20 Ene

La primera verdad: «YO PIENSO ,LUEGO SOY »

Tras la fase de duda llega el descubrimiento de la primera verdad, yo pienso, luego soy, una verdad evidente que no admite discusión. Aquí queda claro que la duda no era escéptica porque ya ha encontrado un primer principio verdadero y los escépticos, que niegan la existencia de la verdad, no pueden rebatir ésta tan evidente, tan clara y distinta: si pienso soy, si dudo soy, si me engañan los sentidos soy, si sueño soy… Hay un sujeto pensante al que le ocurre todo esto.

El lenguaje que emplea Descartes en el Discurso del Método tiene comoprotagonista al yo, escribiendo frecuentemente en primera persona: yo pienso, yo dudo, yo sueño, yo tengo unos sentidos engañosos… Hace filosofía desde la subjetividad, desde el punto de vista del sujeto.

Pensar es todo acto de conciencia, es todo aquello que ocurre en mí y soy consciente de ello. Es decir, entender, querer, imaginar, dudar, sentir… Son actividades propias del pensamiento.

En esta verdad: pienso, luego soy está el primer fundamento del edificio de la filosofía que se propone construir Descartes, es decir la evidencia de su alma como sustancia pensante -aquella realidad que causa sus pensamientos, y como paradigma de la evidencia, requerida por la primera regla del método.


EL MÉTODO

Descartes se da cuenta de que para guiarse en el conocimiento necesita un método, una forma de proceder sistemática y ordenadamente. Sabe que muchos errores se producen por falta de orden mental y de método.

El método consiste en un conjunto de reglas fáciles para llegar a la verdad y nunca tomar lo falso por verdadero, empleando correctamente las operaciones mentales: la intuición y la deducción. Método significa camino a seguir, es el modo de proceder fácilmente, con las herramientas adecuadas, con orden, sin error al razonar y con el objetivo de llegar a la certeza del conocimiento. El método cartesiano consta de cuatro reglas:

1a Evidencia. Sólo admitir lo evidente a la razón, todo aquello que es claro y distinto, lo inconfundiblemente verdadero y aquello de lo que no se puede dudar. Para ello es preciso evitar la precipitación y la prevención, los dos extremos que entorpecen el camino del conocimiento hacia la verdad.

2 Análisis. Consiste en descomponer o dividir el problema en partes pequeñas para estudiar mejor cada una de ellas buscando la mejor solución. Se procede de lo complejo a lo simple. (Es lo más parecido a lo que hoy entendemos por un análisis de sangre, se separan los ingredientes del compuesto).

3a Síntesis. Proceso inverso al anterior, ir de lo simple a lo complejo. Ahora, se trata de recomponer ordenadamente esas partes estudiadas para llegar al conocimiento de lo más complicado. (Siguiendo con el ejemplo anterior, sacamos conclusiones de los ingredientes estudiados: cantidades de glóbulos, deficiencias en minerales, elementos extraños, sustancias nocivas, etc.).

4 Enumeración-revisión. Se trata de comprobar y controlar todo el proceso haciendo recuentos y revisiones completos para estar seguro de que no falta nada.

Descartes convierte el método en una cuestión clave y central de su pensamiento, entiende que sin una metodología adecuada es imposible filosofar.


DUDA Metódica

Una herramienta eficaz de la filosofía cartesiana para llegar a la verdad es la duda. Esa es la forma de someter a prueba su teoría del conocimiento, si se supera la desconfianza respecto al conocer entonces se puede llegar a la seguridad que proporciona la certeza. Rompíó deliberadamente con el pasado, con la tradición y con la autoridad, guiado por el firme propósito de empezar de cero.

Esta duda es metódica, no escéptica, se duda como método, como táctica o estrategia para llegar al verdadero conocimiento. Y como el objetivo es la verdad, aunque todavía no la tenga, espera llegar a alcanzarla. Los escépticos negaban la existencia de la verdad, Descartes no niega la verdad y confía en alcanzar ese objetivo usando su razón.

La duda es universal, duda de todo lo que es posible dudar. En primer lugar, duda del valor del conocimiento sensible: los sentidos engañan, a veces, y puede ser que engañan siempre. Estos están bajo sospecha de falsedad, por lo que no son fiables, y su información no es válida ni segura para el entendimiento.

