19 Jun
Se denomina Plateresco al estilo que abarca la última década del s. XV y la primera mitad del XVI, entre las últimas realizaciones del gótico flamígero hasta el afianzamiento de las formas propiamente renacentistas. El auge del gótico final y la fuerza de la tradición mudéjar impidieron la implantación plena del Renacimiento italiano con anterioridad. El término plateresco fue acuñado en el Siglo XVII al comparar la minuciosa decoración de este periodo con el oficio de los plateros y orfebres. Se caracteriza esencialmente por el uso abundante de los elementos decorativos, destacando la decoración menuda, que cubre las fachadas a modo de tapiz. Sus elementos carácterísticos son las formas ornamentales de candelieri, grutescos, cresterías, bucráneos y putti (cupidos), las columnas abalaustradas rematadas con capiteles corintios o compuestos decorados de modo fantástico, los arcos de medio punto y también los carpaneles de tradición gótica, los medallones con cabezas clásicas en las enjutas de los arcos, las pilastras y los paramentos almohadillados. En el interior se mantienen las estructuras góticas.
Correspondiente a un primer momento destaca el Colegio de Santa Cruz (Valladolid) obra de Lorenzo Vázquez de Segovia que incorpora el almohadillado de origen italiano; de este mismo autor es el Palacio de Cogolludo (Guadalajara). Toledo es otro centro de interés, destacando las obras de Pedro Gumiel, que integra las formas renacentistas con un claro mudejarismo (estilo Cisneros). Obras suyas son la Sala Capitular de la Catedral de Toledo y el Paraninfo de la Universidad de Alcalá. Otras obras destacadas en esta ciudad son el Hospital de la Santa Cruz, cuyo patio es obra de Alonso de Covarrubias. En Burgos Francisco de Colonia construye la Puerta de la Pellejería de la Catedral y Diego de Siloé realiza la Escalera Dorada, también en la Catedral.
Salamanca es la ciudad plateresca por excelencia, con numerosas e importantes obras como la fachada de la Universidad (1514-1529), el patio del colegio de los Irlandeses. Rodrigo Gil de Hontañón será el arquitecto más destacado; de él es el Palacio de Monterrey (1539-1566). Destacar también la fachada del convento de San Esteban (1530-1537), obra de Juan de Álava, autentico retablo en piedra.
Al mismo tiempo que se desarrolla el plateresco, se van implantando los gustos italianizantes. En este estilo predomina lo puramente espacial y constructivo sobre los elementos decorativos. Se recupera el arco de medio punto y las cubiertas con bóvedas de cañón. Los elementos decorativos son de procedencia arquitectónica (frontones curvos y triangulares, balaustres, columnillas). El resultado son edificios monumentales, sobrios y equilibrados.
Andalucía será el centro de esta corriente, destacando el Palacio de Carlos V (Granada), obra de Pedro Machuca, es el más clasicista de los edificios renacentistas, en su fachada destaca el almohadillado muy marcado y en su interior, el patio circular donde predominan las formas clásicas y la sencillez de líneas. Diego de Siloé realiza la Catedral de Granada, donde usa la columna clásica y convierte la Capilla Mayor en circular, coronándola con una cúpula. De él es también la catedral de Málaga. Andrés de Vandelvira continúa la línea de Siloé, destacan las catedrales de Baeza y Jaén, en esta última ensaya las cúpulas vaídas. Rodrigo Gil de Hontañón realiza la fachada de la Universidad de Alcalá de Henares. Alonso de Covarrubias diseña el Hospital de Afuera o de Tavera (Toledo).
ESCULTURA
El proceso de introducción de las formas renacentistas en la escultura fue idéntico al de la arquitectura: en un primer momento se produjo una convivencia de las formas góticas con las renacentistas, pero poco a poco las nuevas formas se fueron imponiendo. La presencia de artistas italianos y la importación de obras favorecerá la difusión de la estética renacentista.
Sus carácterísticas se centran en los siguientes aspectos:
Predominio absoluto de la temática religiosa. La labor escultórica se centra fundamentalmente en los retablos, las sillerías y los sepulcros.
Los retablos: Adquieren dimensiones e importancia mayor, es como un traslado de las fachadas que se simplifican. Mantienen la función didáctica, atraen la atención de los fieles, excitando el sentimiento religioso. Se estructuran en un basamento o predella, las calles separadas por columnas y los cuerpos por entablamentos, se rematan con un ático, en el que casi siempre encontramos un calvario. Se realizan en madera policromada (técnica del estofado: se recubría la madera con yeso, luego se sobrepone una capa de oro y después de pintado se raspaba para sacar los dorados).
