01 Dic
GEOMORFOLOGÍAS: CAMPIÑAS: llanuras bajas suavemente onduladas recorridas por ríos. Se forman en los lugares donde abundan las margas y las arcillas, por lo que se corresponden con los niveles inferiores. Son propias del relieve arcilloso. CERRO: colina aislada de cima horizontal. Se trata de un relieve residual esculpido por la erosión diferencial en superficies donde hay capas de rocas duras y blandas dispuestas en estratos horizontales. CORDILLERAS DE PLEGAMIENTO: son grandes elevaciones montañosas surgidas en la era terciaria por la elevación de materiales sedimentarios, fundamentalmente calizos. CUENCA SEDIMENTARIA: extensa depresión recubierta de materiales sedimentarios. DELTA: saliente costero que se forma cuando el río aporta más sedimentos de los que puede redistribuir al mar por tratarse de una masa tranquila de agua, sin fuertes corrientes ni excesivo oleaje. En la Península Ibérica, el más importante es el Delta del Ebro. ERO SIÓN: es el ataque, modificación y desgaste del relieve por parte de determinados agentes que pueden ser climáticos o atmosféricos (agua, hielo, viento) y biológicos (animales, plantas y seres humanos). Los agentes erosivos van actuando lentamente sobre los elementos que resaltan del relieve, hasta que con el tiempo llegan a modificar o modelar su forma. ESTUARIO: desembocadura de un río caudaloso, en el mar abierto, caracterizada por tener una forma semejante a un embudo ensanchado y por la influencia de las mareas en la unión de las aguas fluviales con las marítimas, que crea unos ecosistemas muy ricos por la acumulación de nutrientes tanto de agua dulce como de salada. FALLA: rotura de la corteza terrestre con separación de los bloques fracturados. Si la separación es vertical se trata de una falla normal, y tendremos un bloque levantado (horst) y otro hundido (graben). Si la separación de los bloques es horizontal se trata de una falla de desgarre. GEOMORFOLOGÍA: ciencia encargada del estudio del origen (tectónica de placas) del relieve terrestre (conjunto de accidentes geográficos) y su aspecto actual (acción modeladora de los agentes erosivos). GLACIAR: masa de hielo que se origina sobre la superficie terrestre por la acumulación, compactación y recristalización de nieve que fluye hacia cotas más bajas y que provoca, como los demás agentes dinámicos, erosión de rocas, y transporte y acumulación de sedimentos. GLACIARISMO: durante la era cuaternaria, el glaciarismo afectó a las zonas más elevadas de la península como Pirineos, dando lugar a glaciares de circo o glaciares de valle. MACIZO ANTIGUO: restos de montañas de la Era Primaria o montañas formadas por el rejuvenecimiento de un bloque de un zócalo como consecuencia de los movimientos orogénicos de la Era Terciaria. MESETA: planicie extensa situada a considerable altura sobre el nivel del mar. MODELADO KÁRSTICO: CALIZA: roca sedimentaria, es decir, formada en el exterior de la tierra a partir de fragmentos de rocas u organismos preexistentes. Está constituida esencialmente por carbonato cálcico. Se trata de una roca dura, que se fractura formando grietas o diaclasas, pero que se disuelve fácilmente con el agua de lluvia. Origina relieves cársticos. PÁRAMO: superficie estructural amplia, plana y elevada formada sobre un estrato duro horizontal. PENILLANURAS: superficies de erosión muy suavemente onduladas, sin apenas diferencia de altura entre los valles y los interfluvios. Están formadas por materiales antiguos. PLIEGUE: deformación de los estratos geológicos en forma de ondulaciones que resulta de una presión tectónica. Afecta a las rocas sedimentarias suficientemente flexibles. Pueden ser anticlinales o sinclinales. RELIEVE: conjunto de características que encontramos en una región determinada de acuerdo con tres parámetros fundamentales: altura, pendiente y forma. La orografía es la ciencia que describe el relieve. RÍA: entrante costero resultado de la invasión por el mar del tramo final de un valle fluvial. Puede deberse al ascenso del nivel del mar o al descenso de la corteza terrestre. VALLE GLACIAR: espacio entre dos montañas, normalmente alargado y en forma de U, en el que se aprecia una suave pendiente hacia el mar o hacia un río, que permite recoger las aguas que confluyen de las dos vertientes formando una corriente.