Desconfía de los sueños, muchas veces se confunden las pesadillas con la realidad, en otras ocasiones es difícil distinguir el sueño de la vigilia: y ¿si la vida fuera un sueño en el teatro del mundo?
… Tengo derecho a dudar, ahora mismo y siempre, si estoy dormido o despierto.

Esta duda preliminar es provisional, no definitiva, y preliminar, sirve de fase previa al verdadero conocimiento. Su propósito en el fondo es «duda y acertarás», desea proceder desde la desconfianza hasta la seguridad en la verdad. Aparentemente la duda supone destrucción; pero, en este caso, es limpieza y purificación para construir mejor el pensamiento filosófico.

También es posible dudar de la propia razón cuando razona mal, cuando se precipita al juzgar o cuando comete errores al realizar simples operaciones de cálculo matemático y cuando se producen paralogismos: razonamientos falsos que parecen verdaderos, pero que se dan sin mala fe y sin intención de engañar.


La duda es hiperbólica, es decir tan completa que llega a la exageración de plantear la posibilidad hipotética de que exista un genio maligno, es decir, un Dios malo y engañador que se complacería en confundir mis pensamientos. Esta figura imaginaria la presenta Descartes en sus Meditaciones Metafísicas.

En definitiva, la duda es sistemática porque responde a un cierto orden, a una selección y a una finalidad deliberada. Duda de todo aquello de lo que se puede dudar, con lo cual sólo salva las verdades que son indudables.


CONOCIMIENTO

El conocimiento es posible gracias a la razón. Esta facultad de razonar es la cosa mejor repartida del mundo y aunque todos los hombres tengan ingenio no todos lo usan del mismo modo.

No importa que los sentidos engañen y no nos fiemos de ellos. Basta con aplicar bien la razón, distinguiendo lo verdadero de lo falso.

La primera idea evidente, clara y distinta «yo pienso» es una idea que procede de mi razón y por lo tanto es fiable. Está en mi mente desde siempre, es como si naciera conmigo y creciera conmigo a lo largo de mi vida. A este tipo de ideas claras y distintas, que no proceden de la experiencia externa, les llama innatas.

Las ideas innatas no están acabadas ni en acto cuando somos niños, sino que están virtualmente. Han sido puestas en mi mente por el autor de la naturaleza y se van desarrollando con nosotros a lo largo de la vida, independientemente de la experiencia sensible. Esta explicación la dará Descartes para responder a las críticas que recibíó.

Hay otro tipo de ideas que proceden de la experiencia exterior e interior, de las sensaciones del mundo o del propio cuerpo (hambre, calor…) son pasajeras porque vienen y van. Estas ideas son confusas y por lo tanto no son fiables, se denominan adventicias.

Otro tipo de ideas proceden de mi propia mente, son fruto de mi imaginación y de mis ilusiones, surgen de la combinación de ideas adventicias y pertenecen al mundo de la ficción. Tampoco son ideas fiables y se denominan facticias.

Intuición y deducción son las claves del conocimiento cartesiano, por la primera captamos intelectualmente lo evidente y por la segunda concluimos verdades nuevas.

Descartes establece una comparación gráfica entre el conocimiento y el árbol de la sabiduría. Las raíces serían la metafísica, el tronco del árbol se asemejaría a la física y las ramas corresponderían a la mecánica, la medicina y la ética.


La unidad de todo el conocimiento se basa en la invención del método natural de la razón, que por eso es universal, se extiende a todas las ciencias. El sueño de Descartes en la noche del 10 de Noviembre de 1619 consistíó en el descubrimiento de los fundamentos de una ciencia admirable, una ciencia universal: unificar todas las ciencias siguiendo el modelo analítico deductivo de las matemáticas, la certeza, el orden y la claridad que ofrece esta ciencia son los que deben imitar todas las demás (incluida la filosofía).

Descartes recuerda que las matemáticas fueron la ciencia más sólida, útil y segura de todas. Y fueron muy importantes sus aportaciones a la geometría analítica y a la formulación moderna del álgebra.

