26 Feb

‘La Fundación’ de Buero Vallejo: Un Viaje entre Realidad y Ficción

La Fábula Trascendida: Género, Argumento y Significado

1. LA FÁBULA (género, argumento, temas, estructura, significado de la obra) Buero Vallejo subtituló La Fundación como «fábula en dos partes». A pesar del subtítulo, tanto la crítica como el propio autor consideraron la obra como una «tragedia», pues superaba el sentido de lo que es una «fábula» (“composición literaria, generalmente en verso, en que por medio de una ficción alegórica y de la representación de personas humanas y la personificación de seres irracionales, o bien inanimados o abstractos, se da una enseñanza útil o moral”) e iba mucho más allá porque el conflicto que plantea afecta al destino de los seres humanos. No son suficientes las referencias al ratón que lleva Berta y tiene el mismo nombre del protagonista o a los ratones enjaulados del cuadro del pintor Murray que contempla Tomás para adscribir la obra al género de la fábula por más que simbólicamente todos los personajes no sean sino ratones enjaulados.

Una Tragedia Esperanzada: Catarsis y Compromiso

La tragedia de Buero Vallejo es una tragedia esperanzada, pues el espectador experimenta la catarsis al reconocer los males que los personajes no consiguieron evitar, a la vez que se ve obligado a tomar parte en el conflicto y luchar contra los desastres que lo motivaron.

El Conflicto Central: Realidad vs. Ficción en Busca de la Verdad

El conflicto básico que la obra plantea a sus lectores y espectadores es el enfrentamiento entre la realidad y la ficción para obtener la verdad. En La Fundación el espectador va adquiriendo de forma paulatina conciencia de la realidad, al mismo tiempo que va recuperando la lucidez el protagonista de la obra, Tomás, que va percibiendo poco a poco la realidad y con él todos los lectores y espectadores van descubriendo que el inicial mundo idílico de la Fundación es falso, hasta la revelación total de la celda.

Estructura Narrativa: De la Fundación a la Libertad

La obra está estructurada en dos partes, compuestas cada una por dos cuadros, que desarrollan un argumento nítido que se sustenta en dos líneas básicas: de la fundación a la cárcel y desde la cárcel a la libertad. En la primera se produce el descubrimiento, coincidente con la enajenación de Tomás, de su condición de delator. En la segunda se prepara el plan de fuga, con un nuevo delator y un final abierto, en el que Tomás se redime al pasar a la acción, en busca de la verdad y la libertad.

Metáfora Escénica: La Prisión como Reflejo de la Vida Contemporánea

La obra es una nueva recreación del tema literario del enfrentamiento entre realidad y ficción en busca de la verdad. La metáfora escénica que equipara la prisión a un agradable centro de estudios trasciende la obra y se amplía a la vida del hombre contemporáneo. De la confortable institución en que el público se ha instalado al principio de la mano de Tomás se camina paso a paso hasta el desvelamiento total de la celda de la que, no obstante, nunca se ha salido. La crisis del concepto de lo real es un tema habitual en el teatro de Buero; ya no se puede creer ni en lo que en escena aparece, pues acaso sea todo ello una ilusión óptica, un “holograma”.

Alienación y Lucidez: El Triunfo de la Conciencia

Se trata de un caso muy claro de alienación que finaliza con el triunfo de la lucidez, lo que valdría como definición del sentido global de su dramaturgia. La Fundación aclara que la locura podría ser también un refugio, un nuevo modo de escapar, pues eso es lo que significa para Tomás, pero el loco debe dejar de serlo, porque también la locura es culpable, ya que hace ver lo que no es y ha de ser superada, porque el hombre debe encararse con los aspectos más duros de su situación real, por amargos que sean.

Reflexión sobre la Condición Humana: Prisión y Libertad

Sobre la situación de los cinco condenados se levanta una reflexión sobre la condición humana: el preso puede hallar el modo de fugarse y alcanzar la libertad, pero una vez fuera se dará cuenta de que todo es prisión. Asel, que es quien lleva el peso de este tema en la obra, reconoce que acaso la libertad y la vida toda sean “una inmensa ilusión”, pero el único modo de saberlo consiste en rechazar la inacción.

La Vida como Prisión: Cuestionamiento y Acción

La vida humana es prisión y sus barrotes pueden ser tan invisibles como los de la cárcel en que están encerrados Tomás y sus compañeros, pero que no por ello resultan menos consistentes. La vida sólo puede ser digna si se acepta lúcidamente esa condición, por lo que existe la necesidad de cuestionarse siempre y no dar nada por perdido: la crítica es una necesidad constante. Y se afirma que esta actividad reflexiva debe completarse dialécticamente con la acción. Al salir de una cárcel, de una Fundación, podrá pasarse a otra sólo un poco mayor, pero el cambio puede ser aceptable. Se defiende un futuro, quizás no idílico, pero tampoco desesperado. Es preciso luchar y vencer las sucesivas Fundaciones. La libertad absoluta no existe y siempre habrá una prisión, una limitación. La “verdad” está en la búsqueda de ese paisaje soñado, símbolo del futuro definitivamente apacible, que sólo podrá ser conseguido algún día si antes el hombre se sumerge en el túnel.

El Sueño: ¿Esperanza o Evasión?

Soñar plantea una perspectiva ambivalente, pudiendo ser una actividad positiva, pero también un desahogo estéril y engañoso. Cuando Tomás aún no está definitivamente curado, Tulio atraviesa por un momento de ilusionado optimismo, en el que reivindica el derecho a “soñar”. En el fondo todos se han vuelto de repente un poco locos, se han dejado inclinar hacia la actitud evasiva de Tomás y la dura realidad va a imponer al momento su ley con la entrada de los carceleros a por Tulio, lo que le permite al preso comprender lo ilusorio de su actitud anterior y por eso sus últimas palabras dirigidas a Tomás tratan de volverlo definitivamente a la realidad.

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