24 Abr
La Restauración borbónica fue posible gracias al trabajo de preparación de Cánovas durante el Sexenio Democrático. El objetivo era situar en el trono a Alfonso XII, hijo de Isabel II. En este momento está Serrano como jefe de gobierno y empieza a consolidarse el partido Alfonsino (conservador), apoyado por parte del ejército, burguésía catalana y grupos colonialistas
Cánovas redactó el Manifiesto de Sandhurst, firmado por Alfonso XII, que mostraba el sistema quería implantar en España y lo presenta como la única solución para España. Se formaron partidos al servicio del rey, los conservadores, presidido por Cánovas y formado por los antiguos moderados y el liberal al frente de Sagasta, integrado por progresistas y unionistas avanzados.
En Diciembre de 1874, Martínez Campos da un Golpe de Estado proclamando rey a Alfonso XII. Cánovas no quería que la vuelta del rey fuese así pero lo acepta y a mediados de Enero de 1875 Alfonso llega a Madrid.
El régimen canovista se basa en un régimen oligárquico apoyado por la Iglesia y el ejército. Las primeras medidas de Cánovas tratan de conseguir el apoyo de la Iglesia, dándole un lugar preminente en la estructura sociopolítica; controla la prensa de la oposición; crea una nueva policía y tribunales especiales contra los delitos de imprenta y depuración de los funcionarios. Alfonso XII consigue poner fin a la guerra carlista (1876) y a la cubana con la Paz de Zanjón (1878).
Para que todos los sistemas funcionen, Cánovas necesita una nueva Constitución, por lo que convoca Cortes por sufragio universal, aunque ya empieza a funcionar la manipulación y gana el partido conservador. La Constitución debe ser flexible, ya que en el gobierno se turnarán conservadores y liberales y debe servirles a ambos. Debe reflejar que la monarquía es el centro del sistema y las Cortes como eje fundamental. Debe garantizar una continuidad histórica y el orden social
La Constitución de 1876, es pactista, duradera y poco concreta; establece la soberanía compartida, el sufragio primero censitario y después universal y un Estado confesional permitiendo la libertad religiosa privada.
El sistema político se basa en el turnismo y el bipartidismo Son partidos de notables . El partido conservador es presidido por Cánovas y el liberal por Sagasta.
Para que el sistema funcione se da el centralismo y el control ideológico, que se consigue a través de la coerción política, el autoritarismo ,la corrupción electoral .Un sistema de producción capitalista que defiende la propiedad privada, funcionamiento del sistema de «arriba abajo», control del poder local mediante la práctica caciquil lo que provoca el «pucherazo», el caciquismo ocasionado por el residuo de las antiguas relaciones señoriales, lo lleva a cabo el cacique.
Cánovas gobernó desde 1875 hasta 1881 en que fue sustituido por Sagasta, y desde entonces hubo una alternancia constante. En 1885 ambos firman el Pacto del Pardo, tras la muerte de Alfonso XII, en el que aseguran que pase lo que pase se mantendrá la monarquía, asegurando el poder de María Cristina como regente hasta el nacimiento de Alfonso XIII.
Sagasta publica leyes que no tienen nada que ver con el partido conservador, pero serán respetadas. En 1881 publica una ley de reuniones mucho más amplia, en 1883 una ley de prensa más permisiva, en 1887 la ley sindical y en 1888 se legaliza el primer sindicato, la UGT creándose después el sindicato socialista. Pero la más importante fue la aprobación del sufragio universal masculino en 1890.
La crisis del 98 se identificó principalmente con la pérdida de las últimas colonias del Imperio español.
Casi todo el Imperio colonial español se independizó durante el reinado de Fernando VII. España solo conservó Cuba y Puerto Rico en América, y las islas Filipinas en el Pacífico principalmente. Los problemas coloniales arrancaron en la etapa del Sexenio Democrático con la guerra cubana, pero la política colonial fue un fracaso. La gran preocupación de los gobiernos del Sexenio y de la Restauración fue mantener la soberanía sobre Cuba, Puerto Rico y Filipinas, en vez de aplicar soluciones políticas que satisficieran las demandas coloniales.
En Puerto Rico la esclavitud había sido abolida y aunque consiguió su autonomía en 1872, el control español se realizaba de manera efectiva a través de una élite económica poderosa.