Todos los cuerpos del universo son matematizables, es decir medibles, ponderables, calculables. Son realidades extensas que pueden encuadrarse y ser objeto de estudio analítico dentro de los ejes de coordenadas del espacio. Por otra parte, el método analítico deductivo, que basa el conocimiento en la evidencia intuitiva y deductiva, se aplica también en la Metafísica a la demostración de la existencia y al conocimiento racional de las realidades inmateriales, como la sustancia infinita o la sustancia pensante. Con la misma certeza analítica, también deducimos la existencia y otras perfecciones de Dios analizando su correspondiente idea. El mismo método racional ha de aplicarse a las distintas ciencias, pues por una y la misma razón hace Geometría al analizar un triángulo y se ocupa de Dios o del alma al hacer Metafísica.


  1. Hombre, Dios y mundo

En síntesis, los tres temas claves de la metafísica cartesiana y de la modernidad son: el hombre, Dios y el mundo.

1. El hombre

El hombre es la uníón de dos sustancias: el alma (res cogitans) y el cuerpo A (res extensa)


La uníón de ambas sustancias no es necesaria; yo podría pensar, aunque no tuviera cuerpo, podría ser un espíritu pensante.

El pensamiento es lo que convierte al hombre en un ser superior al cielo, la tierra y todo lo material que no piensa. El valor del pensamiento es mayor que toda la inmensidad de la extensión.

El ser humano es similar a una máquina con un dispositivo pensante: el cuerpo es como una máquina extensa compuesta de piezas móviles y el alma es la parte pensante, la más importante.

Descartes dará una solución fisiológica al problema de la comunicación entre las sustancias en el hombre.
La localización de la glándula pineal, en el centro del cerebro, es la hipótesis sin verificar que le sirve a Descartes para situar el punto de uníón entre el alma y el cuerpo.
La interacción de ambas sustancias independientes deja espacio a la libertad, ya que el alma, como sustancia pensante, queda diferenciada del mecanicismo corporal.


2. Dios

Tras el descubrimiento del yo se plantea la existencia de Dios.
Descartes no propone pruebas originales, sino que acepta los siguientes argumentos de la tradición filosófica anterior. La presencia en mí de la idea de Dios demuestra su existencia, siendo yo un ser finito tengo en mí la idea de infinito, porque el ser infinito la puso en mí.

Si concibo en mi mente la idea de un ser mayor que el cual nada puede ser pensado, entre sus perfecciones tiene que estar la de existir, pues de lo contrario no sería el ser más perfecto que pueda pensarse y habría otro ser por encima de él y más perfecto que existiría realmente.
Dios tiene todas las perfecciones y no le puede faltar la existencia, porque entonces dejaría de ser el ser perfecto.
Dios existe en el pensamiento y en la realidad, ya que existir sólo en el pensamiento es menos perfecto que existir en la realidad.
Para Descartes, Dios es tan evidente para la razón como una demostración de geometría.

Seguidamente, si todo efecto tiene causa entonces yo soy causado y no soy causa de mí mismo porque, si así fuera, me hubiera dado todas las perfecciones, cosa que no ha ocurrido. Si yo fuera causa de mi mismo yo no sería contingente, sería un ser necesario, yo sería Dios, lo cual no es cierto.

Es tan evidente que hay Dios como el hecho de que el que piensa es un ser pensante, de esta manera


3. Mundo

Para saber con certeza que el mundo existe, no basta con verlo y tocarlo, ya que los sentidos me pueden engañar. ¿Cómo sé que el mundo que piso es real? ¿No será una ilusión más de mis sueños o fruto de mi imaginación? Sólo la veracidad de Dios, el ser perfecto que no engaña, me garantiza la existencia del mundo que él ha creado. Si Dios mintiera, toda la revelación podría ser una farsa, pero como Dios es perfecto, no puede ser falaz. El mundo extenso, físico y material es la tercera idea innata, otra idea clara y distinta que ha estado presente en mi mente desde siempre.

El mundo es una sustancia extensa finita, es como un gran mecanismo compuesto por máquinas, y los engranajes de ese mecanismo del mundo son los planisferios. Las plantas son máquinas, los animales son máquinas autómatas sin razón, también los cuerpos humanos (distintos de sus almas) son como máquinas y se comportan como tales. Descartes experimento con cadáveres para desentrañar los secretos de su mecánica interna y aplicarlos a la medicina.

El alma humana no forma parte de esa maquinaria del cuerpo pues es otro tipo de sustancia

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