CLIMAS: ANTICICLÓN: zona de alta presión (superior a 1013 mb) donde los vientos circulan en el sentido de las agujas del reloj y que produce tiempo estable. ARIDEZ: déficit hídrico permanente o habitual. Depende de la relación entre la temperatura y la precipitación. BORRASCA (depresión o ciclón): zona de baja presión (inferior a 1013 mb) donde los vientos circulan en el sentido contrario a las agujas del reloj y que produce tiempo inestable. CENTROS DE ACCIÓN: áreas de altas y bajas presiones. CLIMA: sucesión de tipos de tiempo que ocurren en un lugar determinado a lo largo de muchos años. Para poder definir un clima se necesitan como mínimo las observaciones recogidas durante un periodo de 30 años. CONTINENTALIDAD: propiedad que tienen las masas continentales de ganar o perder temperatura más rápidamente que el mar, y que es tanto mayor cuanto mayor sea la superficie continental. Esta cualidad repercute en el clima haciéndolo más extremado. CORRIENTES EN CHORRO (JET STREAM): flujos de aire en altura de estructura tubular, que circulan a gran velocidad alrededor del planeta, de oeste a este, a una altura en torno a los 12.000 m, y cuya velocidad puede superar los 500 km/h. Existen dos corrientes en chorro en cada hemisferio, las polares (60º de latitud) y las subtropicales (30-45º de latitud), que en verano suben de latitud mientras que en invierno bajan. Son las responsables del tiempo en superficie. GOTA FRÍA: fenómeno típico del Mediterráneo que se forma cuando coinciden tres situaciones: mar caliente, atmósfera inestable en la superficie y aire frío en altura. El aire caliente que proviene de la evaporación del agua del mar, al ser más ligero, asciende y se enfría rápidamente, formando una gran borrasca. Provoca una fuerte lluvia, normalmente acompañada de un gran aparato eléctrico y de granizo. Suele producirse en otoño, en los meses de septiembre y octubre. EFECTO FOËHN: efecto causado por la colisión de masas de aire húmedas con un sistema montañoso, que al ascender por la ladera de barlovento, se enfrían, condensándose y produciendo precipitaciones, dando lugar en la vertiente de sotavento a vientos muy secos y temperaturas que van aumentando conforme estos descienden. ISOBARAS: líneas trazadas sobre un mapa que unen puntos con la misma presión atmosférica. ISOTERMAS: líneas trazadas sobre un mapa que unen puntos con la misma temperatura. INSOLACIÓN: cantidad de radiación solar recibida por la superficie terrestre. Se expresa mediante el número de horas durante las que los rayos solares alcanzan el nivel del suelo. ISOYETAS: líneas trazadas sobre un mapa que unen puntos con la misma precipitación. MASA DE AIRE: porción de aire con unas características propias de temperatura, humedad y presión. España, debido a la latitud en que se encuentra, recibe masas de aire cálidas tropicales y masas de aire frías o polares. OLA DE CALOR: periodo de tiempo sostenido con temperaturas extremadamente altas. En España son cada vez más frecuentes como consecuencia del cambio climático (calentamiento global) y sus consecuencias repercuten gravemente sobre la salud de la población más vulnerable. OSCILACIÓN TÉRMICA (o amplitud térmica): diferencia entre la temperatura más baja registrada y la temperatura más alta. Se puede calcular en valores absolutos, pero generalmente se comparan medias mensuales. PRECIPITACIÓN: caída de agua de las nubes a la superficie terrestre tanto en forma líquida como sólida. Se mide en milímetros (mm) o l/m2 con el pluviómetro, y se representa en los mapas mediante isoyetas (líneas que unen puntos con igual precipitación). PRESIÓN ATMOSFÉRICA: el peso del aire sobre una unidad de superficie. Se mide en milibares (mb) con el barómetro, y se representa en los mapas del tiempo mediante isobaras. TEMPERATURA DEL AIRE: grado de calor en el aire. Se mide en grados centígrados (ºC) con el termómetro, y se representa en los mapas mediante isotermas (líneas que unen puntos con igual temperatura). TIEMPO ATMOSFÉRICO: estado de la atmósfera en un lugar y en un momento determinados.
