10 Abr
El lobo y el cordero:
Al mismo río habían venido un lobo y un cordero, obligados por la sed: arriba estaba el lobo, y mucho más abajo el cordero. Entonces el ladrón, incitado por sus insaciables fauces, alegó un motivo de disputa. «¿Por qué» dijo «me has vuelto turbia el agua, a mí que estoy bebiendo?» El corderillo, asustado, respondió: «¿Cómo puedo, te pregunto, hacer eso de lo que te quejas, lobo? De ti corre el líquido hasta mis sorbos». Atajado aquel por la fuerza de la verdad, dijo: «Hace seis meses atrás» dijo «me hablaste mal». Respondió el cordero: «En verdad yo no había nacido». «¡Por Hércules! Tu padre» dijo él «me habló mal». Y así, tras apoderarse de él, lo despedaza con injusta muerte.
El perro y la carne en el río
El perro que llevaba carne por el río: pierde merecidamente lo propio quien codicia lo ajeno. Un perro que nadaba por el río mientras llevaba carne vio en el espejo de las aguas su propia imagen, y pensando que otra presa era llevada por otro, quiso arrebatarla. Pero su codicia se vio engañada y soltó el alimento que sostenía en la boca y no pudo alcanzar el que deseaba.
La vaca, la cabritilla, la oveja y el león
Nunca es fiable la asociación con uno poderoso: esta fabulita confirma mi proposición. Una vaca, una cabritilla y una oveja que sufría de una afrenta fueron compañeros de un león en los bosques. Habiendo capturado un ciervo de gran corpulencia, una vez hechas las partes, el león habló así: «Yo tomo la primera porque me llamo león; la segunda me la adjudicaréis porque soy valiente; entonces, porque valgo más, me seguirá la tercera; si alguien toca la cuarta, se verá afectado por el mal». Así la maldad arrebató toda la presa.
La zorra y la máscara de teatro
Una zorra había visto por casualidad una máscara de teatro: «¡Oh, cuánta hermosura!» dijo «no tiene cerebro». Esto se dijo a aquellos a los que la Fortuna concedió el honor y la gloria y arrebató el sentido común.
El gorrión que advierte a la liebre
Mostremos en pocos versos que es necio no cuidarse a sí mismo y dar un consejo a otros: un gorrión insultaba a una liebre que, oprimida por un águila, profería un penoso llanto: «¿Dónde está» dijo «aquella conocida ligereza? ¿Por qué se han parado así tus pies?». Mientras habla, lo coge desprevenido un gavilán y, mientras clamaba con una queja vana, lo mata. La liebre moribunda dijo: «¡En consuelo de mi muerte! Tú que hace poco te reías de mis males, con similar queja deploras tu destino».
El lobo y la zorra siendo juez un mono
Quienquiera que una vez ha incurrido claramente en una fea mentira, aún si dice la verdad, pierde crédito. Esto lo atestigua una breve fábula de Esopo. Un lobo acusaba a una zorra de un delito de hurto; negaba aquella que ella estuviera cercana a la culpa. Entonces se sienta entre ellos en calidad de juez un mono. Habiendo uno y otra pronunciado su propio alegato, se dice que el mono pronunció la sentencia: «No parece que tú hayas perdido lo que reclamas, en cuanto a ti, creo que tú has sustraído lo que bien niegas.
Dos mulos y sus cargas
Iban dos mulos cargados con fardos; uno llevaba los talegos con dinero, el otro sacos llenos de mucha cebada. Aquel rico iba orgulloso con su carga, con el pescuezo erguido, y agitando en su cuello una sonora campanilla: su compañero le sigue el paso lento y tranquilo. De repente unos ladrones salen corriendo de sus guaridas y durante la refriega, dejan la vil cebada. Así pues, llorando el expoliado sus desdichas, dijo el otro: «En verdad me alegro de haber sido despreciado; en efecto, nada he perdido, ni me he visto perjudicado por una herida». Según este argumento, la pobreza de los hombres es segura; las grandes riquezas están sujetas a peligro.
Árboles para la protección de los dioses
Antiguamente los dioses escogieron los árboles que querían que estuvieran bajo su protección. La encina agradó a Júpiter, el mirto a Venus, el laurel a Febo, el pino a Cibeles y el álamo elevado a Hércules. Admirándose Minerva, preguntó por qué escogían los estériles. Júpiter reveló el motivo: para que no parezca que vendemos el honor con el fruto». «¡Por Hércules! Cada uno dirá lo que quiera; me es más grato el olivo por su fruto». Entonces el padre de los dioses y creador de los hombres, habló así: «¡Oh hija, con razón eres llamada sabia por todos! Si no es útil lo que hacemos, vana es la gloria». La fabulita enseña a no hacer nada que no sea de provecho.
