07 Feb

Explorando los Reinos de la Divina Comedia

Purgatorio: reino de la esperanza, ya que los que habitan en él se han salvado, aspiran con certeza a ver a Dios y el sufrimiento para ellos, en una nueva vía de purificación, es una montaña de base trunca dividida en 3 zonas: antepurgatorio, purgatorio y paraíso terrenal.

Paraíso: reino de espíritu liberado de la carne. Del paraíso terrenal se asciende atravesando los nueve cielos, sobre los cuales está el cielo empírico donde se encuentra la figura de Dios.

Infierno: cono invertido formando círculos donde van los pecadores. Cuanto más profundo, más grave es el pecado; más duro es el castigo. Se considera un reino sin esperanza y de eterno dolor.

Dolce Stil Novo

Se basa en lo divino; lo espiritual va más allá de los amores humanos. Un ejemplo en la Divina Comedia es Beatriz, rodeada de alabanzas, celestialmente pura y bienaventurada.

Canto 1

Actúa como una introducción a la obra en la medida en que allí se anuncia el recorrido de Dante a través de los 3 reinos de ultratumba: paraíso, purgatorio e infierno. El sentido de su viaje es el único camino para la salvación del alma. Se anticipa la presencia de Beatriz (símbolo de la fe), su guía que lo conducirá por el paraíso, así como también Virgilio (símbolo de la razón), que lo guiará a través del purgatorio y del infierno.

Los elementos estructurales claves son: las alegorías de la selva, la colina, las alegorías de las 3 fieras, y el encuentro y diálogo con Virgilio. El canto se inicia con una metáfora célebre: “nell mezo del cammin di nostra vita”.

Ambiente Incierto

El autor nos introduce en un ambiente incierto en el que la realidad aparece desdibujada. El yo Dante, personaje, es a la vez un nosotros, y la selva en cuya oscuridad es transparente (ilusión al pecado) muestra la ausencia de luz divina. Una alegoría es como un encadenamiento de símbolos o como materialización de ideas abstractas entendidas de forma convencional. La Divina Comedia es, en su totalidad, una alegoría.

Alegorías en el Canto Primero del Infierno

El canto primero del infierno es el más claramente informativo de la Divina Comedia: en él se expone el motivo del viaje y se acumulan numerosas alegorías: la pantera, el león, la loba.

Dante recurre a esta tradición de carácter didáctico para representar a los enemigos que el hombre tiene en su ascenso hacia la virtud. La pantera, por belleza de su piel manchada y por la agilidad de sus movimientos, es una alegoría de lujuria. El personaje confía en la fiera; su belleza la hace más atractiva y no temible. De este modo, presenta Dante el proceso de tentación. La lujuria que ella representa se vincula al amor, aunque en forma inadecuada, de ahí el dominio que la pantera ejerce sobre Dante.

El autor ve a la lujuria con una particular benevolencia, ya que es el único pecado del amor. Dante admite a los lujuriosos en el purgatorio y es con profunda compasión que los ubica en lo alto del infierno. De las 3 bestias, la más hermosa es la pantera.

La figura del león se impone visualmente. Una característica esencial del estilo de Dante es la seguridad del trazado al presentar a sus personajes en una forma casi estatuaria. El león, con la cabeza erguida y un hambre rabiosa, representa alegóricamente a la soberbia. Su gesto sugiere el orgullo del que se sabe poderoso y goza al humillar a los demás. De ahí la observación de Dante: “hasta el aire parecía temerle”.

El Valor Simbólico del Número

También hay que destacar el valor simbólico del número en la triple aparición de las fieras. La tradición cristiana solía valorizar el número 3 como representativo de la Trinidad divina, y en la obra de Dante adquiere un valor clave.

La loba, entre las 3 fieras, es aquella en que se acumula mayor cantidad de elementos simbólicos: su delgadez, sus torpes deseos, la miseria que genera a su alrededor. Su aspecto crece de la dignidad del león o de la belleza de la pantera. La codicia, para Dante, es un vicio repulsivo y degradante; la codicia pretende una acumulación de bienes que no produce más beneficio que la posesión misma.

Pecados: En la obra de Dante, la razón de la elección de estos 3 vicios entre todos los que aquejan al hombre puede justificarse porque son los que el autor siente como más difundidos entre sus contemporáneos. La lujuria se vincula no solo a las pasiones carnales, sino a todos los placeres que pueda apetecer la sensualidad humana.

La soberbia implica el avasallamiento y la humillación del otro. La avaricia o codicia, presentados por Dante como los de mayor peligrosidad, se vinculan con todas las formas de engaño, en la medida en que la insaciabilidad propia de la loba no se detiene ante ningún delito, violencia, fraude o traición. La codicia, para Dante, es un vicio repulsivo y degradante; la codicia pretende una acumulación de bienes que no produce más beneficio que la posesión misma.

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