07 Mar
Los estados alterados de la conciencia se producen cuando los estados mentales difieren mucho de lo que es la conciencia normal de vigilia. Por conciencia normal de vigilia se entiende el estado mental que abarca pensamientos, sentimientos y percepciones que ocurren cuando estamos despiertos y relativamente atentos.
Algunos estados alterados de conciencia pueden producirse de forma natural y espontánea, como las ensoñaciones (soñar «despierto») o los sueños (cuando estamos completamente dormidos). También pueden ser causados o inducidos de forma voluntaria, como la hipnosis, la meditación o el consumo de drogas.
Variaciones Naturales de la Conciencia
Dormir y Soñar
Una persona pasa una media de 1/3 de su vida durmiendo. El sueño es el más evidente de nuestros ritmos biológicos internos. El tiempo que pasamos dormidos (sueño) y despiertos (vigilia) sigue un ciclo diario o circadiano. Éste está influido por la luz, de modo que los ciclos cambian a medida que los días se alargan o acortan según las estaciones. A lo largo del día varía el metabolismo, la acidez de estómago, la temperatura corporal, la presión sanguínea y el nivel de hormonas. Por ejemplo, la adrenalina (que interviene en el estado de alerta) alcanza su nivel máximo a últimas horas de la mañana, y luego va disminuyendo paulatinamente hasta la medianoche, cuando se reduce a un nivel muy bajo. En cambio, la melatonina (que interviene en el inicio del sueño) disminuye durante el día (la luz inhibe la producción de melatonina).
Estos ciclos pueden verse alterados por hechos como el desfase horario que se produce cuando se realizan vuelos transoceánicos (sufren lo que se conoce como jet lag o síndrome del cambio rápido de zona horaria) o cuando las personas deben cambiar de turno de trabajo pasando del turno de día al de noche. También con el cambio de horario invernal y el de verano. Estos cambios en el ciclo circadiano suelen provocar: insomnio y extrema somnolencia durante el día, irritabilidad, pérdida de peso, problemas de salud.
Gracias al electroencefalograma (EEG) tenemos la posibilidad de registrar y medir las ondas cerebrales. Esto ha permitido realizar un estudio científico del sueño. Hoy sabemos que el sueño se estructura en ciclos, sucesión de fases (4 + REM), entre 90 y 110 minutos y que en una noche, si descansamos de forma normal, se dan entre 4 y 5 ciclos de sueño.
Fases del Sueño
- Estado I o de sueño ligero
- Estado II y III o de sueño cada vez más profundo
- Estado IV o de sueño profundo: El cerebro emite ondas delta muy lentas. La frecuencia cardiaca, la respiración, la presión sanguínea y la temperatura corporal descienden al nivel más bajo. En este estado es difícil despertar al sujeto, y si se le despierta, estará confundido. En este estado profundo suele ocurrir el sonambulismo, la somniloquia y la enuresis. En los adultos jóvenes, el sueño delta ocurre en intervalos de 15 a 20 minutos, intercalado con sueño más ligero. Este sueño comienza a disminuir con la edad, pero sigue siendo el primero en comenzar cuando se pasa por una fase de privación de sueño.
- Estado de sueño paradójico o sueño REM. Aproximadamente una hora después de quedarse dormido, el sujeto empieza a pasar de la fase IV a la III y la II, y una vez más a la I, proceso que tarda 40 minutos. Pero en lugar de volver a la fase I entra en otro tipo de sueño. Los ojos se mueven rápidamente por debajo de los párpados cerrados y en el varón casi siempre aparece erección del pene. Las ondas cerebrales recobran su forma de la etapa 1, también aumenta la frecuencia cardiaca y la presión sanguínea, pero los músculos están más relajados que en otro momento y es muy difícil despertar al sujeto. Este es el sueño paradójico o REM (Movimientos Oculares Rápidos).
A este tipo de sueño se le llama paradójico porque, aunque las medidas de la actividad cerebral, la frecuencia, la presión y otras funciones fisiológicas se asemejan al estado de vigilia (alerta), el sujeto parece estar profundamente dormido y ser incapaz de moverse; los músculos voluntarios están totalmente paralizados. Es la etapa en la que se producen los sueños más vívidos.
Experimentos de privación de sueño demuestran su necesidad. Después de dos o tres noches sin dormir, el rendimiento empeora, cada vez se hacen más frecuentes los microsueños, períodos breves de ondas EEG lentas que disminuyen la atención. La falta de sueño produce estrés, irritabilidad, ansiedad y dificultad de concentración.
Si la privación de sueño continúa, pueden aparecer fenómenos tales como: soñar despierto, alucinaciones y, en algunas personas, delirios de persecución. Una noche de sueño restaura la normalidad. La primera noche se emplea principalmente la fase IV y la de sueño REM, lo que muestra la necesidad de recuperar la pérdida en ambas fases. La privación únicamente de la fase IV conduce a la depresión. La fase IV y el período REM tienen sus propias características bioquímicas. En el sueño profundo se producen grandes cantidades de hormona del crecimiento; esta regula el desarrollo corporal, estimula el crecimiento de los tejidos y los procesos de curación y disminuye el colesterol sanguíneo. Los niños necesitan largos períodos de fase IV para crecer adecuadamente, mientras que en los adultos su función principal es restauradora.
Por su parte, se cree que el sueño REM es fundamental para el desarrollo cerebral y la consolidación de recuerdos nuevos, así como su integración con los ya existentes. Esta hipótesis se apoya en el hecho de que la fase REM es mayor en los niños que en los adultos. Un recién nacido pasa unas 8 horas, casi la mitad del tiempo total, en el sueño REM; en cambio, los niños mayores y adultos pasan en él de 1 a 2 horas (entre un 20% o 25%).
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