VEGETACIÓN: BIOGEOGRAFÍA: ciencia encargada del estudio de la distribución por el espacio de las formaciones vegetales y los seres vivos. CADUCIFOLIO: vegetación arbórea característica del clima oceánico del norte peninsular, constituida por árboles frondosos de hoja caduca, que pierden su follaje en otoño. Algunos de los árboles más típicos son los robles, hayas, castaños, chopos, fresnos, etc. CLISERIE: gráfico que representa el escalonamiento de la vegetación en función de la altura. Las causas del escalonamiento de la vegetación son las variaciones climáticas ocasionadas por tres factores: el incremento de la altura, la diferente orientación de las vertientes, y la diferente exposición a las masas de aire. DEFORESTACIÓN: destrucción de la cubierta vegetal de un terreno. Entre las principales causas están las talas y los incendios forestales, que muchas veces son intencionados para obtener tierras para cultivo, pastos, residencias, industrias. DEHESA: un bosque mediterráneo modificado por el hombre, que de otra forma no tendría aprovechamiento. ENDEMISMO: término utilizado en biología para indicar que la distribución de una especie animal o vegetal está limitada a un ámbito geográfico reducido, no encontrándose de forma natural en ninguna otra parte del mundo. Por ello, cuando se indica que una especie es endémica de cierta región, significa que sólo es posible encontrarla de forma natural en ese lugar. ESCLERÓFILA: vegetación que se caracteriza por sus hojas duras y coriáceas (de consistencia parecida al cuero), debido a que están constituidas por un tejido formado por células con una membrana muy gruesa, gracias al cual se adaptan bien a la sequía. GARRIGA: vegetación de arbustos y matorrales mediterráneos de poca altura, que deja zonas sin cubrir, donde aparece la roca. Es propia del clima mediterráneo y sus especies características son el tomillo, el romero y el espliego. No es una formación clímax, sino el resultado de la degradación del bosque mediterráneo por la acción del ser humano. MAQUIA: vegetación arbustiva densa, casi impenetrable, de más de dos metros de altura. Es típica del clima mediterráneo, y sus especies características son: brezo, retama, jara y lentisco. MARCESCENTE: los órganos que, una vez secos, permanecen adheridos a la planta sin desprenderse. PERENNIFOLIO: vegetación arbórea característica del clima mediterráneo, constituida por árboles de hoja perenne, que no pierden la hoja en otoño. Son árboles de mediana altura, de copas amplias y cerradas para evitar el calor y mitigar la evaporación de la humedad, de hoja pequeña y dura preparada para resistir la evaporación, y perenne para que puedan aprovechar las lluvias durante todo el año, de troncos gruesos, leñosos y no rectilíneos, y de raíces profundas para captar agua. Especies típicas son el alcornoque y la encina. XERÓFILA: formaciones vegetales que se desarrollan en zonas secas. Se caracterizan por aguantar bien los largos periodos de sequía. En España se encuentran en la zona de clima mediterráneo, especialmente en el sureste peninsular (ej: palmito), y en Canarias (ej: cardón).
EL RELIEVE: Caracterización de las unidades morfoestructurales del relieve español. La Península Ibérica, situada en el suroeste de Europa, constituye la mayor parte del territorio español y se encuentra en una zona de clima templado. Su forma es maciza, con costas rectilíneas, salvo en Galicia, donde las costas son recortadas. La presencia de montañas genera contrastes entre el interior y la costa, lo que influye en el clima y permite una gran variedad de paisajes. Meseta Central: Ubicada en el centro y oeste de la península, representa el 45% de su superficie y se caracteriza por ser una llanura elevada e inclinada hacia el oeste. Formada en la era primaria, sufrió transformaciones en la era terciaria por la orogenia alpina. La Meseta se divide en el antiguo zócalo (con materiales duros como granito y pizarra), las sierras interiores (Sistema Central y Montes de