29 Nov
1.- Sostenibilidad
El concepto de sostenibilidad aparece por primera vez asociado al concepto de desarrollo en el Informe Brundtland 1987 (Nuestro Futuro Común) elaborado por la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo a petición de la ONU. Se considera desarrollo sostenible aquel que permite satisfacer nuestras necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas. Así pues, desde un punto de vista ético, podemos definir sostenibilidad como el conjunto de principios y valores morales que, teniendo en cuenta los tres factores condicionantes (ambientales, sociales y económicos), permiten un desarrollo que no atente contra el medio ambiente, en aras de restablecer el equilibrio hombre-naturaleza.
2.- Utilitarismo
Inglaterra, final del siglo XVIII. Jeremy Bentham (1748-1832) y John Stuart Mill (1806-1876).
Es una teoría teleológica que considera como móviles de la conducta humana el placer y el dolor: el hombre busca el placer y evita el dolor. Por ello, parte del principio de mayor felicidad, entendido como aquello que produce mayor felicidad al mayor número (es un hedonismo social), y que viene determinado por lo que es más útil a toda la colectividad. Este es el principio de utilidad, según el cual serán buenas aquellas acciones o reglas que incrementan la felicidad general y malas las que generen infelicidad.
Bentham se incluye en el utilitarismo social. Introduce la aritmética de los placeres: el placer es susceptible de medida y todos los placeres son comparables entre sí.
En Mill encontramos un utilitarismo humanista y altruista, e introduce el utilitarismo cualitativo: los placeres se diferencian por su cualidad, de suerte que hay placeres superiores (los morales e intelectuales) y placeres inferiores (los físicos).
3.- Ley Moral
Santo Tomás de Aquino (1225-1274). Siguiendo a Aristóteles, el pensamiento de Santo Tomás lo preside la noción de finalidad. Todo ser humano obra por un fin: la felicidad eterna, pero cumpliendo sus deberes. ¿Y cómo conocer esos deberes?
Según Santo Tomás, existe una Ley Moral Natural que es universal, inmutable y evidente, y que nos indica lo bueno y lo malo, lo que se debe hacer y lo que se debe evitar. En tanto que universal e inmutable, es una e idéntica para todos los seres humanos y, en tanto que evidente, es conocida por todos los hombres.
De esta manera, las personas, gracias a las facultades cognoscitivas (conciencia, razón, inteligencia), descubren sus deberes en referencia a esa Ley Moral Natural, la cual orienta nuestras acciones, sugiriéndonos qué debemos hacer.
Ahora bien, la Ley Moral Natural, por servir de fundamento a la razón, sólo puede indicar al ser humano su finalidad natural, pero no puede enseñarle su finalidad última y suprema. Para esto es necesaria la revelación. Así pues, la finalidad suprema y la auténtica felicidad humana se completarán con la revelación cristiana. Dios ofrece al hombre el complemento de plenitud de la moralidad.
Nota: Posteriormente, Lutero (1483-1546), basándose en el pensamiento de San Agustín, separó la moral natural (la que nos dicta nuestra propia razón) de la moral religiosa (basada en la fe).
4.- Relativismo
Corriente ética que afirma que no existen los valores morales universales, sino que estos están íntimamente relacionados con la persona o grupo que los experimenta. Existen diferentes tipos de relativismo, como el cultural o sociológico, pero desde el punto de vista de la ética es especialmente importante el relativismo emotivista, que afirma que las propiedades morales que atribuimos a los actos son solo sentimientos que proyectamos sobre ellos (la moralidad se hace relativa a esas modalidades de sentimiento).
Una de las formas más acentuadas de relativismo es el relativismo emotivista de David Hume (1711-1776).
5.- Bioética
La palabra bioética es un neologismo acuñado en 1971 por Van Rensselaer Potter (en su libro Bioethics: bridge to the future), en el que este autor englobaba la «disciplina que combina el conocimiento biológico con el de los valores humanos». La prestigiosa Enciclopedia de Bioética (coordinada por Warren Reich) define la bioética como «el estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y del cuidado sanitario, en cuanto que tal conducta se examina a la luz de los valores y de los principios morales».
En la actualidad, abarca no solo los aspectos tradicionales de la ética médica, sino que incluye la ética ambiental, con los debates sobre los derechos de las futuras generaciones, desarrollo sostenible, etc.
6.- Emotivismo
Los máximos exponentes son Hume (s. XVII) y Ayer (s. XX).
Se conoce como Emotivismo a aquella corriente (parte de la ética que se ocupa del análisis del lenguaje moral) que sostiene que los juicios de valor proceden de las emociones individuales. Entonces, el fin será persuadir a los demás para que sientan como sentimos nosotros, e incluso tratar de conseguir que aquellas personas que piensan totalmente distinto valoren de la misma manera que nosotros las situaciones.
7.- Eudemonismo
Aristóteles (384-322 a. C.) es uno de los pensadores más influyentes de la Filosofía occidental. Vive en Grecia en el siglo IV a. C. Elaboró una ética de la felicidad llamada «Eudemonismo», porque presupone que el bien supremo que todos los seres humanos perseguimos es la felicidad (en griego, eudaimonia).
Y el ser humano es feliz cuando desarrolla del modo más perfecto posible su esencia y su función específica: conseguir que nuestra vida sea lo más racional posible, respetando dos tipos de normas a las que Aristóteles llama virtudes: las virtudes éticas o morales (templanza, valor, generosidad, educación, etc.) y las virtudes dianoéticas o intelectuales (prudencia y sabiduría).
