06 Ene
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La Novela de la Generación del 98: Un Recorrido por sus Autores Clave
1. Miguel de Unamuno (1864-1936)
Fue uno de los más decididos renovadores de la novela. Quiso hacer de ella un cauce adecuado para expresar sus preocupaciones filosóficas y existenciales. Sus novelas están pobladas de personajes problemáticos. Unamuno expresa los temas que lo obsesionan: la afirmación de la personalidad, la lucha contra el instinto, el afán de dominio sobre los demás, la muerte.
Sus mayores preocupaciones son el problema de España y sus dudas existenciales. Estos temas los trata en obras como Del sentimiento trágico de la vida y La agonía del cristianismo.
Unamuno llama a sus novelas “nivolas”. Sus novelas son NOVELAS FILOSÓFICAS en las que lo importante no es sacar adelante una trama sino exponer sus ideas y dudas. Características:
- Gran soltura constructiva.
- Ausencia de descripciones de paisajes o de ambientes.
- Gran importancia a diálogos y monólogos.
- En cuanto al lenguaje:
- No busca la elegancia, sino la densidad de ideas o la intensidad.
- Gusto por las paradojas y las antítesis, exclamaciones y los juegos de palabras.
- Juegos de palabras basándose en las etimologías.
- Empleo de palabras rústicas y terruñeras que mezcla con otras cultas.
- Aparecen personajes de novelas anteriores.
- La novela tiene estructura abierta para que el lector participe eligiendo su propia lectura.
- Mezcla personajes de novela con personajes reales.
- Son novelas escritas por el propio personaje por lo que se da mayor verosimilitud.
- Es un protagonista –agonista.
Sus novelas más destacadas son:
Amor de pedagogía, que Schopenhauer consideraba principio clave del verdadero humorismo. Emplea un humorismo grotesco para caracterizar al protagonista, en el que se aúnan la bufonada y la tragedia.
Niebla: plantea el problema del ser y la nada. El protagonista encarna la desorientación existencial del hombre y su deseo de ser inmortal. Subtitulada nivola, es una obra de experimentación, cuyo protagonista es Augusto Pérez, que se presenta como una criatura recién nacida que tiene que aprenderlo todo. Su historia es la de un enfrentamiento con su creador, destacando el conflicto del personaje contra el autor, que representa el conflicto del hombre contra Dios.
Abel Sánchez: novela sobre el cainismo hispánico, estructurada como confesión del protagonista Joaquín Monegro a su hija. Joaquín se siente anulado desde la infancia por su amigo Abel Sánchez.
La Tía Tula: narra la historia de Gertrudis, quien se encarga de sus sobrinos tras la muerte de su hermano.
San Manuel Bueno, mártir: un sacerdote con serias dudas de fe. La obra gira en torno a dos grandes obsesiones: la inmortalidad y la fe. En los ensayos plantea el tema de España. En un principio pretende “europeizar” España, pero más tarde, se centra en sus problemas existenciales y da prioridad al mundo espiritual. Es cuando pretende “españolizar” Europa.
2. José Martínez Ruiz, “Azorín”
Es un ensayista magistral. Sus libros son inolvidables, donde evoca las tierras y los pueblos de España, con títulos como Castilla o Los pueblos. Escribió 15 novelas que no se diferencian de sus ensayos. En ellas, el argumento no tiene importancia, y no es más que un pretexto para describir ambientes o tipos humanos. Destacan tres novelas de carácter autobiográfico: La voluntad (su protagonista, agobiado y pesimista, se marcha al campo en busca de una vida contemplativa), Antonio Azorín (le mueve el ideal literario) y Las confesiones de un pequeño filósofo (que está estructurada como libro de memorias).
Tanto en sus novelas como en sus ensayos, lo importante es el estilo. Usa siempre una frase breve y un vocabulario muy rico. La suya es una prosa lírica. En sus novelas, se anula el movimiento, el tiempo: la narración se fragmenta en instantáneas que producen la dispersión de la atención del lector.
3. Pío Baroja
Características de su narrativa:
El tema principal de su obra es la protesta contra la sociedad. Baroja manifiesta una actitud crítica y sincera en sus ideas, también muestra compasión por lo marginal. Frente al aburguesamiento, encuentra como única salida la acción.
La novela es para él un género multiforme: narración, descripción, reflexiones filosóficas o políticas, es decir, una novela abierta. Una consecuencia es su despreocupación por la composición. No le preocupa la estructura del relato ni un argumento cerrado, sino las anécdotas, la imaginación y la observación de la realidad. A pesar de que intercala en sus novelas reflexiones filosóficas, no lo hace de forma aislada, sino insertándolas en la experiencia vital de algún personaje.
Sus personajes son los inconformistas, pero también están los abúlicos, los desengañados ante la vida. Son seres inadaptados que suelen fracasar en su lucha vital.
Escribió más de 60 novelas agrupadas en trilogías. Él mismo divide sus obras en etapas en su libro de Memorias. La primera etapa (1900-1914) se caracteriza por la violencia, la nostalgia y la arrogancia.
- Zalacaín el aventurero, prototipo del hombre de acción.
- Camino de perfección, cuyo protagonista encarna la angustia existencial.
- La busca, traza un conmovedor panorama de los barrios más míseros de Madrid.
- El árbol de la ciencia, novela con muchos componentes autobiográficos.
Su segunda etapa (1994) se caracteriza por las críticas, las ironías y cierto historicismo.
- Las inquietudes de Shanti Andía, protagonizada por un marino vasco y con ambiente marinero.
Finalmente, escribió una larga serie narrativa, Memorias de un hombre de acción, compuesta por 22 novelas, cuyo protagonista es un aventurero.
4. Ramón María del Valle-Inclán
Solo se hace referencia a su producción novelística, porque el teatro y su poesía se tratan en otros temas. Es un prototipo de hombre bohemio, de figura estrafalaria. 3 etapas:
Etapa modernista: Las Sonatas (representan una alegoría de la vida humana: Sonata de Primavera, Sonata de Estío, Sonata de Otoño y Sonata de Invierno). El protagonista, el Marqués de Bradomín, es un “don Juan feo, católico y sentimental”. Su estilo es modernista, con una prosa rítmica, cargada de recursos poéticos y musicalidad.
Etapa de transición: aparece la trilogía La guerra carlista, que brinda una visión de la España tradicional (carlista) enfrentada a la liberal (republicanos). El estilo presenta un lenguaje desgarrado y bronco. En estas novelas ya se aprecia su evolución estética e ideológica.
Etapa esperpéntica: destaca Tirano Banderas, que constituye un interesante experimento en el género de la novela histórica. Muestra la alienación que provoca el poder y anticipa varias novelas sobre dictadores en Hispanoamérica. Ofrece características del esperpento que degradan la imagen de personajes y acciones. Y la trilogía El ruedo ibérico, una violenta sátira política del reinado de Isabel II, constituida por una serie de novelas que pretendían abarcar un período de 30 años. Solo concluyó dos novelas largas: La corte de los milagros y ¡Viva mi dueño!. Dejó de lado Baza de espadas. El estilo esperpéntico combina lo trágico con lo humorístico.
Etiquetas: Azorín, Generacion del 98, Miguel de Unamuno, Pio baroja, Valle-inclán
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