Las sillerías: Se sitúan en la nave central, son cerradas salvo por el lado del altar mayor y suelen tener dos pisos. La parte alta se remata con un guardapolvo y la parte central se corona con un ático. Se realizaban en madera no policromada (nogal).
Los sepulcros: Podían ser exentos o adosados, en ellos el personaje aparece tumbado como dormido o recostado (solo en los adosados). Abandonan el tema de la muerte como motivo decorativo, utilizándose medallones con bustos, conchas o grutescos. El material utilizado era el mármol o el alabastro.
Gran expresividad derivada de la escultura gótica.
Entre los materiales destacó especialmente el uso de la madera, tallada y policromada, de menor coste y con mayores posibilidades de Realismo y expresividad. También se utilizó la piedra (mármol y alabastro) y el bronce
EL GRECO (1541-1614)
Nacíó en Creta, que por aquel entonces pertenecía a la república de Venecia. Su nombre era el de DomenikosTheotokopoulos. En obras posteriores aún pueden observarse reminiscencias de un estilo bizantino tardío. Su pincelada es rápida y espontánea, importándole más el color que la forma. Sacrifica la anatomía a la expresión. Enél se evidencia el alargamiento de figuras (espiritualización) y el horror vacui (pavor a los espacios vacíos),. Tales carácterísticas pueden asociarse con el manierismo. Gusta de las figuras inestables, los colores ideales y el juego de luces como algo etéreo e intangible. Sustituye los paisajes por cielos con luz de tormenta. El tema religioso ocupa casi toda su atención. Su visión intensamente personal se asentaba en su profunda espiritualidad, de hecho, sus lienzos evidencian una atmósfera mística.
Primeras obras en Venecia y Roma: Alrededor del año 1560, se trasladó a Venecia, donde permanecíó hasta 1570. Recibíó una gran influencia de Tiziano y Tintoretto. Las obras de este periodo veneciano demuestran que había asimilado el colorido de Tiziano, además de la composición de las figuras (escorzos) y la utilización de espacios amplios y de gran profundidad, carácterísticas de Tintoretto. Durante los años de estancia en Roma, de 1570 a 1576, continuó inspirándose en los italianos. La influencia de la calidad escultural de la obra de Miguel Ángel es evidente. A esta época corresponden La expulsión de los mercaderes del Templo y las primeras versiones de El expolio.
Etapa en España: En 1576 se traslada a España instalándose en Toledo. Pronto recibíó el primer encargo el retablo de la iglesia de Santo Domingo el Antiguo y se puso a trabajar en La Trinidad. La labor de El Greco como retratista fue muy significativa. Uno de los máximos exponentes es el famoso cuadro El caballero de la mano en el pecho. Deseaba ingresar en el circulo de pintores de Felipe II. Para conseguirlo envió diversas pinturas al rey Felipe II, pero no agrado su pintura al rey. Sólo realizó para el monasterio de El Escorial el cuadro San Mauricio y la legión tebana. De esta época son sus obras más personales: El expolio, obra hecha para la sacristía de la Catedral de Toledo, presenta una espléndida imagen de Cristo con una túnica de un rojo intenso, rodeado por los que le han prendido. La Trinidad. Y especialmente El entierro del conde de Orgaz, para la iglesia de Santo Tomé de Toledo. Esta obra, muestra el momento en que San Esteban y san Agustín introducen en su tumba a ese noble toledano del Siglo XIV. En la parte superior el alma del conde asciende al paraíso poblado de ángeles, santos y personajes de la política de la época. Junto a estas obras podemos señalar las series de apóstoles, La anunciación a la Virgen, Martirio de San Pedro…
Última época: En las obras que realizó desde la década de 1590 hasta su muerte puede apreciarse una intensidad casi febril. El bautismo de Cristo y La adoración de los pastores, parecen vibrar en medio de una luz misteriosa generada por las propias figuras sagradas. Los personajes de La adoración, aparecen envueltos por una vaporosa niebla, que puede observarse en otras obras de su última época. Los temas de la mitología clásica, como el Laoconte, y los del Antiguo Testamento, atestiguan la erudición humanista de El Greco y cuán brillante e innovador era el enfoque que daba a los temas tradicionales.
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