El burro y los galos
El que nació desdichado, no solo pasa una vida triste, sino que también después de la muerte lo persigue la dura miseria de su destino. Los sacerdotes de Cibeles solían traer de un lado a otro para sus beneficios un asno, que llevaba los paquetes. Habiendo muerto este a causa del trabajo y los golpes, tras quitarle la piel se hicieron tambores. Preguntados después por uno, queridito suyo, qué habían hecho, hablaron de este modo: «Pensaba él que después de muerto estaría seguro: he aquí que muerto se acumulan sobre él otros golpes».
Sobre la zorra y las uvas
Una zorra, obligada por el hambre, intentaba alcanzar unas uvas en una alta parra, saltando con todas sus fuerzas; cuando no pudo alcanzarlas, retirándose dijo: «Aún no están maduras, no quiero cogerlas verdes». Quienes minimizan con palabras lo que no pueden hacer, deberán aplicarse este ejemplo.
Sobre los vicios de los hombres
Júpiter nos impuso dos alforjas: nos dio una repleta de los defectos propios tras la espalda, colgó otra cargada con los ajenos delante del pecho: en esta situación no podemos ver nuestros males, cuando otros delinquen somos censores.
Las riquezas son malas
Las riquezas con razón son odiosas para el hombre valiente, porque un arca rica sustrae la verdadera alabanza. Habiendo Hércules sido admitido en el cielo por su valor, saludado a los dioses que le felicitaban llegando, Pluto, que es hijo de la fortuna, desvió la mirada. Preguntó su padre el motivo. «Lo odio» dijo «porque es amigo de los malos, y porque al tiempo, puesto por delante el interés, todo lo corrompe.
La serpiente, la misericordia dañina
El que presta auxilio a los malos, tiempo después lo lamenta. Un hombre sobrellevó con paciencia a una serpiente que estaba rígida del frío, y él mismo la abrigó compasivo en su pecho contra sí: y en verdad, cuando se recompuso, mató al hombre inmediatamente. Preguntándole otra el motivo del crimen, respondió: «Para que nadie aprenda a servir provecho a los ruines».
El monte que estaba de parto
Un monte estaba de parto produciendo monstruosos gemidos, y había máxima expectación en el mundo. Y aquel parió un ratón. Esto se escribió para ti, que cuando prometes grandes cosas, no sacas nada.
Un calvo y cierto individuo igualmente privado de cabellos
Un calvo encontró casualmente un peine en la calle. Se acercó otro igualmente privado de cabellos. Y dijo: «¡Ea, hay cualquier beneficio en común!». Enseñó aquel el botín y añadió al mismo tiempo: «La voluntad de los dioses nos ha favorecido; pero por el lado envidioso hemos encontrado, como dicen, carbón en lugar de un tesoro». A quien la esperanza ha decepcionado, a este conviene la queja.
Un asno a una lira
Un asno vio una lira que yacía en un prado. Se acercó y tocó las cuerdas con la pezuña; sonaron tras ser tocadas. «Bella cosa, pero ¡por Hércules! Me ha salido mal» dijo «porque soy desconocedor del arte. Si la hubiera encontrado alguien más hábil, habría deleitado los oídos con cantos divinos». Así con frecuencia eliminan los talentos por una calamidad.
Prefijos
- ante-, delante de: antediluviano
- bi-/bis-: dos: bicípite
- circun-: alrededor: circunvalar
- ex-: fuera, más allá, privación, que ha dejado de ser: extemporáneo, excéntrico, exmarido
- extra-: fuera de, sumamente: extraordinario
- i-/in-: no: incapaz
- mini-: pequeño: minifundio
- minus-: menos: minusválido
- multi-: muchos: multiuso
- neo-: nuevo: neonato
- omni-: todo: omnisciente
- per-: a través de: percutáneo
- pluri-: varios: plurilingüe
- plus-: más: plusvalía
- pos(t)-: después: pos(t)bélico
- pre-: antes de: prenatal
- semi-: medio: semidiós
- sota-: debajo: sotabarba
- sub-: bajo: subcomandante
- super-: sobre: superéxito
- supra-: sobre: supranacional
- trans-: al otro lado: transalpino
- ultra-: más allá de: ultramar
- uni-: uno: unicornio
- vice-: en lugar de: vicepresidente
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