En Cuba, todas las reformas fueron rechazadas por los “españolistas”. Además, había un movimiento independentista dirigido por el Partido Revolucionario Cubano, creado por José Martí.
Se formaron tres corrientes en Cuba: españolistas, autonomistas e independentistas. El autonomismo era una postura intermedia que defendía la españolidad pero con una identidad propia.
En las islas Filipinas, mestizos y nativos atacaron la falta de reformas, lo que dio lugar a un movimiento emancipador. En 1893, José Rizal, partidario de reformas, fundó La Liga Filipina.
En 1895 se inició la última guerra cubana, que tuvo dos etapas. Entre 1895 y 1898 se desarrolló la guerra entre el ejército español y los grupos independentistas nativos; en 1898 se produjo la intervención directa de los Estados Unidos en el conflicto, lo que llevó al enfrentamiento hispano-norteamericano.
En cuanto a la primera etapa, la guerra con Cuba se desarrolló en cuatro fases.
La primera, con el inicio de la sublevación en Febrero de 1895 con el conocido como grito de bairey la muerte del líder de la independencia, José Martí.
La segunda fase fue el momento de mayor avance de las tropas sublevadas, y el fracaso del general Martínez Campos, mediante el intento de pacificación, incapaz de frenarlas. En la tercera fase, tuvo lugar la represión del general Weyler con el sistema de trochas mediante la concentración de la población rural, aunque con poco éxito. Por último, en la cuarta fase con el general Blanco al frente, se produjo la intervención directa de Estados Unidos.
La guerra hispano cubana coincidíó con el momento de máxima expansión del imperialismo estadounidense en el propio continente, Caribe y Asía.
Los motivos de Estados Unidos para intervenir en el conflicto eran de carácter económico y estratégico.
Su proyecto de dominio de la zona era obstaculizado por una Cuba española. Los americanos habían iniciado negociaciones para comprar la isla, pero el gobierno español las rechazó.
En Febrero de 1898, la explosión del acorazado estadounidense “Maine”, en La Habana, fue el pretexto para la declaración de la guerra, ya que se acusó a los españoles de haber provocado el hundimiento.
Aun conscientes de la inferioridad militar, la flota española se enfrentó a la poderosa armada norteamericana. El resultado fueron dos derrotas estrepitosas, una en Cavite (Filipinas) y otra en Santiago de Cuba, en Julio de 1898.Las negociaciones de paz se plasmaron en el Tratado de París (Diciembre de 1898), mediante el cual España reconocía la independencia de Cuba, y cedía Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a Estados Unidos, a cambio de 20 millones de dólares.
En Febrero de 1899, España entregó al Imperio alemán las islas Carolinas, las Marianas, y las Palaos, quedando liquidado de esta forma el Imperio español.
La derrota generó un nuevo espíritu, el regeneracionismo, cuyos puntos básicos eran la dignificación de la política, la modernización social y la superación del atraso cultural. Sus defensores más activos fueron políticos como Francisco Silvela y Antonio Maura.
En Marzo de 1899, Francisco Silvela formó gobierno, con el general Polavieja como ministro de Guerra. Pretendían regenerar el país sin modificar el sistema restaurador ni el papel representado por la corona, el ejército y los partidos. El fracaso de este gobierno regeneracionista mostraba la incapacidad del sistema para evolucionar.
Hubo otro movimiento regeneracionista al margen del sistema, el de los intelectuales, protagonizado por Macías Picavea, Lucas Mallado o Joaquín Costa. También destacó un grupo de escritores, que dio lugar a la llamada Generación del 98:
Unamuno, Pío Baroja, Valle-Inclán, etc. Todos ellos cuestionaban la capacidad del pueblo español para progresar, y criticaban el sistema de la Restauración y su funcionamiento Joaquín Costa, a través de la Liga Nacional de Productores, establecíó reformas agrarias, municipales, educativas o administrativas. En 1902, se puso en práctica el Instituto de Reformas Sociales, que respondía al nuevo liberalismo del Siglo XX.
En 1902, Alfonso XIII fue declarado mayor de edad y comenzó su reinado, en el cual se produjeron las crisis más importantes del sistema de la Restauración.
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