Toledo) y las cuencas sedimentarias de los ríos Duero, Tajo y Guadiana. Alrededor de la Meseta, se encuentran los rebordes montañosos, como el Macizo Galaico y el Sistema Ibérico. Depresiones Exteriores: Son grandes cuencas de origen terciario que rodean la Meseta. La Depresión del Ebro, en el noreste, se sitúa entre los Pirineos, el Sistema Ibérico y la Cordillera Costero-Catalana, y presenta un relieve variado con arcillas y calizas. La Depresión del Guadalquivir, al sur, entre Sierra Morena y las Béticas, contiene campiñas, mesas y marismas, con sedimentos como arcillas y margas que se abren al mar en su tramo final. Cordilleras Exteriores: Sistemas montañosos formados en la era terciaria, caracterizados por su extensión y variedad. Los Pirineos, en la frontera con Francia, se dividen en el Pirineo Axial (de granito) y el Prepirineo (de calizas y margas). Los Montes Vascos, entre los Pirineos y la Cordillera Cantábrica, son de menor altitud. La Cordillera Costero-Catalana, paralela a la costa de Cataluña, incluye la Cordillera Prelitoral y la Litoral. Al sur, las Cordilleras Béticas, que abarcan la Subbética y la Penibética (con el Mulhacén), presentan escarpes y relieve kárstico. Estructuras del relieve interiores. La Meseta Central es una extensa llanura elevada que ocupa el centro y oeste de la Península Ibérica, abarcando el 45% de su superficie. Su origen se remonta a la era primaria, cuando el macizo Hespérico fue erosionado, y en la era terciaria, la orogenia alpina afectó su relieve, provocando el levantamiento y hundimiento de bloques del zócalo. El zócalo paleozoico, formado por materiales como granito, pizarra y cuarcita, es más prominente en el oeste, donde la superficie tiene una ligera inclinación hacia el Atlántico, y se observan penillanuras y montes-isla. Dentro de la Meseta, se encuentran sistemas montañosos de baja altitud, como el Sistema Central en la Submeseta Norte y los Montes de Toledo en la Submeseta Sur, con cumbres redondeadas y formas erosionadas. Estos montes completan la estructura interna de la Meseta. Los relieves de borde rodean la llanura: al norte están el Macizo Galaico y la Cordillera Cantábrica, al este el Sistema Ibérico, y al sur la Sierra Morena. Estos rebordes montañosos tienen mayor altitud y están formados por una variedad de materiales como granito y calizas. En cuanto al modelado, los materiales resistentes como el granito, la pizarra y la cuarcita del zócalo configuran un paisaje de relieves duros, con penillanuras y montes-isla en las áreas más erosionadas. Las sierras del Sistema Central y los Montes de Toledo presentan un modelado granítico característico, con formas redondeadas como berrocales y domos, típicos del relieve apalachense. En los rebordes montañosos del Sistema Ibérico, la caliza favorece el desarrollo de un relieve kárstico, con cuevas y dolinas. Las cuencas sedimentarias interiores, como las del Duero, Tajo y Guadiana, contienen materiales más blandos como arcillas y yesos, que crean llanuras onduladas y cerros testigo, donde los materiales duros resisten mejor la erosión. El relieve influye significativamente en la distribución de la población, el dinamismo económico y las comunicaciones. Las zonas costeras son preferidas por su clima más suave, la posibilidad de actividades económicas como la pesca y el turismo, y mejores conexiones internacionales. Las zonas bajas y llanas también son más atractivas por un clima más templado y una mayor facilidad para la agricultura y las comunicaciones. En España, esto se refleja en la concentración de población en la costa y el despoblamiento del interior, aunque algunas áreas del interior como Madrid, Sevilla y Zaragoza son densamente pobladas y dinámicas. La complejidad del relieve español, con montañas y pocos ríos navegables, dificulta la construcción de infraestructuras. Sin embargo, el factor geográfico no es el único determinante, ya que otros factores también influyen en la distribución y el dinamismo económico.
