatro de Fernando Arrabal, quien durante los años cincuenta escribíó diversas obras de teatro absurdo, infantil e ingenuo: Pic-nic, El triciclo, El cementerio de automóviles… Arrabal crea el denominado Teatro pánico, que recoge ingredientes del teatro del absurdo y del Dadaísmo y el Surrealismo con el propósito de crear un teatro que exalte la libertad creadora y persiga la provocación y el escándalo del espectador, rompiendo con lo convencional y vulnerando lo considerado normal, prohibido o tabú. Obras suyas son

El arquitecto y el emperador de Asiria, El jardín de las delicias, La travésía del Imperio…

También En los últimos años del franquismo tiene notable importancia el fenómeno del teatro independiente, partícipes del experimentalismo y de la creación colectiva: los grupos madrileños Los Goliardos y Tábano, los barceloneses Els Joglars, Els Comediants y La fura dels Baus, los sevillanos La Cuadra son representantes de esta tendencias. Algunos de ellos siguen hoy en activo.

6.3.-

El teatro a partir de 1975, la llegada de la democracia y el fin de la censura

El teatro se ve favorecido por la desaparición de la censura, las subvenciones crecientes de la administración, la creación de un Centro de Documentación Teatral (1983) y de un Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas (1984), revitalización de las Escuelas de Arte Dramático, la aparición de nuevas editoriales y de revistas, portavoces de textos dramáticos, la proliferación de festivales de teatro, como es


el caso del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, que ya va por su sexágesimo tercera edición, el festival de Teatro Clásico Español en Cáceres o Alcántara, el de Teatro y Danza Contemporáneos de Badajoz. Sin embargo, el florecimiento teatral no se produjo. Las obras publicadas o estrenadas en este período de tiempo ofrecen, con pocas excepciones, un interés limitado, y, como consecuencia, el público, que, además, tiene cubiertas, a través del cine y de otras formas de comunicación, sus necesidades de diversión, se siente cada vez menos atraído por este género literario. De los nuevos autores dramáticos de estas últimas décadas, puede decirse que se produce en sus obras una variedad de tendencias parecida a la de la lírica o la narrativa española contemporáneas, de ahí que también se pueda hablar de eclecticismo posmoderno, pues conviven obras teatrales comerciales – Antonio Gala es un dramaturgo de referencia en esta época- con obras experimentales, con obras esperpénticas, con obras realistas con intención social, etc. De los autores más destacados de este período sobresalen:

Francisco Nieva, quizá sea el más importante de los dramaturgos experimentales españoles de la segunda mitad de siglo. Sombra y quimera de Larra, La carroza de plomo candente, Te quiero zorra… Son obras representativas.

José Sanchis Sinisterra es uno de los autores más premiados y representados del teatro español contemporáneo y un gran renovador de escena Algunas de sus obras más relevantes son: La noche de Molly Bloom, ¡Ay, Carmela!, Ñaque o de piojos y actores… José Luis Alonso de Santos Comenzó su carrera teatral en grupos de teatro independiente como Tábano, TEI y otros. En 1975 se estrenó como autor con ¡Viva el duque nuestro dueño!; a esta pieza siguieron La verdadera y singular historia de la Princesa y el Dragón… La estanquera de Vallecas y Bajarse al moro son dos crónicas del Madrid de los 80: En ellas están presentes las drogas, los conflictos generacionales, los personajes fracasados, perdedores…. , todo ello con un lenguaje jergal muy carácterístico. En Yankis y yonkis (1995) y Salvajes (1997) se adentra en espacios de conflicto social y personajes que ejercen y soportan la violencia en esta sociedad.

Juan Mayorga  Colabora con el grupo teatral Animalario y algunas de sus obras son Más ceniza, El traductor de Blumemberg, El chico de la última fila, El cartógrafo…


6.4.-En la actualidad


La escena española contemporánea ofrece una amplia diversidad temática y formal y, a la vez, consta de una presencia de tendencias creativas innovadoras que abren nuevas perspectivas y se revaloriza la figura del autor. 

Además de autores ya  mencionados  como  Juan  Mayorga  (La  lengua  en pedazos, 2012, La intérprete, 2018), Sinisterra (La máquina de abrazar, 2009) destacan figuras como Paloma Pedrero. Su obra
Caídos del cielo (2008) es fruto de la experiencia de la escritora a lo largo de ocho años de trabajo en un taller de teatro con un amplio grupo de personas sin hogar, quienes se integran como actores en un proyecto de fuerte contenido social.  Mencionamos por último a Jordi Galerán, autor de El método Grönholm.

Una de las tendencias del momento son las salas alternativas que dan voz a nuevos creadores comprometidos con su tiempo (La cuarta pared, La casa de la portera,Microteatro por dinero, Attic 22…) Las nuevas tendencias creativas crean nuevos tipos de teatro como el “happening “ (performances que pretenden la participación espontánea del público y que se realizan en espacios abiertos).

Otra tendencia que está  apareciendo  es el  microteatro,  representaciones  de  corta  duración  que  se realizan en espacios reducidos (microobras de entre diez y quince minutos representadas en espacios pequeños (15m2) para menos de quince espectadores por pase y varias sesiones al día.  Los actores son gente muy joven. La relación física y emocional de los autores con los espectadores es más próxima, íntima, hasta inquietante). 

Junto a esto, actualmente existen nuevas dramaturgias que basan su escritura en técnicas más rupturistas, preocupándose por la experimentación con el lenguaje y los retos técnicos… Todas ellas conviven con compañías de teatro comercial, empresas fuertes (los Hermanos Larrañagá…) para un amplio público.

Es importante el papel de los teatros públicos interesados en una programación de calidad: El Centro dramático Nacional, el teatro María Guerrero, Los Teatros del Canal, (programa obras contemporáneas internacionales) y la Compañía Nacional de Teatro Clásico (teatro del Siglo de Oro). Hoy en día, uno de los máximos competidores son los musicales, espectáculos que están a rebosar a pesar de su alto precio.

Actualmente, el teatro sufre las consecuencias de la parálisis de la economía por la pandemia de COVID-19 , las medidas sanitarias han afectado gravemente las artes escénicas. Se ha limitado el aforo y el público poco a poco vuelve, pero algunos teatros han cerrado y se han pospuesto obras y  festivales. 

Deja un comentario