17 Mar
Tras la muerte de Canalejas se va a abrir un periodo de crisis en el Sistema de la Restauración. En primer lugar habría que señalar las dos líneas de fractura o de crisis
que van a marcar al Sistema a partir de este momento:
. La fractura entre liberalismo oligárquico existente y liberalismo democrático
que se quería alcanzar para modernizar el sistema.
. La fractura entre una concepción centralista del Estado y aquella que abogaba por una organización territorial del poder que tuviera en cuenta la diversidad
regional del país.
A la muerte de Canalejas, el rey llamó a formar gobierno al liberal conde de Romanones, que tenía como objetivo continuar con la política reformif~ta de Canalejas. Sin embargo, cuando Romanones presentó el proyecto de Ley de Mancomunidades, el Partido Liberal se dividió, surgiendo otra tendencia encabezada por García Prieto. Poco
. después surgieron nuevos grupos disidentes encabezados por Santiago Alba y Niceto
Alcalá Zamora.
En 1913 Romanones era sustituido como presidente por el conservador
Eduardo Dato
Este hecho produjo la división en el Partido Conservador, al ser llanlado a gobernar
Dato en vez de Maura, por los que los seguidores de éste, los mauristas, se opusieron al nuevo gobierno, al igual que los ciervistas, seguidores de Ricardo de La Cierva. La primera medida de Dato fue aprobar la Ley de Mancomunidades mediante un Real Decreto a finales de 1913, lo que permitió la creación de la Mancomunil.~ad de Cataluña, a lo que se sumaron una serie de reformas sociales para intentar atraerse a la oposición republicana y obrera.
Lo que si quedaba claro es que las dos premisas básicas sobre las que se asentaba el Sistema de la Restauración se hacían cada vez más inviables:
. Cada vez era más difícil mantener el sistema del turno entre (~onservadores y
liberales, por lo que desde 1918, con Maura, se recurrió a l0s gobiernos de concentración nacional.
. El reparto del «pastel electoral» se hacía cada vez más complicado al aumentar el número de fuerzas y tendencias políticas presentes en las Cortes.
a) El impacto de la Primera Guerra Mundial.
El estallido de la Primera Guerra Mundial, en agosto de 1914, estando al frente del gobierno el conservador Eduardo Dato, fue seguido de una declaración de neutralidad del Gobierno español, que obtuvo un respaldo prácticamente generalizado. Al aislacionismo que había caracterizado la política española desde hacía más de un siglo, se unía la conciencia de la propia debilidad diplomática, económica y militar.
La neutralidad, sin embargo, no impidió que la opinión pública se dividiera entre «aliadófilos» y «germanófilos». En general, la opinión progresista, los intelectuales y los sectores financieros e
industriales apoyaban a los aliados, a quienes se identificaba con el liberalismo parlamentario, mientras los «germanófilos» eran mayoría entre los oficiales, el clero, la aristocracia y los
terratenientes, que se identificaban con el orden, la disciplina y el conservadurismo asociados a la imagen de Alemania.
Mucho más importantes fueron las consecuencias económicas. Tras unos meses de recesión,
provocada por la salida de capitales y el hundimiento de los negocios, a partir de 1915 se produjo un auténtico boom económico. La situación de neutralidad supuso una extraordinaria oportunidad para la economía del país. La guerra generalizada en Europa permitió exportar productos industriales y agrarios, de los que los combatientes tenían una enorme necesidad y por los cuales estaban dispuestos a pagar altos precios. Los industriales,)specialmente los
catalanes y vascos, hicieron grandes negocios, así la industria naviera salió favorecida aumentando su demanda debido a las dificultades creadas por el bloqueo alemán.
Pero también afloraron las consecnencias sociales negativas, y es que al dedicarse gran parte de la producción a la exportación, los precios interiores experimentaron alzas desorbitadas, que no fueron acompañadas de subidas de salarios. La carestía de vida se convirtió er. IIn problema para las clases populares; se encarecieron los productos básicos como el pan, el arroz. El conflicto social, a causa del empeoramiento de las condiciones de vida de la mayor parte de la población, fue creciendo de manera imparable y las organizaciones obreras encabezaron una protesta cada vez mayor que desembocaría en el movimiento huelguístico del verano de 1917.
b) La crisis de 1917.La llamada crisis del verano de 1917 puso de golpe sobre la mesa todas las cu<-:stiones grandes y pequeñas que se habían manifestado a lo largo de unos años de esfuerzos por conseguir la aproximación entre la España «oficial» y la «real». Fueron en realidad tres revoluciones las que coincidieron de forma consecutiva entre los meses de junio y agosto, aunque no conectaron
entre sí. Todo comenzó con una «revolución» de los militares, siguió con otra de la burguesía y acabó con la del proletariado. Tras la crisis de 1917, la monarquía qm dó en pie, pero quebrantada; la opinión pública despertó y el proletariado agudizó su conciencia de clase, y su fracaso táctico en ese año se convertirá en el preludio de una unión de izquierdas que culminaría
en 1931.
