12 Ene

Grandes Formas Instrumentales

La música instrumental, considerada un lenguaje indeterminado y libre, se erigió como el vehículo perfecto para la expresión romántica.

Sinfonía y Concierto

Durante el Romanticismo, las formas instrumentales clásicas continuaron siendo cultivadas. Los grandes músicos de este período compusieron sinfonías y conciertos, a menudo dirigiendo o actuando como solistas en sus propias obras.

Tanto en las sinfonías como en los conciertos solistas (con el piano y el violín como protagonistas), los compositores se liberaron de los esquemas formales clásicos, explotando la riqueza tímbrica de la orquesta y el virtuosismo de los intérpretes.

Entre los compositores más destacados de sinfonías se encuentran Franz Schubert, Félix Mendelssohn, Anton Bruckner, Johannes Brahms y Gustav Mahler.

En cuanto a los conciertos, sobresalen Robert Schumann, Frédéric Chopin, Franz Liszt y Piotr Ilich Tchaikovsky.

Música Programática

La búsqueda de formas más libres y abiertas, adecuadas a la necesidad de expresión romántica, llevó al desarrollo de la música programática. Esta se construyó a partir de criterios extramusicales, utilizando la música como un lenguaje descriptivo. Surgieron así la sinfonía programática y el poema sinfónico.

La sinfonía programática se desarrolla en torno a la descripción de un programa o argumento, generalmente literario. Hector Berlioz, con su Sinfonía Fantástica, fue el creador de este género. En ella, narra su amor no correspondido por la actriz Harriet Smithson.

El poema sinfónico, una composición orquestal de un solo movimiento, se basa en elementos poéticos o descriptivos. Franz Liszt, con Los Preludios, es considerado el creador de este género, describiendo estados de ánimo de las Meditaciones poéticas de Alphonse de Lamartine.

La música programática se basa en la descripción de ideas musicales con personajes, emociones, acciones u objetos, permitiendo al oyente seguir la narración. Berlioz utilizó la “idea fija” para representar a su amada, mientras que Liszt y Wagner adoptaron el “leitmotiv” o motivo conductor.

La Ópera Romántica

Durante el Romanticismo, la ópera experimentó una gran evolución, convirtiéndose en el espectáculo preferido de la burguesía acomodada.

La Ópera en Italia

En Italia, cuna de la ópera, surgieron las principales escuelas que marcaron la evolución del género en Europa. Gioachino Rossini, con El barbero de Sevilla, fue el compositor más representado y aclamado del siglo XIX.

A finales del siglo XIX, el realismo literario se trasladó a la música, creando el verismo. Los argumentos de las óperas se centraron en personajes de la vida cotidiana, reflejando sus emociones de forma realista.

La Ópera en Francia

Giacomo Meyerbeer creó el género de la “grand opéra”, con obras como Los Hugonotes. Este tipo de ópera se caracterizaba por argumentos heroicos, lujosas escenografías, ballets y grandes orquestas y coros.

Jacques Offenbach fue el principal representante de la “opereta”, un tipo de ópera cómica con argumentos humorísticos, pasajes dialogados y danzas de moda.

La Ópera en Alemania

Richard Wagner buscó crear un “drama musical” continuo, utilizando técnicas como el leitmotiv y la “melodía infinita”. Los textos de sus óperas, escritos por él mismo, se inspiraron en la mitología germánica.

La Danza en el Romanticismo

Los Grandes Ballets Románticos

El ballet evolucionó hacia el virtuosismo técnico, creando nuevos artificios escénicos y posturas más estilizadas. Salvatore Viganò fue uno de los primeros impulsores del ballet romántico, reforzando la expresividad de la danza y otorgando al cuerpo de baile un uso dramático.

El estreno de La sílfide marcó el inicio del verdadero ballet romántico, imponiendo el baile de puntas y el tutú de muselina blanca. La bailarina Marie Taglioni se deslizaba sobre las puntas de los pies para reflejar los movimientos de la sílfide.

Otros ejemplos destacados del ballet romántico son Giselle y Coppelia. A finales del siglo XIX, el ballet romántico recuperó su hegemonía en Moscú gracias a Marius Petipa, quien inventó nuevos movimientos como el “pas de deux” y concedió a la danza masculina la misma presencia que la femenina.

La colaboración de Marius Petipa con Tchaikovsky produjo obras maestras como El lago de los cisnes, La bella durmiente del bosque y Cascanueces.

La Danza de Salón

Con la decadencia del Antiguo Régimen, las danzas cortesanas fueron reemplazadas por las nuevas danzas de salón de la sociedad burguesa. En el siglo XIX, surgieron numerosas danzas de carácter marcado y enérgico.

El vals fue la danza más popular, alcanzando un particular esplendor en Viena con los compositores Johann Strauss y su hijo, Johann Strauss II. El vals es una danza de ritmo ternario y movimiento rápido en la que las parejas bailan abrazadas.

El despertar de los nacionalismos impulsó la difusión de danzas nacionales como la polca, el bolero, el fandango, la mazurca, la polonesa y el galop. Muchos compositores como Chopin, Liszt, Brahms, Rimsky-Korsakov o Tchaikovsky incluyeron estas danzas en sus obras, aunque con un carácter más idealizado.

Impresionismo y Expresionismo

El Impresionismo y el Expresionismo pueden considerarse como dos manifestaciones distintas de una misma postura hiperromántica. El primero a través de la representación sutil de los ambientes, el segundo mediante la expresión interior desgarrada.

El Impresionismo

A finales del siglo XIX, se produjo una reacción a las corrientes naturalistas y realistas. En la pintura surgió el Impresionismo, que plasmaba paisajes difuminados con gran riqueza de luz y colores puros. En la literatura, el Simbolismo ensalzaba lo misterioso y lo irracional.

El impresionismo musical, un movimiento típicamente francés, tuvo como principales representantes a Claude Debussy y Maurice Ravel.

Características de la música impresionista

  • Melodías “desdibujadas” sin líneas ni cadencias claras, utilizando escalas modales, pentatónicas, cromáticas o de tonos enteros.
  • Armonía libre con acordes que toman valor por su sonoridad y no por su función tonal.
  • Nuevo concepto del timbre, utilizando los instrumentos de forma individual.
  • Creación de una atmósfera sonora basada en “impresiones” auditivas.

El Preludio a la siesta de un fauno de Debussy es una obra orquestal basada en la égloga de Stéphane Mallarmé, que describe los deseos y sueños del fauno en el calor de la tarde.

El Expresionismo

El Expresionismo, un movimiento predominantemente alemán, se caracterizó por la expresión del alma humana de forma dura y pesimista. Arnold Schoenberg fue el compositor más importante de esta tendencia.

Características de la música expresionista

  • Búsqueda de lo dramático mediante el uso constante de disonancias.
  • Utilización de un sistema atonal que rompe las reglas de organización melódica y armónica.
  • Sustitución de la melodía por el “sprechgesang”, un canto recitado.
  • Interpretación para pequeñas formaciones de cámara.

En Pierrot Lunaire, Schoenberg abandonó el lenguaje postromántico y optó por un lenguaje atonal. La obra consta de 21 piezas con instrumentación diferente en cada una, donde la cantante recita el texto manteniendo el ritmo, pero sin entonar notas concretas.

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