09 Sep
El teatro en los años 40 estará condicionado por el asesinato de García Lorca, la muerte de Unamuno y Valle-Inclán y el exilio de muchos literatos que dejaron a los nuevos autores sin figuras de referencia; todo esto sumado a la censura franquista. Como consecuencia, el teatro se caracterizará por la preferencia a la comedia y su carácter de evasión y escapista.
Se desarrolló la comedia burguesa, un teatro amable, tomando de modelo obras de Benavente. Sus representantes son figuras como el propio Jacinto Benavente o Joaquín Calvo Sotelo. Es un teatro estéticamente convencional e ideológicamente conservador para entretener al espectador, sin menciones a la guerra y cuyo tema principal era la búsqueda de la felicidad, la infidelidad o los celos, el autoengaño, o los buenos sentimientos. Sin embargo algún autor escribíó sobre dramas morales o tesis que causaron gran polémica.
Anterior a este y a la Guerra Civil, en España cuajó la comedia del disparate, la cual se siguió cultivando. Se trataba de un humor absurdo, de raíz vanguardista, ajeno a la realidad de la época. Los representantes de este género fueron :
Miguel Mihura fue el fundador y director de la revista “La Codorniz”, escribíó la obra “Tres sombreros de copa”, la cual abríó las puertas a la comedia del disparate, y donde se pone en cuestión dos modelos distintos de sociedad. Se caracteriza por la acumulación de objetos inútiles, juegos con el lenguaje o situaciones disparatadas.
Enrique Jardiel Poncela, autor de “Usted tiene ojos de mujer fatal” también posee los rasgos de este teatro, diferenciado por los sucesos inverosímiles, agudeza verbal o eliminación de elementos castizos. Más tarde se enemistó de los literatos exiliados debido a su adhesión a Franco.
Los tres grandes dramaturgos exiliados fueron:
Rafael Alberti, quien durante el exilio escribíó “El adefesio”, una tragedia con elementos esperpénticos y simbólicos; y “Noche de Guerra en el Museo del Prado”, ejemplo de su poesía poética,
Alejandro Casona, director del Teatro del Pueblo durante la República. Durante su exilio escribíó sus mejores dramas como “La dama del alba”, un teatro cargado de poesía y misterio donde se refleja el conflicto entre la fantasía y la realidad y la presencia de personaje como la Muerte o el Diablo.
Max Aub escribíó a obra de “San Juan” donde denuncia la pasividad de las potencias occidentales ante la tragedia de los judíos.
Durante los años 50 surge el teatro comprometido con la realidad social y política, que se encuadra entre el posibilismo de Antonio Buero Vallejo cuyo fin es hacer que el público cuestione sus circunstancias vitales, y el teatro de agitación de Alfonso Sastre donde se denuncia explícitamente la injusticia social y la situación política.
Antonio Buero Vallejo es el autor más destacado de la segunda mitad del Siglo XX en España. Con su teatro, pretende que el espectador tome conciencia de la trágica condición del ser humano en una existencia de incertidumbre y dolor. Sus obras admiten una lectura en clave social. Era excombatiente republicano y pasó siete años en la cárcel. Sus rasgos principales eran el uso de personajes históricos, los elementos simbólicos y los efectos de inmersión que sitúan al espectador en la conciencia de los propios personajes.
Alfonso Sastre irrumpe en la escena teatral con “Escuadra hacia la muerte”, influenciada por el pensamiento existencialista y la cual fue censurada tras tres representaciones. Se entiende como una tragedia antibelicista y una reflexión hacia el peso de la libertad y de los actos. Tras esta, Sastre evoluciona a un teatro de agitación social y político.
Otros autores a destacar son Laura Olmo con “La camisa” que ins¡daga en la emigración , la miseria y la marginalidad. José Martín Recuerda y su obra “Las salvajes de puente San Gil” evidenciando la inmigración y el barbarie. José María Rodríguez Méndez y “Los inocentes de la Moncloa” y por último Ricardo Rodríguez Buded, autor de “La madriguera”.
En los años 60 se desarrolló el teatro experimental influenciado por el teatro del absurdo y el de la crueldad, y el Surrealismo. Los autores fundamentales en este género eran:
– Fernando Arrabal quien primero se desarrolló en Francia, fundando el Movimiento Pánico, un teatro provocador, simbólico, con parábolas, provocador, diálogos poéticos o incoherentes y la importancia de signos no verbales, destacando su obra “Pic-nic”.
– Francisco Nieva y su teatro furioso, cuyas obras no pudieron ser estrenadas hasta después de la muerte de Franco. Critica la España tradicional y propugna la transgresión y la liberación de los instintos. Entre sus obras se encuentra “Pelo de tormenta”.
También se hallan autores como José Ruibal con “El hombre y la mosca” , o Martínez Mediero y “El convidado”.
A partir de los años 70 con la llegada de la democracia se transformaron las estructura del teatro, donde conviven distintas tendencias, escenarios de sucesivas generaciones de actores, dramaturgos y directores, dificultando la posibilidad de encontrar similitudes entre estos. Encontramos el apoyo institucional por parte de las Administraciones del Estado y la pérdida del dramaturgo y el texto dramatizado, lo que provoca por ejemplo la aparición de grupos de teatro independiente. Econtramos a autores como José Sanchís Sinisterra con “¡Ay, Carmela!”, Ana Diosdado y su obra “Olvida los tambores”, José Luis Alonsode Santos con “Bajarse al moro” y Paloma Pedrero, autora de “Resguardo personal”.
Finalmente cabe mencionar a figuras tales como Fernando Fernán Gómez “Pareja para la eternidad”, Fermín Cabal y “Esta noche gran velada”, Adolfo Marsillach autor de “Yo me bajo en la próxima ,?Y usted?” y finalmente Ignacio Amestoy quien escribíó “Ederra”.
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