Estructuras del relieve exterior a la Meseta y relieve insular. El relieve exterior a la Meseta y el insular de la Península Ibérica, formado principalmente durante la orogenia alpina en la era terciaria, se caracteriza por depresiones y cordilleras de origen variado. Las principales depresiones son la del Ebro, rodeada por los Pirineos, el Sistema Ibérico y la Cordillera Costero-Catalana, y la del Guadalquivir, entre Sierra Morena y la Cordillera Subbética. La del Ebro presenta formaciones como mesas y badlands, mientras que la del Guadalquivir tiene campiñas y marismas. Entre las cordilleras más importantes se encuentran los Pirineos, con cumbres graníticas, los Montes Vascos, de altitud baja y formas redondeadas, la Cordillera Costero-Catalana, de escasa altitud y estructura compleja, y las Cordilleras Béticas, las más altas del sur de la Península. En cuanto a su composición litológica, las depresiones están formadas por materiales sedimentarios como arcillas y calizas, lo que genera formaciones características como mesas, badlands y marismas. Las cordilleras, por su parte, presentan una gran variedad de litologías: los Pirineos contienen granito y calizas, los Montes Vascos son principalmente de calizas, y las Cordilleras Béticas tienen calizas en la Subbética y materiales silíceos en la Penibética, lo que favorece el modelado kárstico. Del relieve insular: El balear está ubicado en el mar Mediterráneo, frente a unos 300 km de la playa peninsular. Su origen se remonta a la era primaria y terciaria. La roca caliza predomina en zonas de montaña y las arcillas en zonas llanas. Las formas del relieve pueden ser calas, pequeños acantilados… Se subdivide en: Mallorca, en medio del archipiélago; Ibiza y Formentera en las islas occidentales; y Menorca en la zona más oriental del archipiélago. Todas tienen en común que se originan por una sola isla hasta la era cuaternaria. Y su roquedo es calizas en la sierra, arcillas en la depresión central y modelado kárstico. El canario se ubica en el océano Atlántico. Su origen es volcánico y su roquedo es basalto. En cuanto a las formas, el relieve es costero y de modelo volcánico, como acantilados. Se subdivide en las islas occidentales: La Palma, El Hierro y La Gomera. Su relieve es más montañoso. Y por otra parte, las islas orientales: Lanzarote, Gran Canaria, Fuerteventura, más llano. CLIMA: clima oceánico y de montaña. El clima oceánico se encuentra principalmente en el norte de España, incluyendo la cornisa cantábrica y Galicia. Su proximidad al océano Atlántico y la influencia de las borrascas del frente polar son determinantes para este clima, que recibe también el efecto de la corriente cálida del Golfo de México. Estos factores suavizan las temperaturas y aumentan las precipitaciones, haciendo de esta región una de las más húmedas del país. Las temperaturas en el clima oceánico son moderadas, con una media anual entre 12 y 14 °C. Los veranos son suaves, con máximas que alcanzan los 22 °C, mientras que los inviernos son moderados. La amplitud térmica anual (diferencia entre temperatura máxima y mínima) es baja, entre 8 y 12 °C. Las precipitaciones son abundantes y regulares durante el año, concentrándose en otoño e invierno y siendo escasas en verano, aunque no suele haber más de dos meses secos al año. El clima de montaña está presente en las áreas de más de 1,000 metros de altitud en toda la península, como en los Pirineos, la Cordillera Cantábrica y Sierra Nevada. La altitud y la orientación de las laderas (barlovento y sotavento) son factores clave que influyen en las temperaturas y precipitaciones. Además, factores como la exposición al sol (solana y umbría) también marcan diferencias microclimáticas. Este clima se caracteriza por inviernos fríos o muy fríos, con posibilidad de nevadas, y veranos frescos. Las precipitaciones son abundantes, en muchas ocasiones en forma de nieve, especialmente en invierno, y son mayores en las vertientes de barlovento. Esto hace que los niveles de humedad sean altos, aunque varían en función de la orientación y altitud. El clima influye significativamente en la distribución de la población y las actividades económicas. Las zonas costeras y de baja altitud, con un clima más suave debido a la cercanía al mar, favorecen la agricultura y el turismo, especialmente el de sol y playa. En cambio, las zonas de montaña, con climas más rigurosos, se desarrollan en actividades como la ganadería, la explotación forestal, el turismo de naturaleza y el esquí. En España, esto se refleja en una distribución desigual de la población, con una mayor concentración en las zonas costeras y de baja altitud, y el despoblamiento de la España interior. Los climas mediterráneo y subtropical canario atraen tanto a turistas europeos como a inmigrantes. Además, el país se ha convertido en un gran productor de energía solar gracias a su alta insolación. Sin embargo, el clima también puede tener efectos dramáticos, como las olas de calor, sequías y fenómenos meteorológicos extremos como las DANAS, que causan muertes y graves daños económicos.
