En los años cuarenta el teatro fue el género que más sufríó las consecuencias de la dictadura, pues nuestros mejores dramaturgos marcharon al exilio y la censura impidió que entrasen las innovaciones de Europa. Se trata de un teatro poco interesante y conservador, limitado por la ideología burguesa del momento. Es un teatro de representaciones, más que de creación. Se representaba, así pues, un teatro a gusto del público, cómico , folclórico-musical e histórico-político .

Entre las representaciones que destacan pueden mencionarse el drama burgués y el teatro de humor. El primero es seguidor de la comedia benaventina, sentimental y con una leve crítica social y transmisor de las ideas franquistas. El segundo presenta una renovación del teatro con un humor cercano al absurdo y lo inverosímil. Uno de los dramaturgos es Miguel Mihura, Tres sombreros de copa.

El teatro realista de protesta sirve como instrumento de denuncia y refleja los problemas del momento , aunque muchas de estas obras no se estrenan. Uno de los dramaturgos que destacan es Alfonso Sastre. Su teatro es una denuncia de las injusticias sociales y de la situación política de España.

En su obra se pueden distinguir tres etapas

La tímida relajación de la censura provoca la entrada en los años sesenta de un movimiento de renovación caracterizado por un acercamiento al teatro extranjero y por la posibilidad de introducir un teatro vanguardista, que apenas se desarrolló en esta década. En esta tendencia, surgen grupos de teatro independiente y autores individuales, que se muestran críticos y ofrecen novedades escénicas. Muchas de estas obras no se representan . Francisco Nieva escribe un teatro muy vanguardista, que denuncia la represión moral sobre el individuo, con un lenguaje Barroco y personajes simbólicos o históricos.

Su teatro se clasifica en furioso, de farsa y calamidad y de crónica y estampa. Ligado al grupo literario de los ‘postistas’ de finales de los cuarenta y principios de los cincuenta, su teatro va a caminar por la senda de lo surrealista, lo onírico, lo fantástico y lo imaginativo. El propio dramaturgo ha subdividido su obra en «teatro de crónica y estampa», «teatro de farsa y calamidad» y «teatro furioso». Exiliado en Francia desde 1955, sus obras se encuadrarían dentro del llamado «teatro pánico» y pretenden ser un teatro total que exalta la libertad creadora y persigue la provocación y el escándalo del espectador.

Muchos de estos grupos vanguardistas se afianzan en los setenta, asentados sobre las premisas de la improvisación, la creación colectiva y la ruptura de las convenciones escénicas, y cambiaron el teatro de nuestro país de un modo radical. Es un teatro en el que destaca la creación colectiva y la improvisación. El fin de la dictadura trajo una serie de expectativas para el teatro que fueron decayendo. Por un lado, se tiende al teatro institucional subvencionado, que da a conocer nuestro mejor teatro.

Un importante fenómeno del teatro español posterior a 1975 fue la creación de instituciones teatrales que dependen de instancias oficiales, tanto del estado como de las comunidades autónomas o municipios. Así, en 1978 se creó el Centro Dramático Nacional y, posteriormente, El Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas y la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

Etiquetas: Artes escénicas, Porque Maquiavelo independizo la política de la moral