Tras la muerte de Canalejas se va a abrir un periodo de crisis en el Sistema de la Restauración. En primer lugar habría que señalar las dos líneas de fractura o de crisis
que van a marcar al Sistema a partir de este momento:
. La fractura entre liberalismo oligárquico existente y liberalismo democrático
que se quería alcanzar para modernizar el sistema.
. La fractura entre una concepción centralista del Estado y aquella que abogaba por una organización territorial del poder que tuviera en cuenta la diversidad
regional del país.
A la muerte de Canalejas, el rey llamó a formar gobierno al liberal conde de Romanones, que tenía como objetivo continuar con la política reformif~ta de Canalejas. Sin embargo, cuando Romanones presentó el proyecto de Ley de Mancomunidades, el Partido Liberal se dividió, surgiendo otra tendencia encabezada por García Prieto. Poco
. después surgieron nuevos grupos disidentes encabezados por Santiago Alba y Niceto
Alcalá Zamora.
En 1913 Romanones era sustituido como presidente por el conservador
Eduardo Dato
Este hecho produjo la división en el Partido Conservador, al ser llanlado a gobernar
Dato en vez de Maura, por los que los seguidores de éste, los mauristas, se opusieron al nuevo gobierno, al igual que los ciervistas, seguidores de Ricardo de La Cierva. La primera medida de Dato fue aprobar la Ley de Mancomunidades mediante un Real Decreto a finales de 1913, lo que permitió la creación de la Mancomunil.~ad de Cataluña, a lo que se sumaron una serie de reformas sociales para intentar atraerse a la oposición republicana y obrera.
Lo que si quedaba claro es que las dos premisas básicas sobre las que se asentaba el Sistema de la Restauración se hacían cada vez más inviables:
. Cada vez era más difícil mantener el sistema del turno entre (~onservadores y
liberales, por lo que desde 1918, con Maura, se recurrió a l0s gobiernos de concentración nacional.
. El reparto del «pastel electoral» se hacía cada vez más complicado al aumentar el número de fuerzas y tendencias políticas presentes en las Cortes.
a) El impacto de la Primera Guerra Mundial.
El estallido de la Primera Guerra Mundial, en agosto de 1914, estando al frente del gobierno el conservador Eduardo Dato, fue seguido de una declaración de neutralidad del Gobierno español, que obtuvo un respaldo prácticamente generalizado. Al aislacionismo que había caracterizado la política española desde hacía más de un siglo, se unía la conciencia de la propia debilidad diplomática, económica y militar.
La neutralidad, sin embargo, no impidió que la opinión pública se dividiera entre «aliadófilos» y «germanófilos». En general, la opinión progresista, los intelectuales y los sectores financieros e
industriales apoyaban a los aliados, a quienes se identificaba con el liberalismo parlamentario, mientras los «germanófilos» eran mayoría entre los oficiales, el clero, la aristocracia y los
terratenientes, que se identificaban con el orden, la disciplina y el conservadurismo asociados a la imagen de Alemania.
Mucho más importantes fueron las consecuencias económicas. Tras unos meses de recesión,
provocada por la salida de capitales y el hundimiento de los negocios, a partir de 1915 se produjo un auténtico boom económico. La situación de neutralidad supuso una extraordinaria oportunidad para la economía del país. La guerra generalizada en Europa permitió exportar productos industriales y agrarios, de los que los combatientes tenían una enorme necesidad y por los cuales estaban dispuestos a pagar altos precios. Los industriales,)specialmente los
catalanes y vascos, hicieron grandes negocios, así la industria naviera salió favorecida aumentando su demanda debido a las dificultades creadas por el bloqueo alemán.
Pero también afloraron las consecnencias sociales negativas, y es que al dedicarse gran parte de la producción a la exportación, los precios interiores experimentaron alzas desorbitadas, que no fueron acompañadas de subidas de salarios. La carestía de vida se convirtió er. IIn problema para las clases populares; se encarecieron los productos básicos como el pan, el arroz. El conflicto social, a causa del empeoramiento de las condiciones de vida de la mayor parte de la población, fue creciendo de manera imparable y las organizaciones obreras encabezaron una protesta cada vez mayor que desembocaría en el movimiento huelguístico del verano de 1917.
b) La crisis de 1917.La llamada crisis del verano de 1917 puso de golpe sobre la mesa todas las cu<-:stiones grandes y pequeñas que se habían manifestado a lo largo de unos años de esfuerzos por conseguir la aproximación entre la España «oficial» y la «real». Fueron en realidad tres revoluciones las que coincidieron de forma consecutiva entre los meses de junio y agosto, aunque no conectaron
entre sí. Todo comenzó con una «revolución» de los militares, siguió con otra de la burguesía y acabó con la del proletariado. Tras la crisis de 1917, la monarquía qm dó en pie, pero quebrantada; la opinión pública despertó y el proletariado agudizó su conciencia de clase, y su fracaso táctico en ese año se convertirá en el preludio de una unión de izquierdas que culminaría en 1931.
