23 Nov
El Utilitarismo
El utilitarismo, corriente filosófica que floreció entre los siglos XIX y XX (edad contemporánea), sostiene que la justicia consiste en fomentar la mayor felicidad para el mayor número de personas.
Un filósofo clave de esta corriente es Stuart Mill. Mill afirma que los derechos y las libertades son fundamentales para la felicidad de la gente y que garantizarlos es obligación de todo Estado.
Algunos críticos argumentan que los utilitaristas se centran en el nivel de bienestar general, pero descuidan la distribución equitativa de los bienes. Otros utilitaristas, como Bentham, sostienen que todas las vidas humanas tienen el mismo valor y merecen la misma consideración y respeto. Si bien este principio obliga, en teoría, a una distribución equitativa de la riqueza, los detractores insisten en que el utilitarismo permite el sacrificio de la minoría en beneficio de la mayoría.
Documental de Stuart Mill
Stuart Mill (1806-1873) fue un filósofo inglés que vivió en la época en que Gran Bretaña era la primera potencia europea. Su pensamiento se enmarca en la tradición filosófica inglesa, dividida entre el utilitarismo y la Ilustración francesa. También recibió una fuerte influencia de la corriente positivista fundada por Auguste Comte. Nacido en una familia de clase media, Mill fue un niño prodigio. En su adolescencia, se centró en el estudio y el análisis, destacando en campos como la lógica inductiva y la teoría económica.
Teorías Socialistas
En general, las teorías socialistas buscan la eliminación de los privilegios económicos de los poderosos. Sin embargo, existe una gran variedad de propuestas dentro del socialismo, que podemos agrupar en tres corrientes principales:
Socialistas Utópicos
Afirman que no puede haber una sociedad justa sin eliminar la propiedad privada de los medios de producción (fábricas, tierras, etc.). Creen que este cambio no requiere necesariamente una revolución violenta, sino que puede lograrse a través de la educación y la creación de unidades cooperativas (donde, por ejemplo, una fábrica estaría en manos de sus trabajadores). Este movimiento se desarrolló principalmente a principios del siglo XIX.
Anarquistas
Esta corriente, que se desarrolló en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, sostiene que la justicia requiere un cambio profundo en las personas y las estructuras sociales. Para lograrlo, es necesario eliminar toda forma de poder, especialmente el Estado, considerado el mayor opresor. La sociedad anarquista sería solidaria, autogestionada (sin necesidad de una fuerza externa que la dirija) y federalista (con solidaridad entre las regiones).
Marxistas
El marxismo tuvo una gran influencia en los siglos XIX y XX, y aún persiste en el XXI, con ejemplos como Rusia, Cuba, China y Venezuela, aunque su fuerza se ha debilitado. Según el marxismo, para alcanzar la justicia se deben pasar por dos fases: una fase socialista, tras una revolución de los trabajadores, en la que se distribuyen los bienes y se exige a cada uno según sus capacidades, dándole según sus contribuciones; y una fase comunista, en la que, al haber abundancia de bienes, se exige a cada uno según sus capacidades y se da a cada uno según sus necesidades.
El socialismo utópico y el anarquismo no han logrado implementarse a gran escala. En España, Izquierda Unida podría considerarse un ejemplo de marxismo.
Liberalismos Contemporáneos
En la actualidad, existen diversas teorías liberales sobre la justicia. Estas teorías parten del pluralismo de concepciones filosóficas y religiosas en la sociedad, siempre que estas acepten la convivencia pacífica. Cada teoría propone un modo diferente de entender la sociedad justa. Podemos clasificarlas en dos grandes grupos:
Liberalismo Propietarista
Defendido por Robert Nozick, quien en su libro Anarquía, Estado y Utopía (1974) argumenta que una sociedad justa no debe permitir que se le quite al ciudadano aquello sobre lo que tiene legítima propiedad. Nozick parte de la idea de los derechos naturales, entre ellos el de propiedad. Considera que cualquier distribución de bienes es justa si se basa en medios legítimos y en la ley. Por lo tanto, el Estado no debe redistribuir la riqueza, ya que esto atentaría contra el derecho de propiedad adquirido. Para Nozick, todo impuesto que exceda los gastos de defensa y orden (ejército, policía, seguridad) es una extralimitación del Estado.
Conceptos clave:
- Utopía: Un pensamiento ideal inalcanzable que sirve como guía o punto de referencia.
- Axioma: Un principio que se acepta como verdadero sin necesidad de demostración.
Liberalismo Solidarista
Representado por John Rawls, quien en su obra Teoría de la Justicia (1971) sostiene que una sociedad justa es aquella que trata a todos sus miembros con igual respeto y consideración. Rawls analiza cómo debe organizarse la estructura de la sociedad, es decir, sus instituciones y su constitución.
Para Rawls, una sociedad justa se rige por principios que elegirían los ciudadanos en una situación de imparcialidad. Dado que en la realidad los ciudadanos suelen actuar movidos por sus intereses, Rawls propone un experimento mental: la posición original, en la que los individuos se encuentran bajo un velo de la ignorancia, sin saber nada sobre sí mismos ni sobre los demás. Desde esta posición, elegirían dos principios de justicia:
Principios de John Rawls
Primera parte:
- Primer principio: Todas las personas tienen derecho a unas libertades básicas iguales.
- Segundo principio: Las desigualdades económicas y sociales solo se justifican si: a) todos tienen igualdad de oportunidades, y b) benefician a los miembros menos aventajados de la sociedad.
Segunda parte:
- Principio de la diferencia: Si bien lo ideal sería una igualdad total, en la realidad existen desigualdades. Estas desigualdades son aceptables si se orientan a beneficiar a los menos aventajados.
Rawls estaría de acuerdo con una sociedad de iguales, pero reconoce que la realidad es diferente y, por lo tanto, propone un sistema que, aunque admita desigualdades, las utilice para mejorar la situación de los más desfavorecidos.
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