Clima mediterráneo y subtropical. El clima mediterráneo cubre la mayor parte de la costa mediterránea, la costa atlántica andaluza, las Islas Baleares, y las ciudades de Ceuta y Melilla, con excepción del sudeste peninsular. Este clima está influido por el anticiclón de las Azores, que modera las precipitaciones en verano, y por las borrascas mediterráneas que generan lluvias en otoño y primavera. Dentro del clima mediterráneo, las temperaturas varían según la región, aunque en general los veranos son calurosos y los inviernos suaves, con una amplitud térmica moderada. Las precipitaciones oscilan entre 300 y 800 mm anuales, con una sequía estival de 3 a 4 meses y un pico en primavera y otoño. Existen subtipos como el mediterráneo litoral y el mediterráneo continentalizado, donde las barreras montañosas y la distancia del mar acentúan las variaciones de temperatura y reducen las precipitaciones. El clima subtropical se encuentra en las Islas Canarias, donde la latitud, la corriente fría de Canarias y los vientos alisios juegan un papel fundamental. También influye el relieve de las islas y las masas de aire africano, que aportan calor en verano. Las temperaturas en el clima subtropical son cálidas todo el año, con veranos calurosos e inviernos muy suaves. La amplitud térmica es baja, manteniéndose las temperaturas estables a lo largo del año. Las precipitaciones son escasas, especialmente en las zonas costeras y en las islas orientales, mientras que en las medianías (áreas de media altitud) las lluvias son algo más frecuentes y pueden incluir el fenómeno de la “lluvia horizontal” o “mar de nubes”, un efecto de la condensación de los alisios en las laderas montañosas.
VEGETACIÓN. La vegetación de la región atlántica de España, situada principalmente en el norte en áreas como la cornisa cantábrica y Galicia, está profundamente influenciada por un clima oceánico que aporta lluvias abundantes y regulares durante todo el año, junto a temperaturas suaves y moderadas. Estas condiciones fomentan un ecosistema en el que predominan los bosques caducifolios formados por especies como el roble y el haya, que pierden sus hojas en invierno, permitiendo una regeneración continua y favoreciendo la diversidad de especies a nivel del suelo. Además, en áreas de menor altitud o con suelos menos fértiles, se desarrollan matorrales como la landa, en la que destacan especies de brezo y tojo, adaptadas a condiciones más difíciles y a suelos pobres. Las praderas naturales, siempre verdes gracias a la humedad del ambiente, representan otro aspecto distintivo de esta región y son fundamentales para la ganadería, particularmente para la producción de leche y carne. La intervención humana en esta región ha tenido un fuerte impacto, especialmente con la introducción de especies foráneas de crecimiento rápido como el eucalipto y el pino, orientadas hacia la industria maderera y papelera. Estas especies, aunque económicamente rentables, suelen desplazar a las especies autóctonas y disminuyen la biodiversidad, además de aumentar el riesgo de incendios debido a sus características inflamables. El aprovechamiento económico de la vegetación atlántica se centra en la explotación de prados para la ganadería de leche y carne, la recolección de leña y madera para la construcción, y en los últimos tiempos, en la industria del papel, que ha promovido las plantaciones de pinos y eucaliptos en grandes áreas antes ocupadas por bosques nativos. La vegetación mediterránea en España se adapta a un clima caracterizado por veranos secos y calurosos, inviernos suaves y precipitaciones irregulares concentradas en primavera y otoño. Este clima favorece especies resistentes a la sequía, como las que dominan el bosque perennifolio, principalmente encinas y alcornoques, árboles de hojas duras y perennes que minimizan la pérdida de agua. En zonas donde el bosque ha retrocedido, aparece el matorral mediterráneo, una formación vegetal de arbustos y plantas aromáticas como la jara, el romero y el tomillo, que también son muy resistentes al clima seco y tienen capacidad de regeneración tras incendios. La intervención humana ha modificado el paisaje natural mediterráneo desde hace siglos. El cultivo de secano, especialmente de olivos, almendros y viñas, ha reemplazado parte del bosque original en muchas zonas. Además, se ha desarrollado el sistema de la dehesa, un agroecosistema típico del suroeste peninsular que combina árboles dispersos (como encinas y alcornoques) con pastizales, y que es fundamental para la ganadería extensiva y la producción de corcho y leña. Esta vegetación mediterránea es económicamente relevante, ya que no solo permite el aprovechamiento de la tierra para cultivos de secano, sino que también proporciona recursos forestales como madera, corcho y plantas aromáticas y medicinales que son valoradas comercialmente.
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