Tras la muerte de Canalejas se va a abrir un periodo de crisis en el Sistema de la Restauración. En primer lugar habría que señalar las dos líneas de fractura o de crisis
que van a marcar al Sistema a partir de este momento:
. La fractura entre liberalismo oligárquico existente y liberalismo democrático
que se quería alcanzar para modernizar el sistema.
. La fractura entre una concepción centralista del Estado y aquella que abogaba por una organización territorial del poder que tuviera en cuenta la diversidad
regional del país.
A la muerte de Canalejas, el rey llamó a formar gobierno al liberal conde de Romanones, que tenía como objetivo continuar con la política reformif~ta de Canalejas. Sin embargo, cuando Romanones presentó el proyecto de Ley de Mancomunidades, el Partido Liberal se dividió, surgiendo otra tendencia encabezada por García Prieto. Poco
. después surgieron nuevos grupos disidentes encabezados por Santiago Alba y Niceto
Alcalá Zamora.
En 1913 Romanones era sustituido como presidente por el conservador
Eduardo Dato
Este hecho produjo la división en el Partido Conservador, al ser llanlado a gobernar
Dato en vez de Maura, por los que los seguidores de éste, los mauristas, se opusieron al nuevo gobierno, al igual que los ciervistas, seguidores de Ricardo de La Cierva. La primera medida de Dato fue aprobar la Ley de Mancomunidades mediante un Real Decreto a finales de 1913, lo que permitió la creación de la Mancomunil.~ad de Cataluña, a lo que se sumaron una serie de reformas sociales para intentar atraerse a la oposición republicana y obrera.
Lo que si quedaba claro es que las dos premisas básicas sobre las que se asentaba el Sistema de la Restauración se hacían cada vez más inviables:
. Cada vez era más difícil mantener el sistema del turno entre (~onservadores y
liberales, por lo que desde 1918, con Maura, se recurrió a l0s gobiernos de concentración nacional.
. El reparto del «pastel electoral» se hacía cada vez más complicado al aumentar el número de fuerzas y tendencias políticas presentes en las Cortes.
a) El impacto de la Primera Guerra Mundial.
El estallido de la Primera Guerra Mundial, en agosto de 1914, estando al frente del gobierno el conservador Eduardo Dato, fue seguido de una declaración de neutralidad del Gobierno español, que obtuvo un respaldo prácticamente generalizado. Al aislacionismo que había caracterizado la política española desde hacía más de un siglo, se unía la conciencia de la propia debilidad diplomática, económica y militar.
La neutralidad, sin embargo, no impidió que la opinión pública se dividiera entre «aliadófilos» y «germanófilos». En general, la opinión progresista, los intelectuales y los sectores financieros e
industriales apoyaban a los aliados, a quienes se identificaba con el liberalismo parlamentario, mientras los «germanófilos» eran mayoría entre los oficiales, el clero, la aristocracia y los
terratenientes, que se identificaban con el orden, la disciplina y el conservadurismo asociados a la imagen de Alemania.
Mucho más importantes fueron las consecuencias económicas. Tras unos meses de recesión,
provocada por la salida de capitales y el hundimiento de los negocios, a partir de 1915 se produjo un auténtico boom económico. La situación de neutralidad supuso una extraordinaria oportunidad para la economía del país. La guerra generalizada en Europa permitió exportar productos industriales y agrarios, de los que los combatientes tenían una enorme necesidad y por los cuales estaban dispuestos a pagar altos precios. Los industriales,)specialmente los
catalanes y vascos, hicieron grandes negocios, así la industria naviera salió favorecida aumentando su demanda debido a las dificultades creadas por el bloqueo alemán.
Pero también afloraron las consecnencias sociales negativas, y es que al dedicarse gran parte de la producción a la exportación, los precios interiores experimentaron alzas desorbitadas, que no fueron acompañadas de subidas de salarios. La carestía de vida se convirtió er. IIn problema para las clases populares; se encarecieron los productos básicos como el pan, el arroz. El conflicto social, a causa del empeoramiento de las condiciones de vida de la mayor parte de la población, fue creciendo de manera imparable y las organizaciones obreras encabezaron una protesta cada vez mayor que desembocaría en el movimiento huelguístico del verano de 1917.
b) La crisis de 1917.La llamada crisis del verano de 1917 puso de golpe sobre la mesa todas las cu<-:stiones grandes y pequeñas que se habían manifestado a lo largo de unos años de esfuerzos por conseguir la aproximación entre la España «oficial» y la «real». Fueron en realidad tres revoluciones las que coincidieron de forma consecutiva entre los meses de junio y agosto, aunque no conectaron
entre sí. Todo comenzó con una «revolución» de los militares, siguió con otra de la burguesía y acabó con la del proletariado. Tras la crisis de 1917, la monarquía qm dó en pie, pero quebrantada; la opinión pública despertó y el proletariado agudizó su conciencia de clase, y su fracaso táctico en ese año se convertirá en el preludio de una unión de izquierdas que culminaría en 1931.
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