8.- Virtud
Aristóteles, Grecia, Siglo IV a.C. La virtud la define como el hábito adquirido voluntario consistente en la elección del término medio entre extremos viciosos. La valentía, por ejemplo, será el término medio entre la cobardía y la temeridad, y la educación entre el descaro y la timidez. ¿Y quién puede vislumbrar el término medio? Pues el hombre prudente.
Cada persona ejerce una función en la polis y, para desempeñarla bien, ha de adquirir virtudes. Pero si hay una función propia del ser humano como tal (virtudes morales y virtudes intelectuales), la felicidad consistirá en ejercerlas a lo largo de la vida como hábito, y no de modo esporádico. En eso consiste la virtud.
9.- Subjetivismo moral
David Hume (1711-1776). Se trata de una corriente ética que sostiene que las afirmaciones morales solo pretenden expresar emociones y sentimientos, y no aumentar nuestro conocimiento de la moralidad. De ellas no puede decirse que sean ni verdaderas ni falsas, pues los enunciados morales solo expresan lo que siente el que habla. Así pues, lo bueno o malo que calificamos de una acción se corresponde exclusivamente con el sentimiento de agrado o desagrado que nos produce.
Para Hume, si alguien cree que algo es bueno, entonces es bueno para él. Por lo tanto, las opiniones morales subjetivas son infalibles, si son auténticamente subjetivas.
10.- Axiología
: (Max Scheler, 1874-1928) también se denomina ética material de los
valores, sostiene Scheler que los valores son cualidades inmutables absolutas que existen
con independencia de los bienes en los que están depositados y también con
independencia de los fines. Se distingue entre fines y objetivos, para Scheler los valores
son el fundamento de los objetivos, y también de los fines pero con independencia de
ellos. Así la prioridad del deber postulada por Kant en la ética formal, será sustituida por la
prioridad del valor en la ética axiológica de Scheler.
Además, estos valores se ajustan a la lógica del corazón, que un día postulara Pascal. La
captación de los valores se llevará a cabo mediante una intuición emocional inmediata; se
nos revelan en el percibir sentimental, en el preferir, amar, odiar.
11.- Imperativo Categórico: incluido en la primera ética del deber, formulada por Kant
(1724-1804) filósofo alemán del siglo XVIII, siglo de la Ilustración.
Para Kant, la ley o juicio moral se expresa en forma de imperativo porque impone una
obligación, pero las acciones deben realizarse porque así lo dicta nuestra razón práctica.
De ahí que el deber tenga la forma de imperativos categóricos. Una acción o conducta
sólo es moralmente buena cuando es conforme al deber y está hecha con la intención
de respetar el deber, independientemente de las consecuencias de la acción (de si me
proporciona beneficios o de si me hace feliz o no). Cumplir con el propio deber es un
imperativo categórico, absoluto, necesario y obliga a todos de forma universal porque está
fundamentado sobre la razón y no depende de la experiencia ni de los fines que tenga
cada individuo.
Nota.- Los imperativos categóricos se diferencian de los imperativos hipotéticos en que
éstos ordenan algo como medio para alcanzar un fin propuesto. Por ejemplo, la orden
debo estudiar para aprobar los exámenes es de tipo hipotético, mientras que la orden
debo estudiar porque es mi obligación es de tipo categórico, porque no busca un fin más
allá de su cumplimiento por respeto a la propia ley moral.
12.- Falacia naturalista: David Hume (1711-1776) y perfilada posteriormente por Moore
en su Principia Ethica, 1903). Lo primero que denuncia Hume es el procedimiento de la
ética tradicional que deriva ilegítimamente, dice, el orden del deber del orden del ser; el
orden moral del orden natural, la ética de la metafísica. Es lo que posteriormente Moore
denominó falacia naturalista.
Una de las críticas más importantes realizadas al utilitarismo se debe a Moore, quien la
realiza a partir del concepto de falacia naturalista denunciado ya por Hume. Para Moore,
el argumento de Stuart-Mill: aquello que los hombres creen que es lo mejor es lo que
debe hacerse, cae en la trampa lógica de derivar un juicio de valor de un juicio de hecho.
Más tarde, Mill rechaza esto y afirma que los placeres no se diferencian por la cantidad,
sino por la cualidad, de suerte que hay placeres superiores y placeres inferiores.
13.- Principio de Responsabilidad: Hans Jonas (1903-1993). Su postulado bioético se
cifraría en el principio de responsabilidad, orientado a la defensa del Medio Ambiente y la
supervivencia de la humanidad en generaciones futuras. Su libro publicado en 1973 El
principio de responsabilidad: Ensayo de una ética para la civilización tecnológica es un
referente en el campo de las éticas deontológicas; con repercusión en la bioética,
tecnoética y ética ecológica.
La idea fundamental sobre la que se sustenta la ética de Jonas es la experiencia de la
vulnerabilidad. Las generaciones actuales tienen la obligación moral de hacer posible la
continuidad de la vida y la supervivencia de las generaciones futuras. Ese deber es
explicitado como imperativo categórico.
Hans considera que el imperativo ético contemporáneo debe ser: obra de tal manera que
los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana
auténtica sobre la tierra. Se trata de un imperativo de la responsabilidad. En el sentido
incluso más etimológico, se trata de «responder» al poder tecnológico.
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